El ¡®talent show¡¯ de los candidatos

Con su troly rosa a cuestas, Susanna Griso se ha pegado como una lapa a los candidatos de los cuatro principales partidos para compartir con ellos "dos d¨ªas y una noche". La presentadora pasea con sus invitados, se va de ca?as con ellos, charla con sus profesores de instituto o visita el barrio donde vivieron de peque?os. Gracias a estas entrevistas nos enteramos de que Albert Rivera recurre a un coach personal y que se est¨¢ trabajando los tics nerviosos. Tambi¨¦n hemos sabido que Pablo Iglesias pas¨® "una ¨¦poca golfa" y que Mariano Rajoy y sus ministros (en funciones) le dan al pincho de tortilla tras el Consejo de cada viernes en La Moncloa.

Los pol¨ªticos llegan a la televisi¨®n desplazando a las folcl¨®ricas, los triunfitos y todo tipo de personajes del mundo del coraz¨®n. Se han sumergido en los programas de entretenimiento, donde parece que se encuentran m¨¢s a gusto que en los informativos o en las tertulias pol¨ªticas. Prefieren ser entrevistados por Trancas y Barrancas. Y aprovechan esas conversaciones amables para contar an¨¦cdotas, chascarrillos y banalidades. El debate a fondo sobre los temas que interesan a los espa?oles (el paro, la corrupci¨®n, los recortes) quedan sepultado por un alud de confesiones inocuas e intrascendentes.

La espectacularizaci¨®n de la informaci¨®n llev¨® a los l¨ªderes, en v¨ªsperas del 20-D, a bailotear con Pablo Motos, cantar a d¨²o con Mar¨ªa Teresa Campos, cocinar con Bert¨ªn Osborne, ir de aventura con Jes¨²s Calleja? o vivir una jornada bajo la sombra de Ana Rosa Quintana. En campa?a, los pol¨ªticos tienden a la transgresi¨®n, buscan generar empat¨ªa y comparecen en programas ex¨®ticos para pillar al espectador (y votante) desprevenido. As¨ª es la pol¨ªtica pop, la fusi¨®n entre la cosa p¨²blica y entretenimiento.