El b¨²nker antinuclear que ¡®visitas¡¯ diariamente
La Estaci¨®n de Cables Submarinos de Conil es de las m¨¢s importantes de Europa y hace posibles las telecomunicaciones entre el viejo continente y Estados Unidos
Una llamada internacional, un correo, una b¨²squeda sencilla en la red o un tuit: todo pasa por un peque?o chal¨¦ de aire sobrio y arquitectura de los a?os 60, enclavado en Conil de la Frontera. Podr¨ªa pasar por una casa m¨¢s de la id¨ªlica urbanizaci¨®n Fuente del Gallo, sino fuera por la enorme torre de telecomunicaciones que preside el jard¨ªn y por la extraordinaria seguridad que protege la villa y dispara la rumorolog¨ªa en el pueblo. No hay conile?o que no elucubre sobre la trascendencia de lo que all¨ª se custodia. Y no est¨¢n desencaminados, porque en ese austero chal¨¦ de planta ¨²nica se encuentra la estaci¨®n de cables submarinos m¨¢s importante de Espa?a ya que es una de las principales para el tr¨¢fico entre el sur de Europa, ?frica y Am¨¦rica. Gestionado por Telef¨®nica, es el nodo vital que hace posible que el sur del continente se comunique con Am¨¦rica en tr¨¢fico de datos vertiginoso.
El b¨²nker lo construy¨® Estados Unidos durante la Guerra Fr¨ªa
Aunque el nuevo cable submarino Marea conectar¨¢ Europa y Estados Unidos desde Bilbao, es otro el que lleva el peso de las comunicaciones, el Columbus III. Parte desde la playa de la Fontanilla de Conil y llega a Hollywood (Florida) 10.000 kil¨®metros despu¨¦s. Es este centro de supervisi¨®n de cables submarinos el que lo hace posible en un b¨²nker antinuclear enterrado a 15 metros bajo el suelo, en un caj¨®n reforzado de hormig¨®n, acero y puertas de alta seguridad. ¡°Lo construy¨® Estados Unidos durante la Guerra Fr¨ªa¡±, explica Jose ?ngel Balonga, uno de los t¨¦cnicos encargados de su funcionamiento. Concretamente, fue en 1968 cuando se eligi¨® esa zona como punto de salida para un cable submarino por su operatividad para la Base Naval de Rota.
¡°Era un punto geogr¨¢ficamente estrat¨¦gico para Estados Unidos¡±, matiza Francisco Garc¨ªa Rubiales, otro de los t¨¦cnicos, que lleva 24 a?os trabajando en las instalaciones. Se plante¨® como imprescindible para el Proyecto Apollo, ya que el seguimiento del viaje espacial se hac¨ªa tambi¨¦n desde estaciones terrenas de seguimiento espacial en Espa?a y, para ello, necesitaban una comunicaci¨®n efectiva. Fue el TAT-5 el primer cable submarino que cumpli¨® esa labor en un momento hist¨®rico en el que exist¨ªa una evidente preocupaci¨®n por un eventual ataque. ¡°Las instalaciones tienen protecci¨®n NBQ: nuclear, biol¨®gica y qu¨ªmica¡±, reconoce Balonga.
Centro neur¨¢lgico
Aunque ya no sea NBQ, la seguridad se mantiene hasta en tres controles para proteger la llegada de tres cables: el Columbus-III, el PENCAN-6 y el PENCAN-8, estos dos ¨²ltimos amarran con Canarias. El PENCAN-8 es, adem¨¢s, el tramo nacional del Atlantis-II que conecta Europa con Fortaleza (Brasil) y Las Toninas (Argentina), pasando por Cabo Verde y Dakar (Senegal). De todos ellos, el nodo estrella es el Columbus-III, que parte a Lisboa (para continuar a Florida pasando por las Azores) y Sicilia. ¡°Es la espina dorsal de la comunicaci¨®n¡±, reconoce Fernando Soria, coordinador de la Estaci¨®n. ¡°En el d¨ªa a d¨ªa, lo usamos sin reparar en ello¡±, a?ade. Voz, datos o televisi¨®n pasan por un cable de no m¨¢s de 10 cent¨ªmetros de grosor y compuesto por ocho pares de hebras de fibra de vidrio de un grosor menor al de un cabello.
Por cada par, pasan 20 gigabits por segundo que son ampliables hasta 1,6 terabits en total, lo que garantiza la operatividad del cable. Fue instalado en 1999, financiado por un consorcio de empresas de telecomunicaci¨®n, con una vida de 25 a?os. A merced de temporales, ataques de animales marinos o de barcos, la vulnerabilidad de ¨¦ste y los otros cables va en aumento, cuanto m¨¢s cercanos est¨¢n de la costa. De ah¨ª que, desde esta estaci¨®n, se controlen tanto los tres que amarran en la zona como todos los que tiene Telef¨®nica en las costas.
Un equipo de unos 15 t¨¦cnicos controla la Estaci¨®n las 24 horas del d¨ªa, los 365 d¨ªas al a?o
Adem¨¢s, supervisan otras infraestructuras submarinas de la Red El¨¦ctrica Espa?ola y de la operadora de telecomunicaciones Global Cloud Xchange, que posee uno de los cables m¨¢s largos del mundo, desde Reino Unido a Jap¨®n, y que pasa por Estepona. Para ello, cuentan el Sistema de Identificaci¨®n Autom¨¢tica, que permite identificar y seguir buques, ¡°una herramienta muy valiosa a la hora de ordenar el tr¨¢fico mar¨ªtimo y que aporta mayor seguridad en el mar¡±, explica Soria. El sistema garantiza un anillo de cobertura de 30 a 35 millas n¨¢uticas alrededor de las costas espa?olas, aunque el alcance es superior a las 70 millas.
Un equipo de unos 15 t¨¦cnicos controla la Estaci¨®n las 24 horas del d¨ªa, los 365 d¨ªas al a?o. ¡°No podemos ordenarle a un barco que se retire de un cable, pero s¨ª se lo informamos por un mensaje¡±, explica Balonga. En caso de no obedecer, avisan a las autoridades, ¡°y a ellos s¨ª que tienen que hacerles caso¡±, a?ade el t¨¦cnico. Todo con una premisa bien clara para proteger la integridad de nuestros cordones umbilicales submarinos y que Garc¨ªa Rubiales sintetiza entre risas: ¡°El que lo rompe, lo paga. Y no es barato¡±.
Una aver¨ªa bien cara
A lo largo de sus 10.000 kil¨®metros de longitud, el Columbus III tiene repetidores de la se?al cada 80 kil¨®metros, en su viaje de Florida a Conil. Estos repetidores, detectan diferencias potenciales provocadas por da?os en el cable y alertan a la Estaci¨®n de Cables Submarinos de Conil. Es en esos casos, cuando se tiene que poner en marcha un operativo urgente de reparaci¨®n. ¡°La comunicaci¨®n no se interrumpe porque se emplean otros cables para derivar la informaci¨®n¡±, explica el coordinador Fernando Soria.
Un barco equipado con un sonar viaja hasta la zona para localizar los puntos cercenados y se emplea un minisubmarino no tripulado que desciende hasta a profundidades abisales para encontrar el cable. Una vez, subidos y ¡®embollados' los dos extremos, se realiza un empalme fusionando la s¨ªlice de la fibra de vidrio y se deja caer.
La protecci¨®n de los cables es mayor en la costa, donde se entierran y se cubren con medias ca?as met¨¢licas. De hecho, la mayor parte de roturas se produce cerca de tierra o incluso en ella. Es el caso de las roturas que ha sufrido el Atlantis-II en Brasil, debido a las obras para los Juegos Ol¨ªmpicos y que fueron detectadas en Conil.
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