Orgullo de gente

Siempre he cre¨ªdo en la gente de este pa¨ªs. Con nuestras luces y sombras, claro. Somos el pa¨ªs de Bel¨¦n Esteban, del cazo y del pelotazo, s¨ª, pero tambi¨¦n el que se moviliz¨® para quitar escombros tras el terremoto de Lorca o Hait¨ª; el que tom¨® las costas de Galicia llegando desde todos los puntos de Espa?a para ayudar con aquel chapapote de la verg¨¹enza. O el de Angrois, cuyos vecinos, sin pensarlo, vencieron al horror de aquella curva maldita bajando mantas, socorro y aliento a las v¨ªctimas del Alvia. Escuch¨¦ decir a socorristas de Zarautz que acudieron a Grecia a rescatar familias sirias: ¡°Parec¨ªa Espa?a. No hab¨ªa m¨¢s que voluntarios espa?oles ayudando por todas partes¡±. Orgullo. Orgullo de gente. El pa¨ªs que m¨¢s ayuda econ¨®mica don¨® a Ruanda durante el genocidio tutsi y eso cuando apenas sab¨ªamos ni colocarlo en el mapa. Nosotros, un pa¨ªs en el que los salarios no son, ni de lejos, de los m¨¢s altos de esta Europa desalmada. Pero en el que podemos dar lecciones de dignidad a cualquiera de esos pa¨ªses modelo con los que nos comparamos constantemente.¡ª C¨¦sar Fern¨¢ndez Roll¨¢n. Barakaldo (Bizkaia).