Pol¨ªtica de tripas
Gobernar de espaldas a la voluntad ciudadana es el camino para que esa voluntad nos d¨¦ la sorpresa
Entre el coraz¨®n y la cabeza, no triunf¨® el uno ni la otra sino las tripas: las tripas, la visceralidad contra el extranjero, contra una inmigraci¨®n explotada en argumentos de grave semejanza al fascismo y contra una Europa continental m¨¢s identificada con la normativa para empaquetar los pl¨¢tanos que con la riqueza que nos ha tra¨ªdo.
Triunfaron las v¨ªsceras frente a todas las razones, y el resultado nos recuerda una lecci¨®n que cre¨ªamos aprendida: no se puede gobernar de espaldas a los sentimientos de los ciudadanos, pero es peligroso gobernar con ellos como bandera porque pueden hacen da?o. Los l¨ªderes brit¨¢nicos y europeos no han sido capaces de mantener el apoyo de sus ciudadanos a los pasos acordados en Bruselas con las formas habituales en Bruselas y otros aprovecharon para sacar un r¨¦dito de ello.
Los primeros avisos llegaron en los referendos para aprobar el proyecto constitucional de la Uni¨®n Europea, que naufrag¨® en las consultas de Francia y Holanda en 2005 cuando se extendi¨® el temor al ¡°fontanero polaco¡± frente todas las aportaciones que implicaba aquel documento. Buena parte de la izquierda francesa, adem¨¢s, lo rechaz¨® por no contemplar un perfil con el contenido social que exig¨ªan. En Espa?a, el Partido Popular tambi¨¦n sufri¨® en sus carnes una tremenda lecci¨®n del divorcio con sus ciudadanos cuando perdi¨® las elecciones de 2004, frente a todas las previsiones, con una opini¨®n p¨²blica contraria al apoyo a la guerra de Bush contra Irak y a la gesti¨®n del atentado del 11-M.
Hoy, en este 2016 en que hemos constatado el fracaso de los Gobiernos ante los desaf¨ªos que nos trajeron la recesi¨®n y la globalizaci¨®n, las opciones alternativas que juegan con los sentimientos crecen con grandes dosis de peligro. El fen¨®meno Donald Trump en Estados Unidos y el auge del nacionalismo brit¨¢nico antieuropeo comparten factores de riesgo en ese arte de jugar con los sentimientos de la gente: tanto Trump como los l¨ªderes del Brexit azuzan el odio al de fuera, la preponderancia nacional, y lo hacen con argumentos torticeros de exageraci¨®n y manipulaci¨®n que no resistir¨ªan un tribunal de la verdad.
El nacionalismo vuelve de la mano de Trump y el Brexit y se une a un tiempo de populismos donde opciones como el Frente Nacional ya son favoritas para muchos j¨®venes de Francia y otros grupos xen¨®fobos se abren paso en Austria, Holanda o Finlandia. En el sur de Europa, la ausencia de respuestas v¨¢lidas por parte de los partidos tradicionales abona otras opciones que juegan con el discurso anticasta mientras buscan una personalidad que a¨²ne la suficiente apariencia de seriedad con dosis de populismo para los enfadados.
La pol¨ªtica, por tanto, est¨¢ en crisis. El enfado, el odio y el nacionalismo no son los mejores motores para construir un proyecto digno de pa¨ªs, pero funcionan, vaya si funcionan, la historia nos da muchos ejemplos de ello. Urge que los partidos proyecten iniciativas que mejoren la vida de los ciudadanos desde los valores m¨¢s constructivos, y que lo hagan con ellos, porque gobernar de espaldas a la voluntad de la opini¨®n p¨²blica es el camino para que esa voluntad nos d¨¦ la sorpresa. Se llama liderazgo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.