Yo prob¨¦ la 'Viagra' en crema y esto es lo que pas¨®
Un periodista experimenta el ¨²ltimo remedio con el objetivo de mejorar su vida sexual y la de su pareja. Este es el resultado, paso por paso
La disfunci¨®n er¨¦ctil siempre ha sido el tal¨®n de Aquiles de la sexualidad masculina. Ya en el siglo XVI, Fernando el Cat¨®lico sol¨ªa comer potaje de test¨ªculos de toro, pues en aquellos tiempos se ten¨ªa la falsa creencia de que ingerir genitales de animales bravos aumentaba la virilidad. Pero en el siglo XXI, cuando la disfunci¨®n er¨¦ctil afecta al 19 % de los hombres entre 25 y 70 a?os, la industria farmac¨¦utica ha buscado y encontrado remedios mucho m¨¢s eficaces: el m¨¢s popular es Viagra, la pastillita azul de la que, seg¨²n el fabricante Pfizer, se han dispensado m¨¢s de 24 millones de unidades desde 1998. Y eso sin contar con la infinidad de suced¨¢neos que circulan por el mercado negro, consumidos por hombre j¨®venes y sanos que, no obstante, desean asegurar su erecci¨®n a toda costa.
Yo mismo, var¨®n de 42 a?os, sin problemas sexuales pero obviamente con menos potencia de la que ten¨ªa a los 22, he probado un par veces la Viagra. La pastilla es muy eficaz, pero, al menos en m¨ª, tuvo efectos secundarios molestos: enrojecimiento facial, ardor de est¨®mago o dolor de cabeza. Por eso, cuando supe que el laboratorio Casen Recordati hab¨ªa inventado una ¡°Viagra¡± en crema sin contraindicaciones ni secuelas, decid¨ª probarla. Se llama Virirec y a continuaci¨®n veremos si es tan potente como la pintan. Esta es mi experiencia...
Fase 1: visito al ur¨®logo
El Virirec no es un producto que crezca en los ¨¢rboles ni que vendan ¨Cde momento¨C en las esquinas. Para conseguirlo, te lo tiene que recetar un m¨¦dico. As¨ª que pido cita con el doctor Juan Carlos Ruiz de la Roja, especialista en urolog¨ªa y director del Instituto Urol¨®gico Madrile?o. El doctor me recibe amablemente y me felicita por mi decisi¨®n: solo un 20 % de los hombres se deciden a acercarse a un ur¨®logo a hablar de un tema tan espinoso como los gatillazos; la verg¨¹enza o la dejadez son las causas principales de estos bajos porcentajes.
Yo mismo, var¨®n de 42 a?os, sin problemas sexuales pero obviamente con menos potencia de la que ten¨ªa a los 22, he probado un par veces la Viagra en pastilla. Ahora voy a compararla con la crema
Le explico mi caso al doctor: de un tiempo a esta parte, no tengo tanto control sobre mi virilidad como sol¨ªa tener. As¨ª que me gustar¨ªa probar algo, a ver si de verdad produce erecciones de jabato, sea cual sea tu situaci¨®n f¨ªsica o estado mental.
Lo primero que hace el m¨¦dico es verificar mi estado de salud. En principio, todo el mundo puede usar esta crema pero, como dice el doctor, ¡°si a una persona le ha dicho el cardi¨®logo que hay determinados ejercicios que no puede hacer, debe tener cuidado. Porque a ti no te da un infarto por tomar Viagra o aplicarte Virirec, te da porque haces un esfuerzo superior al que puedes hacer en circunstancias normales¡±. Le pido que me haga un retrato robot del usuario medio de esta crema y me informa: ¡°Un hombre que empieza a tener problemas de erecci¨®n, que no tiene una erecci¨®n lo suficientemente fuerte o duradera como para mantener relaciones sexuales satisfactorias. La edad no es demasiado relevante, porque hay personas j¨®venes diab¨¦ticas, o que padecen hipertensi¨®n, o depresi¨®n, o que est¨¢n tomando antidepresivos que de pronto no logran tener erecciones¡±.
Fase 2: consigo la receta
Parece que hacerse con una receta es pan comido. Tras asegurarle al m¨¦dico que no tengo ninguna raz¨®n de peso para no usar el f¨¢rmaco, el doctor busca el papelito que me dar¨¢ v¨ªa libre para comprarlo. Mientras rellena y firma la receta, me cuenta: ¡°Desde que sali¨® en el mes de mayo de 2015, he recetado bastante¡±. Por el momento, los pacientes est¨¢n tolerando muy bien el producto, sin molestias ni efectos secundarios: en Canad¨¢ lleva ya dos a?os y no ha habido quejas, y ahora est¨¢ implant¨¢ndose con fuerza en Inglaterra, Francia y Espa?a.
Con mi receta en el bolsillo, me despido del ur¨®logo y salgo del centro de salud, contento.
Fase 3: compro la codiciada crema
Al d¨ªa siguiente, bajo a adquirir el producto a una c¨¦ntrica farmacia madrile?a. No es tan f¨¢cil como parece. En la primera botica que pregunto est¨¢ agotado, y la dependienta me asegura: ¡°Se vende mucho, tenemos encargadas m¨¢s cajas, pero no nos han llegado a¨²n¡±. En la segunda tampoco lo tienen, pero a la tercera va la vencida y puedo al fin hacerme con ¨¦l: la caja sale por 46,83 euros e incluye cuatro aplicaciones. Es casi un tercio m¨¢s barato que la Viagra, que vale entre 10 y 25 euros cada pastilla. En fin, como dijo John Wesley, ¡°gana todo lo que puedas; ahorra todo lo que puedas; da todo lo que puedas¡±.
Fase 4: me informo bien sobre el producto
Como buen gallego, soy desconfiado por naturaleza. As¨ª que antes de untarme la crema le abro un expediente. Por lo visto, esta crema es el ¨²ltimo eslab¨®n de una larga cadena de estudios cient¨ªficos y pruebas m¨¦dicas. Desde hace a?os, las inyecciones y supositorios de alprostadil se usan para tratar ciertos tipos de disfunci¨®n er¨¦ctil en los hombres. Este vasodilatador act¨²a relajando los m¨²sculos y vasos sangu¨ªneos del pene, para mantener suficiente cantidad de sangre en este y desencadenar la erecci¨®n.
Como en estos momentos no tengo pareja, quedo con una amiga-con-derecho-a-roce que no se asustar¨¢ ni de los excesos ni de los defectos provocados por el diab¨®lico f¨¢rmaco
Le doy un telefonazo al doctor Ruiz de la Roja para que me d¨¦ detalles sobre unas inyecciones que no estoy dispuesto a probar: ¡°Lo cierto es que provocaban ¨®ptimas erecciones, pero la gente se pinchaba el producto y a los tres o cuatro meses lo dejaba porque, evidentemente, es muy inc¨®modo y doloroso tener que andar pinch¨¢ndote en el pene cada vez que tengas una relaci¨®n sexual. Adem¨¢s, si lo usaban personas que no tuvieran problemas sexuales corr¨ªan peligro de sufrir priapismo¡±.
Conscientes de estos defectos, los laboratorios se pusieron manos a la obra para lograr unos resultados parecidos y una forma de aplicarlo m¨¢s c¨®moda. Al cabo de un tiempo (?eureka!) destilaron un gel que actuaba a nivel local y ayudaba a fortalecer la erecci¨®n. Una vez testado en individuos de diferentes edades y circunstancias, dieron luz verde a su comercializaci¨®n. Lo llamaron Virirec porque Viagra ya estaba pillado.
Fase 5: quedo con una chica
Para hacer la prueba de fuego con la Viagra en crema es conveniente disponer de una pareja. Como en estos momentos no tengo pareja, quedo con una amiga-con-derecho-a-roce que no se asustar¨¢ ni de los excesos ni de los defectos provocados por el diab¨®lico f¨¢rmaco. Como es algo t¨ªmida, prefiere permanecer en el anonimato. La llamaremos ¡°Margarita¡±.
Nada m¨¢s llegar a su casa, le pido a mi amiga que me deje meter la caja de la crema en su nevera. Seg¨²n el prospecto, el medicamento puede aguantar hasta 72 horas a temperatura ambiente, pero por si las moscas vamos a mantener la crema entre 2 y 8 grados y sin congelar, que es como se conserva mejor.
Antes de pasar a mayores, Margarita sirve un par de copas y bebemos mientras hablamos de lo divino y lo cremoso. Le digo que no me importa beber unas copas, al ser de uso t¨®pico, este producto se puede combinar con todo tipo de bebidas y comidas. A ver si es verdad.
Fase 6: me aplico el producto
Entro en el ba?o de Margarita y sigo las instrucciones del prospecto al pie de la letra. Antes de proceder, me lavo las manos con agua y jab¨®n. Despu¨¦s, retiro el envase AccuDose de la bolsa. Veo con horror que es una especie de mini-jeringuilla de pl¨¢stico, pero suspiro de alivio porque no tiene aguja. Separo la tapa del aplicador y me quedo unos segundos mirando la jeringa: me da un poco de grima echarme la crema¡ ¡°Venga, todo sea por la ciencia¡±, me digo. Presiono el glande y ensancho su abertura, colocando la punta del aplicador sobre ella, sin insertarla. Por ¨²ltimo, empujo el ¨¦mbolo hacia abajo hasta expulsar toda la crema del aplicador. Una vez abierto el envase hay que usar todo el producto, as¨ª que nada de guardar un poquito para despu¨¦s, porque se estropea. O eso dicen.
Visiblemente excitado, abrazo a Margarita. Ella se r¨ªe y me besa
La crema est¨¢ muy fr¨ªa. Sostengo el pene en posici¨®n vertical hasta que la absorbe toda. Extiendo el exceso de producto sobre la piel que rodea al meato con la punta del dedo. A los pocos segundos, noto un ligero, agradable y c¨¢lido hormigueo. Me tumbo en la cama junto a Margarita y, sin tocarnos, esperamos a que la sustancia me haga efecto.
Fase 7: hacemos el amor (y no la guerra)
Hoy he cenado un par de hamburguesas regadas con abundante vino, ya voy por la tercera copa y por el quinto cigarrillo. A¨²n as¨ª, a la media hora de aplicarme la crema empiezo a notar los primeros s¨ªntomas de una poderosa erecci¨®n. Hay usuarios que notan los efectos al cabo de cinco o diez minutos, yo he tardado el m¨¢ximo, quiz¨¢s por mis malos h¨¢bitos. Visiblemente excitado, abrazo a Margarita y recuerdo las sabias palabras del ur¨®logo: ¡°Aumenta la vascularizaci¨®n a nivel del pene y, en consecuencia, la erecci¨®n¡±. Margarita se r¨ªe y me besa.
Tras los proleg¨®menos, donde descartamos la felaci¨®n porque no es conveniente ingerir la crema, nos embarcamos en un coito de una hora aproximada. Me cuesta m¨¢s de lo normal llegar al orgasmo y, tras ¨¦l, la erecci¨®n no baja del todo. As¨ª que descansamos un cuarto de hora y nos enzarzamos en un segundo asalto, que dura algo menos. En total, la sesi¨®n dura alrededor de una hora y tres cuartos.
La crema funciona a las mil maravillas, y eso que no existe entre mi pareja y yo demasiada pasi¨®n, ni v¨ªnculos emocionales m¨¢s all¨¢ de una sana amistad. Podemos decir, pues, que el experimento ha sido un ¨¦xito: esta crema es la crema.
Fase 8: descansamos y hablamos
Exhaustos por el ejercicio l¨²brico, Margarita y yo nos recostamos en la cama fumando un cigarrillo a medias. Como no hay amor, hablamos de qu¨ªmica. Le cuento que es un producto revolucionario, m¨¢s que por sus efectos, por su forma de aplicarse, totalmente local, algo que aumenta su tolerancia y minimiza los efectos secundarios. Tambi¨¦n le digo que el ¨¦xito de la crema ha sido tan grande que ya est¨¢n fabricando algo similar para la mujer.
Exhaustos por el ejercicio l¨²brico, Margarita y yo nos recostamos en la cama fumando un cigarrillo a medias. Como no hay amor, hablamos de qu¨ªmica
Margarita da un bote en la cama y exclama: ¡°?Una Viagra en crema para chicas? ?Pero si a nosotras no nos hace falta!¡±. Eso es lo que t¨² te crees: la mujer no tiene problemas de erecci¨®n, pero s¨ª de falta de deseo. O sea, que el hombre quiere pero no puede y la mujer puede pero no quiere. Y si la crema masculina aumenta el riego local a nivel del pene, el femenino estimular¨¢ el riego vaginal, provocando un aumento de la lubricaci¨®n y disparando la libido. ¡°Y, dime, ?t¨² has notado mucha diferencia entre el sexo con crema y sin crema?¡±. "Bueno, algo s¨ª. Sobre todo, que suelo necesitar precalentamiento visual, oral o manual para funcionar, pero con esto la erecci¨®n ha sido autom¨¢tica".
Eso s¨ª, la crema no hace milagros
Ni es afrodis¨ªaca, ni aumenta el tama?o del pene, ni ¡°cura¡± la disfunci¨®n er¨¦ctil de forma definitiva. Pero si un hombre est¨¢ con un tono vital bajo, o tiene estr¨¦s o quebraderos de cabeza, al aplicarse esta crema y mejorar sus erecciones, es muy probable que ello aumente su calidad de vida. Porque, querida Margarita, seg¨²n un estudio de la Universidad de Queens, el sexo estimula la actividad de varios ¨®rganos del cuerpo, entre ellos el coraz¨®n, y eso hace que la respuesta er¨¦ctil mejore. Por cierto, a¨²n quedan tres dosis en la nevera. ?Repetimos?
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