?Por qu¨¦ sobra la Filosof¨ªa?
El rectorado de la Complutense prepara un plan de reorganizaci¨®n de sus centros que supone el cierre de la facultad donde se ense?a a Plat¨®n, Kant y Nietzsche. Hace falta ofrecer una explicaci¨®n que no sea solo contable
?Los profesores de la Universidad Complutense de Madrid se han enterado por los peri¨®dicos del plan que el rectorado de esa instituci¨®n prepara para la reorganizaci¨®n de sus centros. Lo esperaban con inter¨¦s, porque las universidades p¨²blicas est¨¢n muy necesitadas de atenci¨®n, como en general todo nuestro sistema educativo. La mala noticia es que, descontando la cansina muletilla ret¨®rica de la ¡°calidad docente e investigadora¡±, el plan no contiene m¨¢s que n¨²meros. Los n¨²meros son importantes. Las facultades superiores son tambi¨¦n centros de gesti¨®n, y la gesti¨®n es en buena medida cosa de n¨²meros. Pero en cuesti¨®n de n¨²meros los supuestos beneficios del proyecto no est¨¢n m¨ªnimamente cuantificados (no hay memoria econ¨®mica, aunque se anuncia un ahorro que no llega al 1% del presupuesto de la universidad), sino ocultos por otra muletilla, la del ¡°dinamismo y la flexibilidad¡±, inconcreta e insuficiente para justificar el destrozo acad¨¦mico que dichos n¨²meros esconden.
La finalidad de la universidad no es la gesti¨®n, sino la ense?anza y la investigaci¨®n. Y en este punto no todo se puede reducir a n¨²meros. Aunque en todas las facultades podamos contar personal, estudiantes, asignaturas y titulaciones, el conocimiento cient¨ªfico implica una diferencia cualitativa irreductible entre la econom¨ªa y la termodin¨¢mica, entre el arameo y el derecho romano o entre la fon¨¦tica y la qu¨ªmica, aunque sus horas de ense?anza se cuenten en cr¨¦ditos y las de investigaci¨®n en plazos cuantitativamente homog¨¦neos. Y aqu¨ª es donde el plan s¨ª tiene grandes ambiciones. Tras a?os de ch¨¢chara sof¨ªstica acerca de la b¨²squeda de la excelencia en la investigaci¨®n, y de su necesaria vinculaci¨®n con la docencia para garantizar la calidad de esta ¨²ltima, el nuevo plan dibuja unas facultades y departamentos convertidos en cajones de sastre donde los profesores no se reunir¨¢n por la especificidad de sus investigaciones o por su cualificaci¨®n en un ¨¢rea de conocimiento, sino por sedicentes ¡°afinidades acad¨¦micas¡± que convierten por decreto sus especialidades en ¡°homog¨¦neas¡± y que nada tienen que ver con las articulaciones te¨®ricas del saber cient¨ªfico. En la ense?anza secundaria recordar¨¢n este sistema: el de las ¡°asignaturas afines¡±, que obliga a un profesor de Lat¨ªn a explicar ?tica o a uno de Geograf¨ªa a impartir Historia del Arte. Porque en realidad se trata de convertir las universidades en centros de ense?anza secundaria y de someterlas al proceso de degradaci¨®n profesional que se ha llevado a cabo en este sector, a fuerza de descualificar los perfiles acad¨¦micos de las titulaciones, los docentes y los estudiantes, quienes despu¨¦s de todo tendr¨¢n que incorporarse a un mercado laboral que considera la cualificaci¨®n cient¨ªfica y la formaci¨®n human¨ªstica como un obst¨¢culo para la empleabilidad.
No vale escudarse en los n¨²meros para hacerla desaparecer con un gesto de prestidigitaci¨®n
As¨ª que no es extra?o que una de las principales propuestas de este plan sea la desaparici¨®n de la Facultad de Filosof¨ªa, una materia que ya desde hace a?os sufre el acoso de las autoridades educativas del pa¨ªs, que pr¨¢cticamente la han desterrado de la ense?anza secundaria, principal destino profesional de los graduados en las Facultades de Filosof¨ªa. Tambi¨¦n en este caso se aducen n¨²meros. Unos n¨²meros muy poco convincentes, porque no es en absoluto cierto que la Facultad de Filosof¨ªa de la UCM haya perdido alumnos en los ¨²ltimos 10 a?os, y porque algunos de esos n¨²meros son muy parecidos a los de otras facultades que sin embargo se salvar¨¢n de esta poda, pero que en cualquier caso no dejan de ser solamente n¨²meros. Desde luego, la Filosof¨ªa no es m¨¢s importante que la Geolog¨ªa, la Odontolog¨ªa o el Turismo (otros de los estudios que pierden tambi¨¦n su autonom¨ªa seg¨²n este plan); puede que lo sea mucho menos en determinados aspectos, pero no vale escudarse solamente en los n¨²meros para hacerla desaparecer como en un espect¨¢culo de prestidigitaci¨®n. Hay que tener al menos la valent¨ªa de dar una explicaci¨®n que no sea solamente contable y ofrecer alg¨²n argumento acerca de por qu¨¦ se ha decidido marginar del sistema educativo espa?ol estos estudios, aducir, en fin, alguna raz¨®n acad¨¦mica para la clausura de una facultad que, aunque no pueda competir en tama?o con la de Ciencias Econ¨®micas y Empresariales, es un centro de referencia internacional de la producci¨®n de filosof¨ªa en una lengua con 500 millones de hablantes. Puede que haya motivos de peso para considerar que la filosof¨ªa es un estorbo grave para el ¡°dinamismo y la flexibilidad¡± que repiten como un mantra quienes dise?an estos planes, pero si no se explicitan esos motivos terminaremos pensando que la molestia que les produce una facultad tan peque?a e insignificante obedece a razones p¨²blicamente inconfesables.
De acuerdo con el proyecto que hemos conocido, Filosof¨ªa se convertir¨ªa en un departamento de una Facultad de Filolog¨ªa ampliada. Lo cual resulta, desde el punto de vista acad¨¦mico, una propuesta enteramente arbitraria: ?por qu¨¦ la filosof¨ªa es m¨¢s af¨ªn a la ling¨¹¨ªstica que a la matem¨¢tica, a la historia o a la sociolog¨ªa, m¨¢s a¨²n cuando la Facultad de Filosof¨ªa de la UCM imparte actualmente un doble grado con la Facultad de Derecho y otro con la de Ciencias Pol¨ªticas? No se puede esgrimir como precedente la gloriosa Facultad de Filosof¨ªa y Letras de la Segunda Rep¨²blica, que integraba en una com¨²n cultura human¨ªstica especialidades hoy met¨®dicamente muy separadas, y a la vez mantener la escisi¨®n completa de la no menos vieja y gloriosa Facultad de Ciencias de la UCM, que se disolvi¨® en especialidades cuya autonom¨ªa de facultades independientes el mencionado plan deja intacta, sin que sepamos por qu¨¦, aunque se pueda sospechar el inter¨¦s particular que obra en el trasfondo. Mientras las supuestas ganancias no se cuantifican ni se concretan, las p¨¦rdidas son ya muy claras: de acuerdo con los vientos dominantes, un departamento minoritario de Filosof¨ªa en el seno de una facultad ajena carecer¨¢ de toda posibilidad de planificaci¨®n propia, de acceso a los recursos necesarios y de esa visibilidad p¨²blica que una materia amenazada requiere para su simple supervivencia. El nuevo plan es para la filosof¨ªa, a la que solo en la universidad le dejan ya un lugar, un golpe letal.
Hoy son un obst¨¢culo para la empleabilidad la cualificaci¨®n cient¨ªfica y la formaci¨®n human¨ªstica
Es cierto que, como se insiste desde el rectorado, se trata ¨²nicamente de un borrador que ha de someterse a debate y discusi¨®n. Esperemos, por tanto, que llegado ese momento podamos todos argumentar y tengamos la obligaci¨®n de hacerlo no solamente con razones cuantitativas sino tambi¨¦n con conciencia de la responsabilidad que la universidad p¨²blica tiene en el sistema educativo de un pa¨ªs democr¨¢tico. De este sentido de la instituci¨®n ha hecho gala siempre el actual rector de la Universidad Complutense, a ¨¦l apelamos hoy.
Firman este art¨ªculo con Fernando Savater y Jos¨¦ Luis Pardo, Manuel Cruz, Juan Manuel Navarro Cord¨®n, Ram¨®n Rodr¨ªguez Garc¨ªa y Jos¨¦ Luis Villaca?as Berlanga, todos fil¨®sofos.
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