El Gepetto de los aut¨®matas
En 2009, Roland Olbeter (Hannover, 1955) encontr¨® en una librer¨ªa de Hamburgo una edici¨®n de coleccionista de Los viajes de Gulliver?y pens¨® que se trataba de un excelente material para una ¨®pera. La originalidad de la propuesta ¨Cque se estrena el 8 de julio en el Festival Grec de Barcelona¨C radica en que no intervendr¨¢n en ella ni cantantes ni m¨²sicos humanos,?sino un conjunto de marionetas automatizadas.
No es la primera vez que Olbeter lleva robots a los escenarios. Formado como violinista cl¨¢sico y constructor naval, ha conseguido aunar sus dos pasiones en este formato h¨ªbrido que re¨²ne lo cl¨¢sico y lo moderno, lo tecnol¨®gico y lo artesanal. ¡°Mis padres eran arquitectos, as¨ª que la construcci¨®n la llevo en la sangre¡±, explica. Sin embargo, su juventud estuvo marcada por la m¨²sica. ¡°Ten¨ªa un amigo cuyo padre era primer violinista de la ?pera de Hannover y me hizo entrar en el conservatorio. Llegu¨¦ a tocar en la Junge Deutsche Philharmonie, pero el servicio militar trunc¨® ese camino¡±. Al terminar, trabaj¨® como aprendiz en un astillero y, posteriormente, en Berl¨ªn probar¨ªa suerte como tramoyista. ¡°Pero el que ser¨ªa mi oficio no termin¨® de perfilarse hasta que llegu¨¦ a Espa?a¡±, relata. Una serie de casualidades lo llevaron a hacerse con un viejo barco de madera en Mallorca, y para cuando termin¨® de reconstruirlo ya hab¨ªa decidido instalarse en Barcelona ¨Ccorr¨ªa 1986¨C y abrir una carpinter¨ªa dedicada a la fabricaci¨®n de muebles tradicionales japoneses. No tardar¨ªa en entrar en su vida La Fura dels Baus.
A partir de los artefactos mec¨¢nicos que desarroll¨® para la compa?¨ªa catalana, Olbeter dio con el fil¨®n que lo llev¨® a concebir sus propios ingenios rob¨®ticos. El primer proyecto en el que hizo confluir todas sus habilidades fue Orlando Furioso!, una ¨®pera de c¨¢mara para mezzosoprano, cuarteto de cuerdas y tambor. Salvo la cantante, el resto estaba automatizado. Hoy, en El sue?o de Gulliver?ya no queda ning¨²n elemento humano.
En el taller de Olbeter se dan cita profesionales y artesanos venidos de los campos m¨¢s diversos. El figurinista discute con el titiritero sobre el mejor modo de cablear?a las marionetas, y el alem¨¢n ultima los detalles de la coreograf¨ªa de los 25 nanorrobots de la obra con el responsable del control inform¨¢tico: 70 servomotores se ocupan de mover los hilos de las 20 marionetas del reparto, 250 pistones de aire comprimido controlan los elementos mec¨¢nicos, 12 instrumentos robotizados ejecutan la m¨²sica compuesta por la australiana Elena Kats-Chernin, 10 voces entonan los textos, 2 proyectores hacen ?mapping?sobre el fondo y 30 leds iluminan la escena en la que Gulliver se lanza a viajar por el espacio. ?Cu¨¢l es el origen de esa fascinaci¨®n por trabajar con aut¨®matas? ¡°No se me da bien dirigir a personas, pero hay algo muy bonito en dar vida a una m¨¢quina. Hoy, cuando las prob¨¢bamos, vi a la gente sonre¨ªr, y es que, si lo pensamos bien, el primer amigo de un ni?o es siempre un mu?eco inanimado¡±.
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