El acoso en el trabajo se ceba con los holandeses
Padecido por 1,2 millones de trabajadores, cuesta 1.700 millones anuales en bajas laborales
Cerca de 1,2 millones de trabajadores (uno de cada cuatro) tienen el mismo problema en Holanda. Mejor dicho, soportan un triple agravio: son hostigados, discriminados o acosados sexualmente por sus jefes y colegas. La cifra aparece en un estudio de la Organizaci¨®n para la Investigaci¨®n de las Ciencias Aplicadas (TNO, en sus siglas neerlandesas), que asesora al Gobierno en asuntos tan variados como energ¨ªa, urbanizaci¨®n, defensa y seguridad laboral. Seg¨²n sus expertos, el padecimiento no es solo ¨ªntimo. Cada v¨ªctima se ve obligada a pedir al a?o siete d¨ªas adicionales de baja, un permiso que le cuesta a las empresas 1.700 millones de euros anuales. Las cifras han abrumado al Ministerio de Asuntos Sociales, que ha titulado su nueva campa?a contra el acoso con una dolorosa frase: ¡°No pasa nada, ?no?¡±. Justo la que escuchan los afectados cuando piden explicaciones por lo ocurrido.
Se trata de diferenciar una mala broma de esos hostigamientos nunca deseados, ¡°que tal vez algunos puedan tomar a la ligera, pero a otros les anula¡±, en palabras de Lodewik Asscher, titular del departamento. Aunque tambi¨¦n ha destinado medio mill¨®n de euros a estudiar formas de combatir las ofensas, y ha ordenado a los inspectores que afinen su labor, la tarea es enorme. El estr¨¦s encabeza los informes relativos a las enfermedades laborales en el pa¨ªs, y el acoso, no siempre f¨¢cil de demostrar, es uno de sus principales factores.
Asscher ha dispuesto anuncios con ejemplos de hostigamiento: empleados marginados por sus compa?eros, apodos hirientes, roces f¨ªsicos que parecen fortuitos¡ Gestos, palabras, situaciones no buscadas que mortifican al receptor y provocan ese No pasa nada, ?no? como toda respuesta por parte del ofensor. Para ser m¨¢s exactos, del ejecutor, porque la v¨ªctima pierde a veces el trabajo. De ah¨ª que la bater¨ªa oficial de medidas incluya un cuestionario de uso interno para que las empresas aprendan a reconocer el tipo de ultraje que pueda producirse en su seno. El mayor reto del Gobierno ser¨¢ no desentenderse pensando que ya ha cumplido.
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