Despu¨¦s del Brexit, es la hora de Alemania
S¨®lo Berl¨ªn puede asumir el liderazgo para reconstruir el proyecto pol¨ªtico europeo; los dem¨¢s debemos apoyar, impulsar y comprometernos
Todos sabemos que la idea impulsora de la construcci¨®n europea fue algo tan ¡°pol¨ªtico¡± como el miedo. Los padres de esa construcci¨®n, horrorizados por la reciente historia europea de los setenta y cinco a?os precedentes (tres sangrientas guerras entre franceses y alemanes, que involucraron a buena parte del resto de Europa y a buena parte del planeta en las dos ¨²ltimas), pensaron que era absolutamente necesario evitarlo de nuevo. Y con esa idea pol¨ªtica, avanzaron, primero, poniendo en com¨²n lo que hab¨ªa valido para la guerra (el carb¨®n y el acero) y luego avanzando en un Mercado Com¨²n. Y el eje vertebrador, como no pod¨ªa ser de otra forma, fue lo que despu¨¦s hemos conocido como el Eje Franco-Alem¨¢n.
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Y eso ha permitido avances muy sustanciales: en lo geogr¨¢fico, pasar, nada menos, de seis a veintiocho; y en lo institucional y pol¨ªtico, disponer de instituciones como el Consejo, la Comisi¨®n, o el Parlamento, y sobre todo, ir dotando de contenido pol¨ªtico a la construcci¨®n europea, de manera que lo podemos expresar a trav¨¦s de la propia terminolog¨ªa que hemos estado usando: del Mercado Com¨²n, pasando por la Comunidad Econ¨®mica Europea, a ahora, la Uni¨®n Europea. Sin adjetivos. Explicitando una clara voluntad de construir no s¨®lo un proyecto econ¨®mico, sino un proyecto pol¨ªtico, con renuncias de soberan¨ªa de los Estados miembros, no s¨®lo en la pol¨ªtica comercial o en otras pol¨ªticas comunes, sino en aspectos tan sensibles como la pol¨ªtica exterior, la defensa, la justicia, o la moneda.
Y ello ha permitido crear realidades (no compartidas por todos, entre ellos el Reino Unido) como el euro y el BCE, o Schengen, que est¨¢n en el epicentro del proyecto pol¨ªtico europeo: asumir la libre circulaci¨®n de personas y la ciudadan¨ªa europea, o renunciar a la pol¨ªtica monetaria y el control del tipo de cambio. Y aceptar disponer de una pol¨ªtica exterior com¨²n, un esbozo de pol¨ªtica europea de Seguridad y Defensa, o un espacio judicial com¨²n, suponen avances sustanciales inimaginables hace casi sesenta a?os.
Y ah¨ª el papel de Alemania ha sido siempre esencial. Asumiendo con humildad (no pod¨ªa ser de otra forma despu¨¦s de Hitler) que el liderazgo pol¨ªtico le correspond¨ªa a Francia, aunque tuviera un creciente poder econ¨®mico. Y luego aceptando que eran un pa¨ªs dividido, probablemente por much¨ªsimo tiempo, y que su posici¨®n deb¨ªa ser inequ¨ªvoca en cuanto a la integraci¨®n en la defensa frente a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, aceptando que su seguridad s¨®lo pod¨ªa estar garantizada por la OTAN y, b¨¢sicamente, por Estados Unidos.
La reunificaci¨®n alemana y la ampliaci¨®n al Este han desequilibrado el eje franco-alem¨¢n
Y ese ¡°Directorio dual¡± (Francia como motor pol¨ªtico y Alemania como motor econ¨®mico) mostr¨® su eficacia hasta que la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn y la reunificaci¨®n alemana, lo ponen bajo cuesti¨®n.
Porque la reunificaci¨®n gener¨® grandes temores (¡°Europa ha sufrido tanto con una Alemania demasiado fuerte como con una demasiado d¨¦bil¡±), y que se expresan en una famosa frase atribuida a Andreotti, que dec¨ªa ¡°quiero tanto a Alemania, que prefiero que haya dos¡¡±. Y la respuesta del entonces Canciller alem¨¢n, Helmut K?hl fue muy clara: ¡°No se preocupen, jam¨¢s van a volver a tener una Europa alemana, porque van a tener una Alemania europea¡±. Y esa respuesta ten¨ªa argumentos reales: desde los fondos estructurales al euro. Y la integraci¨®n r¨¢pida de Europa oriental tuvo mucho que ver con esa confianza en la honestidad de la posici¨®n alemana.
En cualquier caso, todo ello (la reunificaci¨®n y la ampliaci¨®n al Este) han desequilibrado el eje franco-alem¨¢n. Alemania es mucho m¨¢s fuerte y, adem¨¢s, en paralelo, Francia ha ido perdiendo relevancia, m¨¢s all¨¢ de la ¡°escenograf¨ªa¡±.
Y esta realidad lleva a una conclusi¨®n: s¨®lo Alemania puede asumir el liderazgo para reconstruir el proyecto pol¨ªtico europeo. Los dem¨¢s, incluido Espa?a, no tenemos capacidad para ello, salvo apoyar, impulsar y comprometernos, y Francia no puede, aunque quisiera. Alemania s¨ª puede, sobre todo si compromete, adem¨¢s de a otros pa¨ªses, a las instituciones comunitarias (Consejo, Comisi¨®n y Parlamento). Pero, adem¨¢s de poder, debe querer hacerlo. Y aunque la palabra ¡°l¨ªder¡± tiene una traducci¨®n al alem¨¢n que mejor no recordar (F¨¹hrer), necesitamos como nunca el liderazgo de Alemania. Sin ¨¦l, el proyecto pol¨ªtico federal europeo est¨¢ condenado irreversiblemente a desaparecer.
Josep Piqu¨¦ es exministro de Industria y exministro de Asuntos Exteriores
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