Los europe¨ªstas tambi¨¦n somos culpables
Ni es cierto que la econom¨ªa se haya hundido, ni tampoco lo es que el Estado del bienestar haya sido destruido
Tras el triunfo del Brexit, el fantasma del anti-europe¨ªsmo recorre nuestro continente. Las dudas sobre el porvenir de la unidad europea comienzan a ser inquietantes. Los nacionalistas antieuropeos avanzan posiciones, el europesimismo crece y los euroesc¨¦pticos se refuerzan.
La crisis ha hecho estragos en la opini¨®n p¨²blica y el populismo est¨¢ seduciendo a los ciudadanos haci¨¦ndoles creer que el responsable de la situaci¨®n est¨¢ en la lejana Bruselas. Las soluciones simples, r¨¢pidas y f¨¢ciles que proponen los populistas, por m¨¢s falsas que sean, atraen a muchos europeos. Sostienen que hay que volver al antiguo r¨¦gimen, a las monedas nacionales, al control de las fronteras, a las devaluaciones, al proteccionismo en lugar del libre comercio y del mercado com¨²n. En suma, nacionalismo y antiglobalizaci¨®n.
De estas falsas salidas tambi¨¦n somos responsables los europe¨ªstas. Hemos actuado de forma acomplejada y en parte hemos dado la raz¨®n a los contrarios a la unidad de Europa.
Las obvias dificultades para que los afectados por las guerras en Oriente Pr¨®ximo obtengan asilo ha sido visto como un fracaso de los valores europeos cuando en realidad solucionar tal cuesti¨®n no es nada f¨¢cil y son los Estados, y no la Uni¨®n, los responsables de garantizar este derecho. Las pol¨ªticas econ¨®micas de austeridad, discutibles en las formas que adopten pero no en su necesidad, han sido vistas como una consecuencia de la insensible tecnocracia de Bruselas ante las penurias y desigualdades sociales. La idea de que las instituciones europeas son una burocracia despilfarradora e in¨²til ha cundido en la opini¨®n sin que hayamos suministrado los datos que prueban la falsedad de tal idea, sobre todo si la comparamos con otras administraciones nacionales, regionales y municipales.
Hemos actuado de forma acomplejada y en parte hemos dado la raz¨®n a los contrarios a la unidad de Europa
Pues bien, los europe¨ªstas hemos ido aceptando tales acusaciones como verdaderas, incluso como indiscutible. Es natural, pues, que los contrarios a la Uni¨®n hayan ganado terreno en la opini¨®n p¨²blica europea y mejorado sensiblemente sus resultados electorales.
Por todo ello, hay que explicar que durante estos a?os de crisis las instituciones de la Uni¨®n, en especial el Banco Central Europeo, se han reformado para evitar una cat¨¢strofe econ¨®mica; hay que destacar que l¨ªderes como Draghi y Merkel ha estado a la altura de las circunstancias; y subrayar que todo ello ha permitido salvar en lo posible los grandes pilares de Europa. Ni es cierto que la econom¨ªa se haya hundido, ni tampoco lo es que el Estado del bienestar haya sido destruido. Todo puede hacerse mejor, todo es discutible, pero el catastrofismo no est¨¢ justificado, aceptarlo es un error.
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