Bibliotecas africanas: donde el ingenio convive con la era digital
William Kankwamba, ten¨ªa 14 a?os cuando tuvo que dejar de estudiar porque sus padres no ten¨ªan dinero suficiente para pagarlo. As¨ª ¨¦l empez¨® a acudir a la biblioteca de la escuela de Kasungu, en Malawi, y all¨ª encontr¨® algo que cambiar¨ªa su vida: un libro. Using energy mostraba molinos de viento a trav¨¦s de los cuales se obten¨ªa electricidad. William crey¨® que pod¨ªa hacerlo; construir uno para su comunidad (en un pa¨ªs en donde tan solo un 2% disfruta de electricidad). Ley¨® m¨¢s libros e hizo realidad su sue?o. Este es el ejemplo que me da Andrea Sala Jim¨¦nez, quien estuvo un a?o trabajando en la Biblioteca Nacional de Angola, para afirmar que "las bibliotecas hay que considerarlas como centros de educaci¨®n, son un medio para la gente que no puede acceder de otra manera a ella".
En la actualidad, en el continente africano conviven bibliotecas m¨ªticas, como la de Alejandr¨ªa (Egipto), la de Chinguetti (Mauritania) o la de Tombuct¨² (Mal¨ª), junto con otros equipamientos m¨¢s convencionales y pr¨¢cticos que intentan poner al alcance de quien lo desee libros de todo tipo y tambi¨¦n, en los ¨²ltimos a?os, acercar y facilitar el acceso a las nuevas tecnolog¨ªas. Son las bibliotecas p¨²blicas, universitarias y escolares, adem¨¢s de aquellas que se encuentran en lugares m¨¢s especializados como museos o archivos. Las bibliotecas p¨²blicas se convierten en puntos de acceso a la informaci¨®n y a la comunicaci¨®n para las personas en sus comunidades.
La biblioteca nacional de Angola
Andrea Sala estuvo casi un a?o en Angola impartiendo programas de formaci¨®n en biblioteconom¨ªa en la biblioteca nacional (construida en 1971) gracias al programa ACERCA que llev¨® a cabo la AECID junto al Ministerio de Cultura angole?o. A los cursos acud¨ªan tanto funcionarios de la propia biblioteca, localizada en la capital Luanda, como personal de otras de las numerosas que existen distribuidas por todo el pa¨ªs (p¨²blicas, universitarias o escolares), o del archivo nacional. Las m¨¢s de 100 personas que se beneficiaron de estos cursos compon¨ªan una mezcolanza entre aquellos que ten¨ªan estudios universitarios y los que solo contaban con los estudios m¨¢s b¨¢sicos. Los retos de Andrea se centraban en mostrar el funcionamiento de una biblioteca, formar en herramientas inform¨¢ticas y cuantificar y clasificar el fondo de la biblioteca nacional. Cuando ella lleg¨®, el fondo se encontraba clasificado en unos simples listados de consulta con el material que hab¨ªa pero sin especificar d¨®nde se encontraba.Tuvieron que llevar a cabo una tarea laboriosa catalogando y dividiendo el material (que adem¨¢s de localizarse en el dep¨®sito de manera desorganizada, tambi¨¦n se apilaba en casas desvencijadas y mohosas). Andrea a?ade que hab¨ªa un proyecto de crear una base de datos pero que no lleg¨® a cumplirse (en fechas recientes ella ha vuelto a Luanda para comprobar que sigue sin materializarse, no por falta de ganas sino de presupuesto).
A pesar de tratarse de una biblioteca nacional, los bajos del Ministerio de Educaci¨®n ten¨ªan una funci¨®n m¨¢s propia de una biblioteca p¨²blica. Sus puertas se abr¨ªan tanto para investigadores como para ni?os de colegios (se hac¨ªan visitas y animaci¨®n a la lectura). Entre sus funciones se encontraban el servicio de reprograf¨ªa, el servicio de ¡°Ciberespacio¡± (acceso a internet, orientaci¨®n en trabajos acad¨¦micos en ordenador) y la encuadernaci¨®n de peri¨®dicos. Cumpl¨ªan la "ley del dep¨®sito legal": que garantizaba que un m¨ªnimo de 3 ejemplares de todo lo que se publica en Angola (de todo tipo de material) fuera a a parar a su fondo. Respaldada por el Ministerio de Cultura, la biblioteca en 2013 realiz¨® la 1? Feria del Libro de pa¨ªses de lengua portuguesa (entre los autores m¨¢s demandados estaban Jos¨¦ Eduardo Agualusa, Lu¨ªs Kandjimbo, Irene Guerra Marques, Carmo Neto, Ondjaki, Pepetela, Oscar Rivas, Manuel Rui, Marta Santos o Uanhenga Xitu). Pero a pesar de las peticiones sigue careciendo de los fondos necesarios, "el Ministerio de Cultura es el que est¨¢ el ¨²ltimo a la hora de recibir dinero", comenta Andrea, "y m¨¢s ahora cuando el pa¨ªs est¨¢ sumido en una fuerte crisis que lo ha paralizado todo".
"La mediateca es otra cosa" a?ade "depende del Ministerio de Tecnolog¨ªa y no del de Cultura". Muy moderna, con una sala de videojuegos enorme y muchos medios (ordenador, conexi¨®n a red... aunque no se den cursos de formaci¨®n para poder utilizarlos). En ella se pueden encontrar incluso e-Books, "pero m¨¢s como objeto de muestra que para un uso real", aclara.
En Angola hay pocas librer¨ªas, y las que existen est¨¢n en los centros comerciales, no al alcance de todos. El precio es elevado para la mayor parte de los angole?os (m¨¢s asequibles son los puestos callejeros) y por eso las bibliotecas son un lugar muy frecuentado cuando se quiere leer o aprender. "Tienen un potencial enorme para desarrollar una buena red de bibliotecas pero est¨¢ todo muy descentralizado, hay gente que quiere desarrollarse como bibliotecario, pero no hay formaci¨®n. As¨ª, la gente acude a las bibliotecas y demanda libros "pero si el personal no est¨¢ bien formado no pueden atender bien" dice "poco a poco esto va cambiando, en 2014 comenzaron a implementar la carrera de biblioteconomia que hasta esa fecha no exist¨ªa". A pesar de las dificultades, hay muchos problemas con la luz por ejemplo, la gente le pone empe?o y ganas y sigue acerc¨¢ndose a estos lugares imprescindibles y los trabajadores de la biblioteca "han realizado una labor extraordinaria, han realizado cambios muy importantes que han favorecido el acceso a la informaci¨®n y a la cultura angole?a", concluye con satisfacci¨®n.
Pero en la era digital, ?frica conoce la importancia de incorporar todos los recursos que ofrece la red a sus bibliotecas. Los proyectos de bibliotecas digitales se perfilan como una de las grandes novedades que aporta la red y la digitalizaci¨®n de obras, art¨ªculos, revistas y contenidos es el gran reto a conseguir. Las iniciativas para poner en marcha bibliotecas digitales en ?frica se encuentra en una etapa embrionaria, a lo que se a?ade la falta de coordinaci¨®n, planificaci¨®n y escasez generalizada de conocimientos y recursos para administrar la infraestructura digital y la informaci¨®n, junto con las pocas oportunidades para el desarrollo de capacidades y el intercambio de conocimientos. Sobre el tema ya se han celebrado cuatro conferencias hasta el momento: Etiop¨ªa-2009, Johannesburgo-2011, Marruecos-2013, y la ¨²ltima de Ghana-2015. En todas ellas se ha debatido y puesto sobre la mesa las carencias arriba mencionadas, junto a los retos y los avances a conseguir. Uno de los objetivos de las mismas ha sido generar sinergias para la creaci¨®n de la biblioteca y archivo digital africano (ADLA) bajo la direcci¨®n t¨¦cnica y administrativa del Comit¨¦ Permanente de la Conferencia Internacional sobre Bibliotecas y Archivos Digitales africanos (ICADLA). Dicho comit¨¦ est¨¢ formado por representantes de 17 pa¨ªses de todo el continente.
Iniciativas como Hadithi, una biblioteca en l¨ªnea de libre acceso y gratuito, que tiene el objetivo de facilitar el acceso a la investigaci¨®n de calidad a los estudiantes africanos y que les permite acceder desde cualquier sitio con conexi¨®n a Internet, incluso desde el propio tel¨¦fono m¨®vil, proporcionando una gran flexibilidad a los estudiantes a la hora de trabajar en diversos entornos, o la Red de soporte a las bibliotecas digitales africanas (ADLSN), una comunidad de profesionales africanos, entre otros, que tiene el objetivo de apoyar la conservaci¨®n y difusi¨®n de contenidos locales en forma digital, nos demuestran que el inter¨¦s est¨¢ muy vivo y que se sigue avanzando.
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