Abuelas en clase con alumnos de primaria
En el pueblecito de Souvigny de Touraine (en el centro de Francia) viven apenas unas 400 personas. Y aun as¨ª esta peque?a aldea gala es pionera en probar otra manera de crecer y de envejecer. All¨ª se ha creado un modelo experimental, ¨²nico en Francia y posiblemente en Europa, que permite a pensionistas y escolares compartir techo y comida. La experiencia piloto ha creado ya escuela, nunca mejor dicho. Tres otros municipios franceses quieren replicar el proyecto en su territorio.
La MARPA-escuela de Souvigny es a la vez residencia geri¨¢trica y escuela primaria. MARPA son las siglas francesas para referirse a una residencia geri¨¢trica rural que acoge pensionistas y en este caso no dependientes. La iniciativa ech¨® a andar en septiembre del a?o pasado aunque el proyecto se ide¨® en 2008. Era una promesa de campa?a del hoy alcalde, Laurent Borel. Por aquel entonces la vieja escuela primaria del pueblo se hab¨ªa quedado peque?a y la residencia geri¨¢trica estaba pidiendo a voces una renovaci¨®n. ?Por qu¨¦ no construir un nuevo edificio que realojara a unos y a otros?
Las nuevas instalaciones costaban sobre el papel la friolera de 4,4 millones de euros. Una cifra astron¨®mica sobre todo para un peque?o pueblo de 400 personas. Consiguieron sin embargo reunir la suma al embarcar en la aventura a otras administraciones p¨²blicas, al Estado y a organismos de salud. El alcalde es originario de Auvernia, una regi¨®n eminentemente rural de Francia. Confiesa que para elaborar el proyecto se inspir¨® en su propia experiencia. Anta?o las familias viv¨ªan hasta tres generaciones en una misma casa. En cambio hoy en d¨ªa, seg¨²n el alcalde, la realidad de las familias recompuestas no permite que las diferentes generaciones convivan y se vean con tanta regularidad.
Las residentes, cuatro mujeres de momento, y los 78 alumnos de primaria no s¨®lo comparten espacio (biblioteca, comedor, sala de motricidad, de inform¨¢tica) sino tambi¨¦n comparten experiencias. Cuando toca dictado en clase, los pensionistas asisten a la clase y siguen las indicaciones de la profesora como los ?alumnos oficiales?. Y se permiten soplarle a un chaval la respuesta correcta si les apetece. Comen todos juntos en el comedor y, una vez al mes, las mujeres hacen los pasteles necesarios para celebrar como es de rigor los cumplea?os de los ni?os. Si hay una salida extraescolar, las cuatro tienen asiento reservado en el bus. No es casualidad si algunos ni?os consideran a las residentes como sus abuelas. La responsable de la MARPA, Brigitte Descamps, valora de manera muy positiva la creaci¨®n de relaciones intergeneracionales puesto que renueva en las personas mayores las ganas de vivir. El proyecto es beneficioso de hecho para ambos p¨²blicos: ayuda a los mayores a envejecer mejor pero tambi¨¦n a los ni?os a crecer mejor.
Ante la eventualidad de que alguna de las residentes deje la MARPA por razones de causa mayor, los profesores decidieron incluir en el curriculum como tema de estudio, la muerte. Escogieron 8 libros sobre el tema por clase y as¨ª convirtieron el t¨ªpico tab¨² social en una oportunidad de aprendizaje y de crecimiento. De momento nadie ha tenido que abandonar la MARPA-escuela. Si a veces se hace el silencio y queda semi-vac¨ªo el edificio es por culpa de las vacaciones escolares. En Francia hay 2 semanas de vacaciones por cada 6 semanas de clase. Las residentes echan de menos entonces el barullo y la presencia de los escolares. Aunque dicen que durante las vacaciones algunos ni?os, acompa?ados de sus padres, vuelven a la escuela... s¨®lo para visitarlas. Despu¨¦s de todo, son sus abuelas de la escuela.
Imagen: Marpa.fr
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