La condena de ser gay... tambi¨¦n en Senegal
Un proyecto de ley impulsado por una asociaci¨®n isl¨¢mica pretende endurecer a¨²n m¨¢s la persecuci¨®n que ya sufren los homosexuales
¡°Estamos peor, mucho peor que antes¡±. Djamil Bangoura, presidente de la asociaci¨®n senegalesa de defensa de los homosexuales Prudence, no tiene ninguna duda. Senegal es un pa¨ªs que destaca en el contexto africano por su s¨®lida democracia, as¨ª como por su hospitalidad, tolerancia, pacifismo y respeto de los Derechos Humanos, con ejemplos significativos como el reciente juicio contra el ex dictador chadiano Hiss¨¨ne Habr¨¦. Sin embargo, en lo que ata?e a la homosexualidad las noticias no son buenas: intentos de linchamiento, estigma, agresiones o penas de prisi¨®n siguen siendo moneda corriente para los gays y lesbianas en un pa¨ªs en el que, aunque ya existe una disposici¨®n legal que penaliza los ¡°actos contra natura¡±, est¨¢ sobre la mesa un proyecto de ley para prohibir el hecho de ser homosexual.
El pasado 24 de diciembre de 2015 una pareja gay decidi¨® celebrar una boda (no permitida por la ley) en un colegio de Kaolack, para lo que invitaron a sus amigos venidos de distintos puntos del pa¨ªs. ¡°Sobre las dos de la madrugada irrumpi¨® la polic¨ªa¡±, relata Cherif Ndiaye, presidente de la asociaci¨®n Alerte Action de lucha contra el sida de Kaolack, ¡°hab¨ªa m¨¢s de cuarenta personas presentes en el lugar pero solo pudieron detener a once¡±. Al d¨ªa siguiente, tras correrse la noticia, decenas de personas enfurecidas se congregaron delante del cuartel de Polic¨ªa con la intenci¨®n de linchar a los j¨®venes. Sin embargo, en una controvertida decisi¨®n, las autoridades decidieron ponerles en la calle asegurando que no hab¨ªan cometido ning¨²n delito.
La liberaci¨®n se produjo en un lugar apartado a cinco kil¨®metros de la ciudad por temor a la reacci¨®n popular. A¨²n as¨ª, los j¨®venes han tenido que huir de la ciudad, unos a Dakar y otros incluso al extranjero, dejando atr¨¢s sus vidas y sus puestos de trabajo. La tienda de la familia de uno de los j¨®venes fue saqueada y quemada y la habitaci¨®n en la que resid¨ªa otro, totalmente arrasada. ¡°La polic¨ªa grab¨® un v¨ªdeo con sus rostros y lleg¨® a las redes sociales, con lo cual ya estaban se?alados. Lo peor es que durante las semanas posteriores hubo agresiones y amenazas a homosexuales por todas partes, porque en cuanto sale algo as¨ª en los medios de comunicaci¨®n todos estamos en peligro¡±, a?ade Bangoura.
En otro nivel, las iras se dirigieron contra el fiscal que decidi¨® no inculpar a los once j¨®venes as¨ª como contra el ministro senegal¨¦s de Justicia, Sidiki Kaba, quien destac¨® que la ley senegalesa no persigue a los homosexuales por el hecho de serlo, sino las pr¨¢cticas sexuales entre personas del mismo sexo (art¨ªculo 319 del C¨®digo Penal que prev¨¦ penas de c¨¢rcel de entre uno y cinco a?os as¨ª como una multa de hasta 2.300 euros). Tras estas declaraciones, la asociaci¨®n isl¨¢mica Jamra, muy presente como parte de un lobby de presi¨®n hom¨®fobo desde hace a?os en Senegal, ha decidido dar un paso m¨¢s all¨¢ y promover una ley contra la homosexualidad como tal.
El pasado 8 de mayo, a instancias de Imam Massamba Diop, el medi¨¢tico l¨ªder de Jamra, el diputado Mberry Sylla, miembro de la Alianza por la Rep¨²blica (APR), el partido en el poder, presentaba un proyecto de ley para prohibir la homosexualidad. Y al menos 80 diputados de distinta ideolog¨ªa y adscripci¨®n pol¨ªtica han firmado ya a favor de esta iniciativa. El Gobierno senegal¨¦s se encuentra entre la espada y la pared de unos acuerdos internacionales de respeto a los Derechos Humanos y una sociedad en la que la homosexualidad se percibe como algo sat¨¢nico, de lo que casi ni se puede discutir con sosiego, as¨ª que sabe que manifestarse claramente en contra de esta iniciativa puede suponerle un enorme desgaste interno. ¡°Si se aprueba esta ley ser¨¢ una cat¨¢strofe para nosotros¡±, asegura Bangoura.
Senegal es s¨®lo una muestra del incremento de la homofobia en el continente africano
El debate est¨¢ presente en la sociedad senegalesa desde hace a?os, aunque muchos que piensan ¡°all¨¢ ellos¡± y que se muestran m¨¢s tolerantes con la sexualidad de los gays, ¡°siempre que sea en privado¡±, no hablan demasiado por temor. Durante la campa?a electoral de 2012, el actual presidente Macky Sall se vio obligado a desmentir p¨²blicamente que pretendiera despenalizar la homosexualidad tras una virulenta campa?a que le vinculaba a ¡°lobbys pro gay¡±. De no haberlo hecho seguramente no habr¨ªa ganado las elecciones. En 2013, durante la visita del presidente Barack Obama a Dakar los periodistas estadounidenses le volvieron a preguntar. Y Macky Sall dijo su famosa frase de que ¡°la sociedad senegalesa no est¨¢ preparada¡± para esa hipot¨¦tica despenalizaci¨®n.
M¨¢s a¨²n. Durante el reciente refer¨¦ndum constitucional del pasado 20 de marzo, los partidarios del no aseguraron que la reforma de la Carta Magna escond¨ªa un intento de legalizar la homosexualidad, lo que no era cierto, e incluso algunos se negaron a votar alegando que las papeletas eran rosas. ¡°Cada vez que hay una cita con las urnas sufrimos¡±, a?ade el presidente de la asociaci¨®n de homosexuales Prudence, ¡°los pol¨ªticos usan la homofobia para ganar votos o para criticar a su rival¡±. Los medios de comunicaci¨®n tampoco contribuyen a calmar las cosas. ¡°Amplifican el mensaje de quienes quieren arrojarnos piedras porque piensan que eso les da lectores, cada vez que sacan el tema venden todos los ejemplares¡±.
Fatou Sow es presidenta de la asociaci¨®n Kiraay que pretende dar protecci¨®n y cobijo a las lesbianas senegalesas. Obligada a casarse cuando apenas era una ni?a y por fin divorciada, hoy oculta su verdadera identidad sexual de las miradas indiscretas. ¡°Efectivamente, Senegal ha firmado acuerdos internacionales, pero el sistema de Naciones Unidas no ejerce la suficiente presi¨®n para que se respeten dichos compromisos¡±, explica. Jolie Niang, tambi¨¦n miembro de Kiraay, fue violada y se qued¨® embarazada cuando era adolescente. ¡°Yo solo quer¨ªa estar con chicas, nunca me gustaron los hombres. Ten¨ªa una novia, pero mi madre se enter¨® y me ech¨® de casa. Ahora no tengo domicilio fijo, voy de un piso a otro all¨ª donde me dan acogida¡±, asegura.
Hace unos meses, decenas de estudiantes de la Universidad Cheikh Anta Diop de Dakar grabaron en v¨ªdeo c¨®mo agred¨ªan y humillaban a un joven al que acusaban de haber intentado ligar con otro chico en un vestuario. ¡°A los homosexuales hay que apedrearlos hasta la muerte¡±, asegura Moustapha, un joven profesor de espa?ol que recuerda el d¨ªa en que junto a un grupo de amigos desenterr¨® el cad¨¢ver de un gay que hab¨ªa muerto de sida y lo arroj¨® a un vertedero. ¡°Esas personas no deben compartir espacio sagrado con el resto de los ciudadanos. Est¨¢n malditos, incluso pisar donde pisan da tres a?os de mala suerte¡±, a?ade.
Macky Sall es el presidente de todos, debe defender tambi¨¦n a las minor¨ªas
Y, sin embargo, no siempre fue as¨ª. ¡°La homosexualidad no es algo nuevo. Recuerdo cuando era peque?a la presencia de los gordjiguene (hombre-mujer, en wolof) en las casas. Estaban con las mujeres, cocinaban, participaban incluso en las ceremonias. Nadie les pegaba, no hab¨ªa problemas con ellos¡±, asegura Fatou Sow. Para Djamil Bangoura, el incremento de la homofobia tiene que ver con dos aspectos, la penetraci¨®n del radicalismo religioso y las nuevas tecnolog¨ªas. ¡°Antes no estaba en la cabeza de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n que dos hombres pudieran tener sexo entre ellos y los gordjiguene eran tolerados, incluso como algo simp¨¢tico. Pero desde hace unos quince a?os con la llegada de Internet muchos han visto fotos en p¨¢ginas porno de lo que puede ocurrir entre dos hombres y ha surgido un mayor rechazo¡±, explica.
Senegal es s¨®lo una muestra del incremento de la homofobia en el continente africano, algo que ha sido denunciado en reiteradas ocasiones por organizaciones de Derechos Humanos como Amnist¨ªa Internacional. Pero incluso as¨ª no es el peor rinc¨®n de ?frica para ser gay o lesbiana. En pa¨ªses como Mauritania, Gambia, Sud¨¢n o Somalia existe pena de muerte y en otros como Uganda, Nigeria o Liberia la legislaci¨®n se ha endurecido en los ¨²ltimos a?os. Esta t¨®nica general s¨®lo se rompe en pa¨ªses como Sud¨¢frica, donde, a pesar de que se siguen produciendo agresiones hom¨®fobas, es el ¨²nico estado africano que permite las uniones gays, mientras en otros lugares como Cabo Verde, Isla Mauricio o Seychelles se percibe una mayor tolerancia.
Para Djamil Bangoura y Fatou Sow, que pertenecen a asociaciones legales bajo la cobertura de la lucha contra el sida y la exclusi¨®n social, la lucha contra la homofobia pasa por la visibilidad pese a los riesgos que esto conlleva. ¡°En Senegal tiene mucho peso la religi¨®n, pero Macky Sall es el presidente de todos los senegaleses y, por tanto, debe defender tambi¨¦n a las minor¨ªas¡±, dice Bangoura. ¡°Sabemos que no veremos un cambio de la situaci¨®n con nuestros ojos, quiz¨¢s nuestros hijos o nietos s¨ª, pero no vamos a arrojar la toalla. Merecemos poder salir a la calle sin miedo¡±, remata Sow. Ambos activistas estar¨¢n durante unos d¨ªas de gira por Espa?a para recabar apoyos y tejer una red de solidaridad internacional. Saben que el camino es largo y que est¨¢ lleno de espinas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.