Un 'big bang' reformador
Pasar de un Estado clientelar a otro m¨¢s transparente y meritocr¨¢tico no se consigue con un par de leyes y la introducci¨®n de alguna instituci¨®n copiada, digamos, de un pa¨ªs escandinavo
La persistencia de un Estado clientelar, con todas las distorsiones que alberga y con el alejamiento de la meritocracia que conlleva, deteriora la calidad democr¨¢tica, perjudica la eficiencia econ¨®mica y reduce la igualdad de oportunidades.
Un Estado clientelar dominado por pautas no meritocr¨¢ticas es una suerte de equilibrio de baja calidad que la clase pol¨ªtica no quiere superar, para no perder cotas de poder, y en el que la ciudadan¨ªa acaba por sentirse c¨®moda procurando beneficiarse de los frutos de tan retorcido ¨¢rbol y adoptando sus c¨®digos de conducta. Pasar de ese equilibrio a uno de mayor calidad, en el que los Gobiernos gestionen con transparencia los bienes p¨²blicos, sin proporcionar bienes privados a minor¨ªas, y en el que los ciudadanos adopten las conductas de una sociedad meritocr¨¢tica y exijan rendici¨®n de cuentas a los pol¨ªticos, no se consigue con un par de leyes y la introducci¨®n de alguna instituci¨®n copiada, digamos, de un pa¨ªs escandinavo. Estas medidas parciales ser¨ªan r¨¢pidamente fagocitadas por las pr¨¢cticas del Estado que se quiere reformar. Es necesario un aut¨¦ntico big bang reformador.
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Ser¨ªa deseable un acuerdo amplio de las fuerzas pol¨ªticas sobre regeneraci¨®n institucional, que no s¨®lo llevar¨ªa a revertir el proceso de decepci¨®n y desconfianza que est¨¢ experimentando la ciudadan¨ªa, algo muy positivo en s¨ª mismo, sino que mejorar¨ªa la transparencia y calidad de la acci¨®n pol¨ªtica y del marco en el que los espa?oles desarrollamos nuestras actividades econ¨®micas y de otro tipo. Facilitar¨ªa, adem¨¢s, las reformas sectoriales necesarias para modernizar el Estado (de las Administraciones p¨²blicas, la justicia y la educaci¨®n), pues crear¨ªa un escenario en donde ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil doblegar las resistencias corporativas que se puedan presentar.
Los procesos de regeneraci¨®n institucional se han producido hist¨®ricamente tras haber alcanzado un consenso entre una parte sustancial de la sociedad civil y un conjunto relevante de la clase pol¨ªtica sobre la necesidad del cambio (Inglaterra y Estados Unidos en el ¨²ltimo tercio de siglo XIX), a veces como apuesta colectiva de modernizaci¨®n tras la crisis provocada por una derrota b¨¦lica (Suecia y Dinamarca en fechas similares). No s¨¦ si el consenso necesario es suficientemente s¨®lido en Espa?a. En el pasado oto?o parec¨ªa que s¨ª. Ahora est¨¢ menos claro. La polarizaci¨®n electoral que se observa, la sensaci¨®n de que se ha arrinconado la necesidad de regeneraci¨®n y el escaso castigo electoral a la impunidad mostrada en el pasado reciente no parecen buenos s¨ªntomas.
Se han limitado o vaciado de contenido los organismos de supervisi¨®n creados
En la Espa?a actual es especialmente evidente que el avance no puede consistir en promulgar algunas leyes y crear nuevos organismos de supervisi¨®n, porque buena parte de la degeneraci¨®n espa?ola es la consecuencia de incumplir leyes y sentencias y porque se ha limitado seriamente, cuando no vaciado desde el principio, el contenido de los muchos organismos de supervisi¨®n que se han creado. Hay multitud de ejemplos de lo primero, pero como muestra recordemos que la normativa sobre contrataci¨®n de proveedores por las Administraciones p¨²blicas se ha violado de forma sistem¨¢tica e impune. Y en cuanto a lo segundo, la sucesi¨®n de organismos cuya actividad est¨¢ lejos de corresponder al objetivo de su creaci¨®n, entorpecidos y seriamente limitados por los Gobiernos que los crearon, es muy amplia. Han ido desde la Agencia de Evaluaci¨®n de Pol¨ªticas P¨²blicas (AEVAL) ¡ªque fue vaciada de contenido desde su inicio¡ª, al m¨¢s reciente Consejo de Transparencia y Buen Gobierno, que ha nacido raqu¨ªtico por d¨¦ficits de independencia y escasez de competencias; y encima, ahora, cuando el Consejo da la raz¨®n a ciudadanos en su exigencia de informaci¨®n, el Gobierno que lo cre¨® recurre sus resoluciones ante los tribunales. Tambi¨¦n, la discutible independencia de organismos supervisores y la escasa capacidad sancionadora que se les otorga, ya sea a las empresas que explotan posiciones de dominio en los mercados o a los bancos que abusan de clientes, sin que el Banco de Espa?a tenga la capacidad de imponer que las entidades les compensen de los perjuicios causados; y el ninguneo a la Autoridad Fiscal Independiente (AIREF).
Aunque podr¨ªan requerirse algunas modificaciones legislativas, lo fundamental ser¨ªa generar el compromiso cre¨ªble y verificable de cumplir las normas existentes (y las nuevas) y de dotar de contenido a los organismos ya creados y garantizar su independencia. Para ello, el restablecimiento de los mecanismos compensatorios del ejercicio del poder ser¨ªa un primer paso que empezar¨ªa a dar credibilidad al proceso: asegurar la independencia y competencia de los ¨®rganos clave como el Tribunal Constitucional, el Consejo General del Poder Judicial y los Tribunales de Cuentas y avanzar en la profesionalizaci¨®n de las Administraciones p¨²blicas, reduciendo muy sustancialmente los nombramientos de car¨¢cter pol¨ªtico.
Mejorar la transparencia no se consigue haciendo m¨¢s complejos los tr¨¢mites burocr¨¢ticos ¡ªya lo son en exceso¡ª, sino realizando un control ex post y con un r¨¦gimen sancionador severo y expl¨ªcito. Un renovado Consejo de Transparencia y Buen Gobierno podr¨ªa tener algunas competencias en esta tarea. Y si se prestigian otras instituciones (como la AEVAL) y se cumplen reglas ya existentes sobre la producci¨®n normativa, consistentemente ignoradas, se podr¨ªa incrementar sensiblemente la transparencia y calidad del proceso legislativo.
Lo fundamental ser¨ªa generar el compromiso cre¨ªble y verificable de cumplir las normas
En este contexto, para las reformas sectoriales que tambi¨¦n necesitan consenso, como las de educaci¨®n, justicia y Administraciones p¨²blicas, ser¨ªa conveniente generar, dentro de este big bang reformador, un amplio acuerdo en el diagn¨®stico de las deficiencias actuales y en la definici¨®n del modelo al que se quiere llegar. Porque luego el avance en las reformas tendr¨ªa que ser m¨¢s incrementalista, evaluando los pasos que se fueran dando. Lo contrario de lo que se ha hecho en las llamadas reformas de la Administraci¨®n, como la reciente CORA, que no ha tenido ni un an¨¢lisis de las deficiencias ni la especificaci¨®n del modelo al que se quiere llegar; solo un listado de medidas, sin ninguna intenci¨®n de verificar si se cumplen (m¨¢s all¨¢ de que se env¨ªen al BOE) y de cu¨¢les son sus consecuencias para los administrados.
Resulta evidente que una acci¨®n conjunta y de consenso, del tipo de lo que aqu¨ª se plantea, dejar¨ªa mucho campo para que los partidos diferencien su oferta en much¨ªsimas cuestiones relevantes. Est¨¢ claro tambi¨¦n que este tipo de consenso ser¨ªa necesario para impulsar un cambio radical del marco pol¨ªtico e institucional.
Nos debemos congratular por la persecuci¨®n de las pr¨¢cticas corruptas que se ha incrementado recientemente, pero no pensemos que esto, por s¨ª solo, termina con el Estado clientelar y sus aberraciones. No hay m¨¢s que recordar lo ocurrido en Italia a partir de 1992.
Carlos Sebasti¨¢n es catedr¨¢tico de Teor¨ªa Econ¨®mica. Acaba de publicar Espa?a estancada. Por qu¨¦ somos poco eficientes (Galaxia Gutenberg, 2016).
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