Piel de bote
El Instituto Tecnol¨®gico de Masachussets ha inventado una ¡°piel artificial rejuvenecedora¡± que te quita 20 a?os de encima durante 24 horas
La llevo siempre en la botica del bolso por si los imprevistos, junto al Omeprazol anti¨¢cido, el Paracetamol antimigra?as y el Lorazepam por si los ataques de p¨¢nico. Una tonter¨ªa, una ampollita de nada, un chutecillo de autoestima y, adem¨¢s, me quito cuando quiera. Un par de mililitros de un mejunje que venden a precio de uranio enriquecido y que, aplicado sobre lo que queda de tu jeta al final de la jornada, te plancha el cutis un par de horas extras. Efecto flash, le llaman. Y te deja flasheada, en efecto. Te lija las patas de gallo, te difumina el c¨®digo de barras, te deja cara de estupefacta y, para cuando la piel acaba de chup¨¢rselo, el espejo te dice que pareces cinco minutos m¨¢s joven y te vienes arriba t¨² solita, que ya vendr¨¢ la cuesta abajo. Ilusiones ¨®pticas, pero de ilusi¨®n tambi¨¦n se vive.
El Instituto Tecnol¨®gico de Masachussets ha inventado una especie de film como el de cocina, perd¨®n, una ¡°piel artificial rejuvenecedora¡± a base de no se qu¨¦ pol¨ªmeros que, aplicado sobre el rostro, te quita 20 a?os de encima durante 24 horas. Pues vale. Otra droga a la droguer¨ªa. Si ya est¨¢bamos las rubias y los morenos de bote, los yonquis de la imagen podremos adem¨¢s ser j¨®venes de bote si nos llega para comprar la dosis. En los d¨ªas en que los mercachifles nos venden chicas con dos pies derechos porque as¨ª queda m¨¢s mono y vamos nosotros y se las compramos, los males sin demanda pueden esperar sentados a que alguien los investigue. El problema es que, por muy de seda que nos luzca el pellejo, al final del d¨ªa somos eso: monos una pizca m¨¢s evolucionados que los de National Geographic. Sudamos, sufrimos, envejecemos y, cuando nos quitamos los parches, nos quedamos desnudos, ateridos y solos. Nada nuevo pues bajo la lluvia de mayo. Lo de la piel de pl¨¢stico fino ya lo cantaba Radio Futura el pasado milenio. Y lo del muro de metacrilato que no nos deja olernos ni manosearnos, Kiko Veneno.
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