Cayetano Rivera: "He aprendido a amar al animal que mat¨® a mi padre"
El torero nos abre las puertas de la finca familiar al tiempo que habla sin remilgos sobre su profesi¨®n, pol¨ªtica y antitaurinismo. Cayetano aparca el capote y responde cada pregunta sin torearla
En la plaza impera el silencio, pero cuando nadie los ve, los toreros hablan por los codos. La transmisi¨®n oral es una parte fundamental de su formaci¨®n y por eso, al caer la tarde, la cuadrilla de Cayetano Rivera Ord¨®?ez se re¨²ne en el sal¨®n de un viejo cortijo para conversar mientras contempla uno de esos v¨ªdeos te?idos del grano nost¨¢lgico de las grabaciones caseras de los ochenta. Sin sonido directo, suena un pasodoble empastado con las im¨¢genes de una faena del torero Tom¨¢s Campuzano. Al hilo de las im¨¢genes, disertan sobre tener personalidad. ¡°Tener sello¡±, dicen. Cruzan an¨¦cdotas, historias de desplantes, de fuerzas y de debilidades. ¡°Fue mejor torero de lo que ¨¦l nunca supo¡±, sentencia Curro V¨¢zquez sobre el protagonista del v¨ªdeo. El exmatador de Linares, t¨ªo pol¨ªtico de Cayetano, es, desde que tom¨® la alternativa el 26 de marzo de 2005, su apoderado. ¡°Nadie cre¨ªa en m¨ª, pero ¨¦l siempre ha estado a mi lado¡±, dice el representado acerca de su representante.
Me enfado cada vez que escucho hablar, como hac¨ªa en su campa?a Podemos, de la protecci¨®n al toro bravo prohibiendo las corridas. Que me expliquen c¨®mo lo van a hacer porque en todos los pa¨ªses donde se han prohibido los espect¨¢culos taurinos el toro bravo ha desaparecido
El hijo de Paquirri y de Carmina Ord¨®?ez, el hermano de Francisco Rivera Ord¨®?ez y de Kiko Rivera, el torero que coquete¨® con el cine, que fue imagen de Armani y de Loewe, est¨¢ encerrado con su cuadrilla en la casa que su abuelo, Antonio Ord¨®?ez, construy¨® en Ronda con el prof¨¦tico nombre de El Recreo de San Cayetano.
All¨ª el diestro se prepara a conciencia para la que ha sido su vuelta a los ruedos. Arranc¨® el 6 de marzo en Castell¨®n y d¨ªas despu¨¦s, en La Feria de Fallas, cort¨® dos orejas y sali¨® a hombros de la plaza. Eran los primeros frutos del duro entrenamiento con su cuadrilla y con V¨¢zquez, el hombre que le trata como a un hijo y declara sin pudor que, si fuera por ¨¦l, Cayetano no volver¨ªa jam¨¢s a torear: ¡°Yo estoy aqu¨ª, a su lado, pero a m¨ª no me gusta que vuelva. No lo paso bien. Pero no hay remedio: todos los toreros volvemos. Es as¨ª. Es muy dif¨ªcil desengancharse de esto¡±.
No le pido explicaciones al anti taurino, respeto que no le gusten los toros, se la exijo al pol¨ªtico porque a m¨ª s¨ª que me preocupa el toro. ?Van a poner subvenciones m¨¢s altas para garantizar su supervivencia? Eso no lo dicen y yo quiero saberlo
Sentado en la cocina, en el rinc¨®n que ha visto ¡°m¨¢s juergas¡± de la casa, Cayetano Rivera Ord¨®?ez (Madrid, 1977) le quita importancia al miedo y alude a la figura que se reproduce en cuadros y fotos por todas las paredes, Antonio Ord¨®?ez: ¡°Mi abuelo nunca hablaba de s¨ª mismo, se quitaba importancia. Recuerdo que dec¨ªa que nunca hab¨ªa conseguido hacer su faena so?ada. Era un gran hombre. Yo le quer¨ªa mucho, me gustaba pasar tiempo a su lado, su presencia me impon¨ªa. Al morir mi padre ¨¦l se convirti¨® en una figura paternal para m¨ª. Desde que tengo uso de raz¨®n guardo recuerdos de este lugar. Todas mis vacaciones las pasaba aqu¨ª, fue donde aprend¨ª a montar en bicicleta, donde jug¨¢bamos a los sanfermines y donde pude disfrutar mucho de su compa?¨ªa¡±.
Hay fotograf¨ªas antiguas; algunas de m¨¢s de un siglo, junto a decenas de cuadros de toros, trofeos, platos de cer¨¢mica y, en la galer¨ªa central, dos ¨®leos enormes del abuelo vestido de matador. Pero quiz¨¢ el mayor tesoro de la casa est¨¢ sumergido en un pozo, en el patio de la entrada. All¨ª est¨¢ enterrado Orson Welles (1915 - 1985). Ese es el lugar donde el c¨¦lebre cineasta pidi¨® descansar el resto de su vida. Su hija Beatrice, cumpliendo sus deseos, traslad¨® las cenizas de su padre en 1987, y all¨ª permanecen, en el sitio donde el ap¨¢trida actor (¡°un hombre no pertenece al lugar donde nace, sino a donde escoge morir¡±, sol¨ªa decir el director de Ciudadano Kane) vivi¨® algunos de los mejores momentos de su vida.
¡°He visto muchas veces a mi abuelo brindando y echando un poco de la copa al suelo por el t¨ªo Orson, as¨ª le llamaban todos. Hablaban mucho de ¨¦l, pero nunca tuve mucha conciencia de qui¨¦n era hasta que crec¨ª. Es curioso, cuando estaba estudiando cine en Los ?ngeles la profesora cont¨® una vez en clase que sus cenizas estaban enterradas en M¨¢laga. Recuerdo que estuve a punto de levantar la mano y decir que yo sab¨ªa d¨®nde, que estaban en Ronda, en la casa de mi abuelo. Pero por verg¨¹enza no lo hice, pens¨¦ que me tomar¨ªan por loco. Todav¨ªa hay mucha gente que nos pide permiso para venir, muchos cin¨¦filos. Nosotros seguimos contando con la autorizaci¨®n de su hija, con la que tenemos mucha amistad, y ella nunca se niega¡±.
El mayor tesoro de la casa est¨¢ sumergido en un pozo, en el patio de la entrada. All¨ª est¨¢ enterrado Orson Welles. Ese es el lugar donde el c¨¦lebre cineasta pidi¨® descansar el resto de su vida
El cine fue su primera opci¨®n de vida, hasta que su relaci¨®n con el toro, traum¨¢tica por la muerte de su padre, cicatriz¨®. ¡°Estuve tiempo trabajando en producci¨®n y me encantaba ese mundo. Era un trabajo inestable, pero era un tipo de vida que iba mucho conmigo. Esa mezcla de intensidad e incertidumbre realmente me gusta¡±.
Pero la figura tot¨¦mica del toro, asegura, acab¨® con todo lo dem¨¢s. ¡°Es raro. Mi relaci¨®n con el animal ha sido muy cambiante. Yo perd¨ª a mi padre por un toro y en ese momento lo ¨²nico importante para m¨ª era esa p¨¦rdida. Yo culpaba al animal, pero por suerte mi educaci¨®n hizo que dejara de odiarle. Aprend¨ª a quererlo, a respetarlo y ahora a protegerlo. Es algo que muy poca gente entiende, y ahora mucho menos, pero yo me siento muy orgulloso de los valores que me han inculcado¡±.
Esos valores, explica, hablan de esfuerzo, trabajo y respeto a las tradiciones. ¡°El triunfo y el ¨¦xito se consiguen a base de sacrificio. M¨¢s all¨¢ del coraje, lo m¨¢s importante es el trabajo. Es una profesi¨®n que requiere mucha dedicaci¨®n, por el enorme desgaste f¨ªsico y mental. Arriesgamos nuestra existencia en ella, le dedicamos todo nuestro tiempo y nuestra vida. Aunque solo fuera por eso, me gustar¨ªa que nos respetaran un poco m¨¢s¡±.
Preocupado por el futuro de la tauromaquia, cree que es necesario introducir cambios en la forma de presentar el mundo del toro. ¡°Se est¨¢n haciendo cosas, a nivel individual y de grupo. Cada uno intenta aportar su granito de arena. Yo he participado en un documental sobre la vida del torero, otros organizan tentaderos pr¨¢cticos con chavales, charlas...¡±.
Reunidos en la Fundaci¨®n Toro de Lidia, ¨¦l y otros matadores pretenden que su vida deje de ser un coto cerrado. ¡°Antiguamente era un mundo muy herm¨¦tico, pero los tiempos cambian y ahora queremos abrir puertas, que la gente conozca al toro, que vean que no tenemos nada que esconder. Es dif¨ªcil de explicar la conexi¨®n del torero y del ganadero con ese animal, ni yo mismo s¨¦ explicarlo con la profundidad necesaria, pero si la gente se acercase sin prejuicios a nosotros entender¨ªa que dedicamos toda nuestra vida a ese animal¡±.
Sin embargo, lo que m¨¢s le irrita es la falta de claridad pol¨ªtica sobre el asunto. ¡°Me enfado cada vez que escucho hablar, como hac¨ªa en su campa?a Podemos, de la protecci¨®n al toro bravo prohibiendo las corridas de toros. Prohibirlo para protegerlo carece de sentido. Simplemente, que me expliquen c¨®mo lo van a hacer porque en todos los pa¨ªses donde se han prohibido los espect¨¢culos taurinos el toro bravo ha desaparecido. As¨ª de simple. ?Van a poner subvenciones m¨¢s altas para garantizar su supervivencia? Eso no lo dicen y yo quiero saberlo. No le pido explicaciones al antitaurino, respeto que no le gusten los toros, se la pido al pol¨ªtico. Es m¨¢s, lo exijo, porque a m¨ª s¨ª que me preocupa el toro¡±.
Yo no disfruto matando el toro, disfruto tore¨¢ndolo. Matarle a espaldas del p¨²blico ser¨ªa m¨¢s c¨®modo, pero no tendr¨ªa sentido. La espada es un acto de fe, de valor, es el ¨²nico momento en el que el torero carga contra el toro
Ante la posibilidad de que los toros en Espa?a acaben siendo como en Portugal, donde no mueren en la plaza, su respuesta es clara: ¡°Yo no disfruto matando el toro, disfruto tore¨¢ndolo. En Portugal es una tradici¨®n, en Espa?a y los dem¨¢s pa¨ªses donde hay toros, no. Me parecer¨ªa una hipocres¨ªa, es m¨¢s justo para el toro que yo arriesgue mi vida para acabar con la suya. Matarle a espaldas del p¨²blico ser¨ªa mucho m¨¢s c¨®modo, pero no tendr¨ªa sentido. La espada es un acto de fe, de valor, es el ¨²nico momento en el que el torero carga contra el toro. No cerrar as¨ª la faena es quitarle toda su verdad¡±.
Durante casi dos a?os se ha dado un respiro para dedicarse a otros proyectos. Tiene una fundaci¨®n (Yo ni?o) cuyas actividades (la pr¨®xima, el 4 de junio, ser¨¢ una carrera de obst¨¢culos ben¨¦fica en Ronda) est¨¢n destinadas a la escolarizaci¨®n infantil. Tambi¨¦n es socio de varios negocios, uno inmobiliario en M¨¢laga, otro de aviones privados y otro m¨¢s de hosteler¨ªa en el centro de Madrid. ¡°Estuve dos a?os sin torear nada, ni en el campo, no quer¨ªa caer en la tentaci¨®n y lo evit¨¦ del todo. Necesitaba alejarme. El d¨ªa de mi ¨²ltima corrida colgu¨¦ la espada y la muleta y en un a?o ni las toqu¨¦. Pero esta es una profesi¨®n muy intensa, no hay nada que llene ese vac¨ªo, as¨ª que sent¨ª la necesidad de empezar otra vez¡±.
Un regreso para el que ha necesitado un entrenamiento f¨ªsico, otro t¨¦cnico y, quiz¨¢ el m¨¢s importante, un tercero mental. Es decir, del gimnasio al campo y del campo a la tertulia y el silencio. ¡°La preparaci¨®n mental es permanente. Es estar metido en los toros todo el d¨ªa. Imaginando faenas, viendo pel¨ªculas de toros, metido en la conversaci¨®n taurina. Cuando ocurre esto, me cierro m¨¢s, como un ermita?o. Desaparezco del mapa. No me entero de nada. Como mucho, veo una pel¨ªcula. Es algo muy solitario. No soy mani¨¢tico, ni supersticioso, pero me gustan ciertas cosas, como pasar tiempo en el campo. El d¨ªa de la corrida tengo rutinas establecidas, pero si no las hago tampoco me vuelvo loco. El d¨ªa antes de torear, por ejemplo, me gusta ir al cine, en sala y no en casa. El toro es una monta?a rusa de emociones y hasta las cinco de la tarde no es f¨¢cil que pase el tiempo. El mismo d¨ªa me gusta estar solo en la habitaci¨®n, pero el anterior me sienta bien ver una pel¨ªcula. Pero nada de dramas, eso s¨ª, algo que no me haga pensar demasiado¡±.
Rivera asegura que la soledad supone una parte muy importante de la vida de cualquier torero: ¡°Ni me asusta ni me agobia. En esta profesi¨®n te alimentas de tus propios sue?os e ilusiones y eso requiere estar solo¡±. Una soledad que conoce bien Curro V¨¢zquez, que en un principio no quiso ser su apoderado. Sin embargo, como nadie m¨¢s cre¨ªa en ¨¦l acab¨® comprometido con la carrera de Cayetano: ¡°Saqu¨¦ todos mis conocimientos para ayudarle¡±, explica. ¡°Me gustaba su personalidad, su temple, el empaque, su buen gusto. Eso destacaba mucho en ¨¦l. Y su valor, claro. Para torear como lo hace ¨¦l hay que tener mucho valor. Esta es una profesi¨®n muy dif¨ªcil, con mucho riesgo, y yo he sufrido mucho con ella. Es una profesi¨®n de enormes altibajos. Te hundes. Pero hablar de toros y de toreros ayuda mucho, yo le cuento lo que me contaban los diestros mayores, y as¨ª siempre¡±, explica.
¡°Para m¨ª¡±, a?ade Cayetano, ¡°es important¨ªsimo que Curro haya sido torero, porque muchas veces es dif¨ªcil entender qu¨¦ nos pasa por la cabeza, los d¨ªas sin dormir, las preguntas, cosas que solo conoce quien lo ha vivido. ?l sabe lo que me tiene que decir y eso es muy importante. Yo siempre he pensado que la figura del apoderado tiene que ser alguien que te aporta total y absoluta confianza. Dejas mucho en sus manos. Y yo conf¨ªo y espero que Curro est¨¦ a mi lado hasta el d¨ªa que decida no vestirme m¨¢s de luces. Es un pilar fundamental en mi vida, en lo personal y profesional. Su concepto del toreo es a lo que aspiro yo¡±.
Con la formulaci¨®n de este ¨²ltimo sue?o, Cayetano se despide para seguir junto a su cuadrilla. La conversaci¨®n se diluye en el silencio para cubrir con su solemne manto el viejo cortijo. ¡°Somos una peque?a familia. Eso es lo m¨¢s importante en la plaza. La cabeza fr¨ªa y el coraz¨®n caliente. Nos entendemos con la mirada porque todo ocurre muy r¨¢pido. A la hora de la verdad ya no hay nada que decir¡±. Y as¨ª, sin m¨¢s que comentar, se aleja el torero y su cuadrilla, como los vaqueros al final en las pel¨ªculas del Oeste.
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