Los olvidados hijos del mar
Una crisis ecol¨®gica sin precedentes inunda la Regi¨®n de los Lagos en el sur de Chile
Para llegar a Puntilla de Tenglo hay que tomar un bote. El viaje es corto, pero no existe otra forma de entrar en la isla. Un 70% de sus habitantes vive directamente del mar. Indirectamente, casi la totalidad. El mar les envuelve, les alimenta y les da la vida. Pero desde la llegada del oto?o una contaminaci¨®n sin precedentes acecha sus aguas. El sur de Chile est¨¢ viviendo una de las mayores crisis ambientales de su historia reciente. Al menos, sus habitantes no recuerdan otra igual.
Distintas varazones de mariscos e im¨¢genes de lobos marinos y aves muertas en las costas de la Regi¨®n de los Lagos han sacudido los diarios del pa¨ªs en el ¨²ltimo mes. Una excesiva proliferaci¨®n de microalgas que genera toxinas, conocida como marea roja, ha sido la principal acusada del desastre, que afecta a toda la costa de la zona y, en especial, a la Isla de Chilo¨¦. Sin embargo, sindicatos de pescadores artesanales y organizaciones ecologistas apuntan a la corresponsabilidad de las empresas salmoneras en el desastre natural, que ha paralizado la actividad pesquera y extractiva de mariscos.
La crisis ambiental coincide con el vertido al mar de 4.500 toneladas de salmones en estado de descomposici¨®n
La crisis ambiental, que ha obligado al Gobierno a declarar la regi¨®n zona catastr¨®fica, coincide con el vertido al mar de 4.500 toneladas de salmones muertos en estado de descomposici¨®n, autorizado por la Armada chilena y el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca). ¡°Desde que se instalaron las salmoneras en la d¨¦cada de los noventa, se empez¨® a ocasionar un grave da?o al suelo marino, saturado por la extensi¨®n de cultivos. Y esta situaci¨®n explot¨® con el vertimiento de todos esos qu¨ªmicos y peces muertos¡±, denuncia Robinson C¨¢rcamo, coordinador del equipo de dia¨¢ogo directo de Greenpeace en la regi¨®n. En la actualidad, Chile abarca m¨¢s del 30% de la producci¨®n mundial de salm¨®n, solo superado por Noruega, sede de las mayores empresas del sector.
La crisis ha tenido un fuerte impacto econ¨®mico en la regi¨®n. Seg¨²n la Confederaci¨®n Nacional de Pescadores Artesanales (CONAPACH), los pescadores afectadas directamente por la crisis ambiental son m¨¢s de 30.000. Un malestar que se extiende a otros sectores, ya que el mar es la espina dorsal de la cadena econ¨®mica regional. ¡°Hemos reducido las ventas m¨¢s de un 90%. Si antes compraba 500 kilos de pescado y marisco, ahora solo compro 50. La gente tiene miedo de comer pescado¡±, se?ala Dora Elisa Soto, tesorera del Sindicato de Locatarios del Mercado Angelm¨® de Puerto Montt. Por ello, los vecinos reclaman una soluci¨®n duradera que les permita continuar con su actividad laboral en el futuro.
Protectores del mar
Segundo Parra es un hombre de mar. Hasta hace poco se preparaba cada madrugada para ir a trabajar. Llegaba a la playa, revisaba las redes y espineles, alistaba su embarcaci¨®n y zarpaba junto a dos compa?eros. Pod¨ªan pasar un d¨ªa entero en el agua, as¨ª eran felices y el mar siempre les fue agradecido. Pescaban merluza, rollizo, cabrilla, congrio o pejerrey. Pero hoy, su rutina se ha visto quebrada. No ir¨¢ a trabajar. Hoy saldr¨¢ a las calles con sus vecinos a exigir una soluci¨®n ante la crisis que vive su regi¨®n y su mar.
¡°La marea roja se instala en nuestras costas cada a?o, pero nunca hab¨ªa ocasionado tanto da?o. Las salmoneras est¨¢n matando nuestro mar¡±, acusa Parra, pescador artesanal y portavoz del Sindicato de pescadores, mariscadores y recolectores de orilla de Puntilla Tenglo. ?l, al igual que sus vecinos, pesca todav¨ªa con un sistema muy antiguo. Las aves y lobos marinos les indican donde se encuentran los bancos de peces. ¡°Lo que recogemos del mar, lo tomamos con las manos. Cuando ves peces peque?os los puedes seleccionar y devolver al mar, no como la pesca de arrastre que se lleva todo. El nuestro es un modelo sostenible que s¨ª que respeta al mar¡±, defiende.
Actualmente, su mayor fuente de ingresos se ha secado. El mar ha dicho basta. Todav¨ªa quedan algunos bancos de peces pero pocos se atreven a comprarlos y a comerlos. ¡°El Gobierno tiene que darse cuenta de que la madre tierra nos est¨¢ reclamando. Se necesitan soluciones duraderas que respeten el mar¡±, concluye Parra.
Nietas de la orilla
Camila C¨¢ceres camina junto a su madre por la playa en la que cada d¨ªa, cuando bajaba la marea, mariscaban con otras compa?eras de la isla. Aprendi¨® de ni?a la importancia de este oficio que durante generaciones ha sustentado y alimentado a muchas familias de la isla. En Puntilla Tenglo no hay mujer que no sea o haya sido mariscadora o recolectora de algas. Recog¨ªan el producto, lo limpiaban y empaquetaban y lo vend¨ªan a los comerciantes de la zona.
¡°Son muchas las familias que viven del mar en est¨¢ isla. Por lo general el marido es pescador y la mujer marisca o es recolectora de algas¡±, explica C¨¢ceres, portavoz del Sindicato de mariscadoras de Puntilla Tenglo. Desde el comienzo de la crisis y el auge de las protestas se crearon diferentes mesas de negociaci¨®n entre el Gobierno de Chile y los colectivos de pescadores de la regi¨®n. Pero no todos se han sentido escuchados. ¡°Las recolectoras de orilla, por ejemplo, no hemos sido tenidas en cuenta¡±, denuncia C¨¢ceres. As¨ª, la mayor¨ªa de mujeres de la regi¨®n, no se beneficiar¨¢n del bono que el Ejecutivo acord¨® entregar a los afectados. De nuevo, ser¨¢n invisibilizadas.
El origen de la vida
Por las venas de los huilliches, pueblos mapuches del Sur, corre agua salada. El v¨ªnculo que tienen con el mar va m¨¢s all¨¢ de lo econ¨®mico, m¨¢s all¨¢ de lo cultural. El mar es la vida y ellos son sus hijos. Los hijos del mar. Heriberto Jos¨¦ Teuquil Huinao, es el longko (l¨ªder) de la comunidad mapuche que vive en Puntilla Tenglo. Es un pescador artesanal y carpintero de botes que conoce el mar como pocos y que siente sobre su propia piel el da?o ambiental que se ha ocasionado.
¡°El mar siempre ha alimentado a mis pueblos ancestrales y nunca nadie le hab¨ªa hecho tanto da?o. Ya basta de botar basura al mar, a nosotros nos da de comer, de vivir y vestir¡±, denuncia. Seg¨²n las estimaciones de Sernapesca, se tardar¨¢n varias semanas o meses en volver a la normalidad. Es probable que hasta que las corrientes marinas del invierno no se lleven la contaminaci¨®n, la fauna no empiece a recuperarse. ¡°Somos hijos de la Madre Tierra, y estamos aqu¨ª solamente para cuidarla. No somos due?os de la tierra, ni del agua ni del aire¡±, argumenta Teuquil, que representa la voz de una comunidad que exige cambios estructurales en la econom¨ªa local que garanticen un futuro sostenible.
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