El voto del miedo
Los j¨®venes deben pronunciarse el 26-J para abordar en serio el cambio que necesitamos
To be right for thewrong reasons
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El dicho ingl¨¦s que encabeza estas l¨ªneas podr¨ªa aplicarse a la pol¨ªtica: ¡°ganar las elecciones con los argumentos equivocados¡± y la victoria, en este caso, ser¨ªa de los electores que consiguen ver elegido a su candidato. El control que los ciudadanos ejercen sobre los gobernantes en un sistema de democracia representativa se limita pr¨¢cticamente al ejercicio del voto, con el que conceden o retiran su confianza a los pol¨ªticos. Por eso es importante que el sufragio no est¨¦ contaminado por razones menos objetivas. El miedo tiene un componente irracional que tiende a alterar las decisiones del sujeto agente. En nuestra historia reciente tenemos ejemplos de resultados electorales influidos por el miedo, en 1996 cuando el PSOE gan¨® al PP (el doberman) contra todo pron¨®stico o en 2004 donde un atentado brutal, mal tratado por el Gobierno ante la opini¨®n p¨²blica, desvi¨® el sentido del voto.
Las encuestas indican que algo semejante puede suceder el 26 de junio y no es dif¨ªcil detectar el clima que puede llevar a que el partido m¨¢s votado sea de nuevo el PP, responsable principal de que Espa?a sea uno delos pa¨ªses m¨¢s corruptos de la Uni¨®n Europea, s¨®lo superada en el ranking por Croacia, Hungr¨ªa, Eslovenia, Grecia, Ruman¨ªa, Italia y Bulgaria. Pero el electorado fiel al PP tiembla ante la amenaza de la izquierda radical, sin reparar en que la subida en la intenci¨®n de voto de Podemos-IU haya sido apoyada precisamente por el Gobierno del PP para as¨ª debilitar al PSOE. Tampoco le importa que las promesas que ahora hace Rajoy, como las que ha hecho en ocasiones anteriores, nunca haya pensado cumplirlas. Nadie podr¨¢ bajar los impuestos en un futuro previsible pero menos que nadie Rajoy que, cuando contaba con la mayor¨ªa absoluta, nunca atac¨® la reforma del Estado, ¨²nica v¨ªa para resolver el problema del d¨¦ficit. Los votantes del PP, sobre todo a partir de cierta edad, siguen un adagio fundamental: ¡°que me quede como estoy¡±. Haciendo uso de la familiaridad con que puedo hablar a gente que conozco bien yo les recomendar¨ªa que no piensen que as¨ª defienden mejor sus intereses. A plazo m¨¢s corto que largo una continuaci¨®n del PP al frente del Gobierno ser¨ªa demoledora para la calidad de la democracia en Espa?a, ¡°si no se percibe que la actitud del PP y de Mariano Rajoy es castigada y alejado del poder pol¨ªtico¡± como explica Soledad Gallego-D¨ªaz en un art¨ªculo ¡ªEL PA?S, 24 de abril de 2016¡ª que mis amigos de la derecha (y de la izquierda) deber¨ªan leer.
Pero no todo est¨¢ perdido. Quedan los j¨®venes y a ellos me dirijo ahora porque pienso que tienen que ser sensibles a la idea de que necesitamos un cambio. En todo caso, los que forman parte de esa monstruosa estad¨ªstica del paro juvenil, m¨¢s del 50%, pero tambi¨¦n si sus circunstancias personales les permiten salir adelante; simplemente apelo a su juventud. Porque ser joven no consiste en haber nacido hace pocos a?os. Ser joven es tener un proyecto. El que tiene un proyecto es joven y el que no, es viejo. As¨ª es de simple la cosa. Y yo les ofrezco aqu¨ª la oportunidad de hacer honor a esa juventud con un proyecto digno de todos ellos. Es un proyecto de reforma de la sociedad espa?ola. La suerte que, como escribi¨® Borges, ¡°de curiosos dones no es avara¡± nos depara la posibilidad de poder leer ese proyecto admirablemente condensado en el breve espacio de un art¨ªculo como este, pero mucho m¨¢s relevante (Un proyecto para la sociedad, Jos¨¦ Antonio G¨®mez Y¨¢?ez, EL PA?S, 26 abril 2016). No tengo duda de que cualquier joven que lo lea no dejar¨¢ de contribuir con su voto a favor del partido m¨¢s capaz a su juicio de abordar en serio ese cambio que necesitamos. Pero incluso si no lo leyere, si est¨¢ conforme con mi planteamiento s¨®lo tiene, para asumir el proyecto, que ir a votar el d¨ªa 26 de junio. Que vote a quien crea que puede cambiar m¨¢s y mejor las cosas. Los datos de participaci¨®n indican una muy alta abstenci¨®n de los j¨®venes y no me extra?a a la vista de lo que se dedican a hacer los pol¨ªticos que hoy tenemos, lo mismo cuando est¨¢n en ejercicio que cuando est¨¢n en funciones. Pero lo cierto es que el pa¨ªs necesita que voten los j¨®venes porque son ellos los que nos tienen que sacar de este atolladero.
Tambi¨¦n los j¨®venes pol¨ªticos deber¨ªan reflexionar para ser capaces de ofrecer un proyecto sugestivo a los ciudadanos. Todav¨ªa quedan d¨ªas. La experiencia demuestra que, muchas veces, un voto se decide al entrar al colegio electoral.
Jaime Bot¨ªn es alumno de la Escuela de Filosof¨ªa. Fue presidente de Bankinter entre 1986 y 2002.
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