Los grandes errores de esta temporada de 'Masterchef'
El machismo impl¨ªcito en su gui¨®n, centrarse en los dramas... El 'talent show' de TVE termin¨® su ¨²ltima edici¨®n con una final tan previsible que ha evidenciado sus numerosos fallos
Ninguna sorpresa en la final de MasterChef. Si hubi¨¦semos anotado el nombre del ganador en un sobre cerrado ante notario al inicio de la edici¨®n, no nos hubi¨¦semos equivocado. Son las ventajas de que siempre termine triunfando el mismo perfil de concursante. Virginia, ama de casa de 39 a?os, se alzaba ayer con el premio tras una largu¨ªsima gala -a la una y media de la madrugada se anunciaba el nombre del vencedor- sin demasiada emoci¨®n.
Aunque, claro, ?qu¨¦ pretend¨ªamos cuando ¨¦sta ha sido la t¨®nica general durante todo el programa? La cuarta edici¨®n del talent show de cocina nos ha dejado un sabor de boca un tanto amargo. Algo huele a estancado en las instalaciones de MasterChef y parece que no viene del frigor¨ªfico.
En Espa?a, la audiencia parece tan dispuesta a perdonar como los votantes en las elecciones. Poco importa si el producto empeora en cada visionado, si los mensajes ocultos que esconde son de lo m¨¢s perversos o si el motivo principal de su existencia queda eclipsado por el af¨¢n de espect¨¢culo. Todo deja de ser relevante en cuanto los datos de share son buenos. Eso es lo que ha ocurrido con esta cuarta edici¨®n de MasterChef. El porcentaje de audiencia ha redimido los pecados cada vez m¨¢s evidentes del formato. Esos mismos que han conseguido que muchos aficionados al programa comiencen a perder la fe en la recuperaci¨®n de su esencia. La misma que consigui¨® que, tras la primera edici¨®n, todos quisi¨¦semos visitar Benicarl¨® para que Maribel nos preparase un plato con alcachofas.
Resulta m¨¢s cuestionable es que el formato prefiera decantarse por las excentricidades de los concursantes antes que por su talento culinario
A nadie se le escapa que MasterChef es un programa de entretenimiento y, como tal, se debe al show business -aqu¨ª no hemos venido a que nos ense?en a nosotros a cocinar, sino a contemplar c¨®mo lo hacen a otros-. Lo que ya resulta m¨¢s cuestionable es que el formato prefiera decantarse por las excentricidades de los concursantes antes que por su talento culinario, en aras, imaginamos, de fomentar el divertimento. Como todo buen programa con concursantes an¨®nimos, el casting es esencial. Bebe contar con buenas dosis de carisma, ganas de enfrentarse a las c¨¢maras, esp¨ªritu competitivo y telegenia, eso tan dif¨ªcil de explicar pero que todos sabemos en qu¨¦ consiste. Sin eso, no funcionar¨¢. Pero tampoco vamos a renunciar a nuestros principios tan f¨¢cilmente, ?no creen? O, al menos, no deber¨ªamos.
MasterChef ha puesto el piloto autom¨¢tico. Se ha lanzado al d¨ªa de la marmota en cuerpo y alma y ha pensado que con un buen pu?ado de concursantes que aviven las llamas de twitter ser¨¢ suficiente. Las pruebas son las mismas de siempre, los escenarios se repiten en todas las ediciones, los invitados vuelven una y otra vez e incluso los patrones de los participantes coinciden. El jovencito, la se?ora mayor, el gracioso, el intelectual, la villana. Podemos identificarles desde el primer momento. Y s¨ª, funcion¨® en la primera edici¨®n. Incluso en la segunda. Pero ahora todo nos suena a m¨¢s de lo mismo y empieza a flaquear. Tal vez no hubiese sido una locura arriesgar con el paso del tiempo. Darle una vuelta y sorprender. Pero si algo nos ha quedado claro a lo largo de los a?os es que MasterChef es un programa poco dado a las innovaciones.
El casting de la cuarta edici¨®n no ha cumplido las expectativas. Ha pecado de centrarse demasiado en el personaje
El casting de la cuarta edici¨®n no ha cumplido las expectativas. Ha pecado de centrarse demasiado en el personaje y olvidar que no estamos ante un reality de convivencia cualquiera -e incluso en estos se esmeran m¨¢s-. Aqu¨ª, se supone, hab¨ªamos venido a cocinar. Le ha faltado emoci¨®n y novedad, sobre todo teniendo en cuenta que es ya la cuarta vez que pasamos por lo mismo -sin contar, adem¨¢s, las versiones junior-. Pero no perdamos la esperanza. Todav¨ªa le queda mucho tir¨®n al concurso como para rendirnos -si hasta 'Operaci¨®n Triunfo' pudo renacer...-. Confiemos en devenir de los tiempos y crucemos los dedos. Con mejorar estos sencillos puntos, ser¨ªa todo muy diferente:
1- Vuelta a la cocina, por favor
No es posible que, en la semifinal del concurso, los participantes no sepan hacer una ensalada con queso. Esto es un talent show de cocina y parece que a alguien se le ha despistado. Es muy divertido encontrarse con personajes como la deportista Aniuska o la et¨¦rea Esmeralda, pero viendo el resultado, dejarse llevar por su car¨¢cter extremo y obviar las dotes delante de los fogones no es buena opci¨®n. Ojal¨¢ una vuelta a los comienzos.
2- Erradiquemos el machismo
Pensar¨¢n que no son m¨¢s que bromas entretenidas, diversiones para que la audiencia se r¨ªa, pero no es as¨ª. Los comportamientos machistas en esta ¨²ltima edici¨®n han rizado el rizo. Hacer un barrido de pies a cabeza a la concursante que se considera m¨¢s explosiva es machista. Babear cada vez que se acerca una chica guapa es machista. Maquillar y peinar a la concursante que se considera menos agraciada es machista. Y lo de las bromas con la pluma... Televisi¨®n Espa?ola deber¨ªa echar un vistazo a los contenidos que emite.
3- Acabemos con el relleno
O, al menos, ajustemos los contenidos a la duraci¨®n. La dictadura de las franjas horarias en Espa?a es tremenda. No hay programa de prime time que no termine a altas horas de la madrugada. Claro que, en los canales privados, es cosa de la publicidad. Para competir, MasterChef tambi¨¦n ha ido alargando su duraci¨®n exponencialmente. Hasta un punto en el que es necesario tirar de relleno para poder cumplir con el horario. Si cont¨¢semos los minutos que los concursantes est¨¢n cocinando y los compar¨¢semos con la duraci¨®n total, nos llevar¨ªamos una sorpresa.
4- Innovemos, se?oras y se?ores
Sabemos que la f¨®rmula funciona, que el p¨²blico responde y que los aspirantes a entrar en el concurso se multiplican. Pero, ?hasta cu¨¢ndo aguantar¨¢ el tir¨®n? En las cuatro ediciones que llevamos de MasterChef hemos visto exactamente lo mismo. Peque?as variaciones en las recetas, pero con el mismo esquema -ahora toca la de casquer¨ªa, ahora toca la del postre dif¨ªcil-. La mayor novedad ha sido introducir dos concursantes gemelas -una de las cuales, ha ganado-. Tal vez ha llegado el momento de lanzarse a la piscina. Cruzamos los dedos para que la versi¨®n con famosos aporte algo nuevo. Sea lo que sea. As¨ª de f¨¢cil nos contentamos.
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