Veo, veo
Pues bien, esto es lo que hay ah¨ª fuera, l¨ªderes carism¨¢ticos
A lo tonto, a lo tonto, qui¨¦n iba a pensarlo, se acaba la campa?a. La electoral, digo, porque la de rebajas generalizadas no empieza hasta que Amancio Ortega levanta el pulgar y decreta la liquidaci¨®n de sus pingos. Total, a lo que iba: o suelto algo ahora sobre la actual coyuntura pol¨ªtica, o paso a la irrelevancia como l¨ªder de opini¨®n de masas. A ver, lejos de m¨ª toda tentaci¨®n de d¨¢rmelas de observadora ni de analista ni de augur de nada, para eso doctores tiene el peri¨®dico, las Facultades de Pol¨ªticas y las casas de apuestas, perd¨®n, encuestas demosc¨®picas. Dicho esto, una tiene ojos en la cara y, en ocasiones, ve cosas, aunque sea borrosas. He aqu¨ª algunas de las que he visto esta semana.
Vi a chicos y chicas llorar a l¨¢grima viva por faltarles una d¨¦cima y no poder estudiar lo que les piden las tripas. Vi a hijos de su padre y de su madre cambiarse de universidad privada despu¨¦s de tres a?os a 20.000 euros el curso porque no les gusta la carrera. Vi restaurantes de a 100 pavos la cena, vino aparte, con lista de espera hasta para coger sitio en la barra. Vi a se?ores y se?oras como mis vecinos haciendo cola a la puerta de una iglesia por una fiambrera de patatas con patatas. Vi a fil¨®logos cl¨¢sicos sirviendo bodas a seis euros la hora y vi a un ?influencer? de nombre Pelayo sacar unos vasos con su firma y a fot¨®grafos aguardando turno para inmortalizar el prodigio. Vi mucha gloria y mucha miseria y mucho talento y mucha tonter¨ªa. Vi, sobre todo, una sociedad diversa, dividida, profundamente desigual, y no precisamente por vestirse de la marca esa de los colorinchis y la vida chula. Y entre unas cosas y otras, vi, hasta en la sopa, a cuatro presuntos hombres de Estado haciendo el pino puente si es preciso para pedirnos el voto, quiz¨¢ aburriditos ellos mismos de escuchar sus soliloquios. Pues bien, esto es lo que hay ah¨ª fuera, l¨ªderes carism¨¢ticos. Y digo yo que tendr¨¦is que poneros a ello.
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