Rajoy en la mira
Berl¨ªn hostiga a Espa?a por sus incumplimientos econ¨®micos
El Gobierno alem¨¢n no qued¨® satisfecho ni con el aplazamiento de una eventual sanci¨®n a Espa?a por el d¨¦ficit de 2015 ni con la concesi¨®n de dos a?os (2016 y 2017) en lugar de uno para sanear las cuentas p¨²blicas. Temiendo que la suavidad con Espa?a sentara precedente y fuera aprovechada por otros pa¨ªses que tambi¨¦n tienen problemas para cumplir los objetivos de d¨¦ficit, Berl¨ªn recurri¨® la decisi¨®n de la Comisi¨®n Europea ante el servicio jur¨ªdico del Consejo. Este, en un dictamen que no altera la decisi¨®n de la Comisi¨®n pero que ofrece a Alemania una importante victoria pol¨ªtica, ha dado la raz¨®n a Berl¨ªn cuestionando tanto el aplazamiento de la decisi¨®n sobre la multa como la ampliaci¨®n de los plazos. Con amigos as¨ª, sobran los enemigos.
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El hostigamiento alem¨¢n contra Espa?a carece de justificaci¨®n. Primero, porque m¨¢s que a la defensa de principios, va destinada a su clientela interna. Berl¨ªn teme que la laxitud monetaria del BCE y la flexibilidad fiscal de la Comisi¨®n Europea alimenten a los euroesc¨¦pticos en su propio pa¨ªs. Segundo porque el primer gran pa¨ªs que viol¨® el Pacto de Estabilidad ¡ªque regula las sendas del d¨¦ficit y las sanciones¡ª fue la propia Alemania, en 2003. Ella es tambi¨¦n la m¨¢s incumplidora del procedimiento de desequilibrios macroecon¨®micos, por su excesivo super¨¢vit en la balanza de pagos, que condena a Europa al estancamiento. Y tercero, pero no menos importante, porque Alemania carece de raz¨®n en lo sustantivo, pues la propuesta de multa a Espa?a no solo no tiene sentido sino que revela el fracaso de la pol¨ªtica de austeridad preconizada por Alemania, que ignora el crecimiento y el empleo y que, esta s¨ª, alimenta el populismo antieuropeo por todo el continente.
Que Francia e Italia hayan salido en apoyo de Espa?a, aunque sea por razones de inter¨¦s propio, deja clara la soledad de Alemania entre los grandes. Mal le va a Berl¨ªn cuando su pol¨ªtica en Europa consiste en protestar en p¨²blico, hostigar legalmente a sus socios ante las instituciones europeas y liderar a peque?os pa¨ªses partidarios de la austeridad a toda costa.
M¨¢s all¨¢ de la parad¨®jica debilidad de una Alemania m¨¢s aislada en Europa de lo que parece, todo este asunto pone en entredicho los ¨¦xitos de Rajoy en su negociaci¨®n con la Comisi¨®n y, tambi¨¦n, su relaci¨®n con Alemania, mucho m¨¢s deteriorada de lo que se espera entre dos Gobiernos afines ideol¨®gicamente.
El Gobierno es v¨ªctima de sus infinitas torpezas. Primero perjur¨® que cumplir¨ªa lo prometido y acordado para 2015. Luego desacredit¨® las previsiones contrarias de Bruselas, a la par que deso¨ªa el coincidente escepticismo de la Autoridad Fiscal independiente que ¨¦l mismo design¨®. Despu¨¦s quiso deslegitimar al comisario responsable, el socialista franc¨¦s Pierre Moscovici. Y cuando ya convenci¨® al presidente Jean Claude Juncker de que fuera generoso para no estropear su expectativa electoral, anunci¨® unas rebajas fiscales que en Bruselas sonaron a fr¨ªvola impertinencia.
Rajoy insiste en presentarse por toda Europa como ejemplo de ¨¦xito econ¨®mico, pero su mala relaci¨®n con Berl¨ªn y sus torpezas en Bruselas ponen en cuesti¨®n tanto triunfalismo.
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