Motel Bates, a la conquista de Nueva York
LO DIJO Freud, el arte es infantil y regresivo, una forma no neur¨®tica de satisfacci¨®n sustitutiva. Incapaces de abandonar el para¨ªso maternal, hombres y mujeres pasan de jugar con sus heces a crear la sinfon¨ªa Pat¨¦tica?o darle la vuelta a un urinario. Esto es lo que debi¨® de pensar Cornelia Parker (Cheshire, 1956) cuando le encargaron una obra espec¨ªfica para la terraza del Metropolitan Museum of Art de Nueva York. La artista brit¨¢nica, conocida por explosionar edificios y crear nubes de metales aplastados (vajillas, cuberter¨ªa), ha encogido en un aleph?¨Cen forma de casa vitoriana¨C el aerodin¨¢mico skyline?manhattaniano. Transitional Object (PsychoBarn)?es una nueva conquista del aire en la ciudad de los rascacielos, pero esta vez no por medio de gr¨²as y m¨¢quinas, sino a trav¨¦s de la domesticaci¨®n del espacio vertical y de la regresi¨®n a las ¨¢reas escondidas del superyo?cultural americano.
PsychoBarn?es un macabro dulcificado, un re-set?cinematogr¨¢fico compuesto por una doble fachada hecha a escala casi real de una t¨ªpica casa americana, exactamente el mismo decorado que emple¨® Alfred Hitchcock para el rodaje de Psicosis?en 1960, ya saben, la casa del terror del asesino taxidermista que confundi¨® a su madre con la cortina de una ba?era. El maestro del thriller?psicol¨®gico se habr¨ªa inspirado a su vez en el cuadro de Edward Hopper House by the Railroad?(1925), propiedad del MOMA, para conseguir el efecto uterino de la mansi¨®n donde la madre gobierna nuestras pulsiones primarias.
Parker crea su objeto transicional?a partir de las tesis del psicopediatra D. H. Winnicott, en las que afirma que los juguetes de peluche proporcionan placer y seguridad al ni?o frente a la ausencia paterna. Al contrario que Norman Bates, que asume la personalidad de la madre celosa con un masoquismo er¨®geno, la artista propone utilizar la carga simb¨®lica de una casa como sustituto de la condici¨®n de autoalienaci¨®n permanente que produce la ciudad del futuro, con su horizonte acristalado de formas fomentadas por la concupiscencia del capital. El cuerpo de la ciudad ¨Cel cuerpo femenino¨C interpretado como falta s¨®lo puede ser sustituido por una sombr¨ªa pantalla (la fachada del Motel) donde se refleja la cr¨®nica de nuestros antiguos contactos sensoriales con las calles y los acuerdos con sus gentes.
Con esta casa encantada que corona una de las colecciones m¨¢s apreciadas y visitadas del mundo, Cornelia Parker mistifica el arte de las grandes instalaciones en el museo. En su cr¨®nica para The New York Times,?Roberta Smith sugiere que PsychoBarn?es probablemente la mejor pieza que se ha hecho para los jardines del Met desde su apertura, hace 19 a?os. Tendr¨¢ el ¨¦xito de p¨²blico asegurado, por su desconcertante vacuidad y su posibilidad de extra?amiento. En parte tambi¨¦n por el cuidado y perfecci¨®n de su factura, a cargo de algunos de los mejores escen¨®grafos de Broadway, que han reciclado las l¨¢minas desgastadas de color rojo de un viejo granero en desuso para cubrir las paredes exteriores. El consuelo imaginario siempre espera en un motel.
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