Beb¨¦s en el Parlamento, ?simbolismo o necesidad?

Hay sesiones del Parlamento Europeo en las que, de un plumazo, la edad media de sus asistentes cae en picado. La ¨²ltima vez ocurri¨® a principios de abril, en Estrasburgo. La peque?a Isabella acompa?aba fugazmente a su madre, la eurodiputada laborista Anneliese Dodds, a uno de esos plenos en los que se empieza bien temprano hablando de refugiados y se acaba entrada la noche debatiendo sobre c¨®mo eliminar el roaming. Antes que la brit¨¢nica Dodds, otras madres parlamentarias mostraron al mundo c¨®mo votar con una mano y sostener al beb¨¦ con la otra. Y alg¨²n eurodiputado ha intentado, sin ¨¦xito, proyectar una imagen similar.

El gesto de Dodds encierra una parte de necesidad y otra de simbolismo. La primera deriva de la lactancia. Si decides amamantar a tu hijo, como hace esta brit¨¢nica, es poco probable que su demanda se adapte al horario de la Euroc¨¢mara o al turno de las intervenciones plenarias. Pero tan importante como alimentar al beb¨¦ resulta dar visibilidad al fen¨®meno: que los buenos profesionales crecen, se reproducen y no deber¨ªan verse forzados ¨Csobre todo forzadas- a elegir entre proseguir su carrera y asumir una crianza responsable.

¡°Afortunadamente este trabajo me permite, al contrario que a la mayor¨ªa de los padres, controlar mis horarios. Y me siento bastante afortunada de pertenecer al grupo socialdem¨®crata, donde la gente tiene voluntad de combinar trabajo y vida. No estoy segura de que ocurra en otros grupos¡±, explica por tel¨¦fono la eurodiputada Dodds, que ahora trabaja principalmente desde su pa¨ªs. Solo se desplaza a las sesiones parlamentarias de Estrasburgo, la sede francesa de la Euroc¨¢mara, para estar al corriente de los debates y poder votar.

Las pr¨¢cticas de conciliaci¨®n de esta eurodiputada no acaban ah¨ª. Un r¨¢pido repaso por su cuenta de Twitter ilustra sobre diversos actos de campa?a en los que Dodds aparece acompa?ada de su beb¨¦ y en ocasiones tambi¨¦n de su hijo de dos a?os. Incluso ha logrado reunir en la misma fotograf¨ªa a uno de los principales rostros de la ortodoxia en Europa -el comisario europeo de Asuntos Econ¨®micos, Pierre Moscovici, tambi¨¦n socialdem¨®crata- y a su beb¨¦, que aparece de espaldas.

El intento de aproximar la crianza al hemiciclo no es, pese a todo, exclusivo de pol¨ªticos progresistas. La danesa que inaugur¨® esta pr¨¢ctica en 2009, Hanne Dahl, pertenec¨ªa a un partido euroesc¨¦ptico, ya extinto. Y Licia Ronzulli, la italiana que populariz¨® el gesto a partir de 2010, procede de Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi. Durante a?os, Ronzulli llev¨® peri¨®dicamente a su hija Vittoria a la Euroc¨¢mara para reivindicar los derechos de conciliaci¨®n entre vida laboral y familiar.

En Espa?a el fen¨®meno era desconocido hasta que Carolina Bescansa, una de las principales responsables de Podemos, inaugur¨® la corta legislatura pasada acudiendo al esca?o con su beb¨¦. Al igual que Bescansa en Madrid, los eurodiputados tienen a su disposici¨®n en Bruselas una buena guarder¨ªa de la instituci¨®n, a escasos metros de las dependencias donde trabajan. Tambi¨¦n en Estrasburgo, la ciudad francesa donde se desplazan una vez al mes para celebrar la mayor¨ªa de los plenos, existe un servicio de custodia de los menores. Pero el arrojo de las parlamentarias va m¨¢s all¨¢ de sus necesidades inmediatas. El objetivo ¨²ltimo es concienciar a la sociedad de que compatibilizar carrera y maternidad no es sencillo, especialmente cuando la mujer se dedica a labores m¨¢s precarias que la pol¨ªtica.

Lograda la visibilidad de ese conflicto, el Parlamento Europeo tiene, como el resto de la sociedad, otro reto pendiente. Se trata de la implicaci¨®n del padre en la crianza, que no se percibe tan dif¨ªcil de conciliar con el trabajo como la de la madre. Movido por este reto, el eurodiputado Jordi Sebasti¨¤, de Comprom¨ªs, trat¨® de hacer lo mismo hace casi un a?o: acceder al hemiciclo con su beb¨¦, que entonces ten¨ªa ocho meses. El resultado fue muy diferente.

¡°Las bedeles me dijeron, muy amablemente, que no pod¨ªa entrar, que hab¨ªa cambiado el reglamento y que ya no era posible¡±, explica Sebasti¨¤, integrado en el grupo parlamentario de Los Verdes. Este parlamentario, uno de los pocos hombres que integra la Comisi¨®n de Igualdad de G¨¦nero de la Euroc¨¢mara y muy concienciado sobre la responsabilidad paterna, admite que no ten¨ªa necesidad de llevar a su hija al Parlamento ¨Csu pareja estaba en el recinto y pod¨ªa hacerse cargo de la ni?a-, pero que le parec¨ªa importante trasladar el mensaje. ¡°Es muy importante que los padres se involucren en la vida de sus hijos. Hay momentos especiales y m¨¢gicos que, si no est¨¢s, te pierdes para siempre¡±, abunda.

Contrariado por esa prohibici¨®n, Sebasti¨¤ escribi¨® una carta de protesta al presidente de la Euroc¨¢mara, Martin Schulz. A la segunda insistencia, Schulz contest¨®. Y argument¨® que todos los trabajadores del Parlamento tienen a su disposici¨®n una guarder¨ªa para cuidar de sus hijos mientras ellos trabajan. Pero poco despu¨¦s vio que una eurodiputada hab¨ªa accedido de nuevo al hemiciclo con su beb¨¦, al que amamantaba. ¡°Es una discriminaci¨®n un poco tonta¡±, zanja Sebasti¨¤, que tambi¨¦n utiliza ese servicio de guarder¨ªa para su peque?a.