Destinos de vacaciones para dejar de ser un 'yonqui' del m¨®vil
Lo ¨²ltimo en EE UU son unos campamentos de verano para adultos, con actividades, talleres, baile... Y sin ning¨²n dispositivo a mano ni poder decir tu nombre. Cada vez surgen m¨¢s propuestas para desintoxicarnos de lo digital
Nada m¨¢s llegar a Camp Grounded, un conjunto de caba?as en el bosque de Mendocino, 250 km al norte de San Francisco, un puesto de "desintoxicaci¨®n tecnol¨®gica" recibe a los visitantes. All¨ª, dos personas vestidas con mono blanco "confiscan" m¨®viles y dispositivos varios. La Gestapo de lo digital. Desprovistos de aparatos, sin poder decir su nombre real o hablar de sus profesiones, los campistas se encuentran con una incre¨ªble variedad de actividades anal¨®gicas con las que pasar los cuatro d¨ªas de estancia, por los que han pagado 600 d¨®lares. Talleres de origami, tiro con arco, fabricaci¨®n de velas, bordados, lecciones de hip-hop o baile de sal¨®n, cuerda floja, ukelele... Camp Grounded es una especie de para¨ªso hippy en el que olvidarse del continuo ruido de redes sociales, correos electr¨®nicos y mensajes instant¨¢neos, donde "desconectar para reconectar", como reza su lema. O una pesadilla para los aquejados de FOMO (el s¨ªndrome de "miedo a perderse algo", en sus siglas en ingl¨¦s Fear Of Missing Out).
"La idea no es solo dejar la tecnolog¨ªa por unos d¨ªas; es aprender a estar en el momento. No puedes usar el m¨®vil para rellenar un silencio inc¨®modo, o hablar de tu trabajo, o dar tu nombre, porque no queremos que el campamento se use para hacer networking. Tampoco se puede beber alcohol ni usar drogas", explica Kelsey Freeman, de Digital Detox, la organizaci¨®n que pone estos campamentos en marcha. "Puedes estar hablando con el presidente de una compa?¨ªa, o con un artista... y no lo sabes. Puedes ser t¨² mismo, sin muletas de ning¨²n tipo".
Mark Koberg, un productor televisivo de Los ?ngeles en la treintena, descubri¨® su dependencia de esas muletas hace siete a?os. Atravesaba un momento tan intenso en el trabajo que perdi¨® la vista en un ojo. Para rebajar el estr¨¦s, acudi¨® a un retiro de meditaci¨®n que exig¨ªa prescindir de todo dispositivo. "Me ayud¨® a percibir ese impulso, totalmente involuntario, de mirar mi pantalla. A reflexionar sobre por qu¨¦ lo hac¨ªa y me sent¨ªa tan mal sin poder hacerlo. La mayor¨ªa de la gente no es consciente de lo que nos hace la tecnolog¨ªa hasta que no se da cuenta de c¨®mo la echa de menos". Gracias a la meditaci¨®n, Mark se recuper¨® del ojo. Hoy da clases de Medios Digitales en la Universidad del Sur de California, y a sus alumnos les propone todos los a?os un "ayuno" de dispositivos de cinco horas. "Muchos no son capaces de cumplir el plazo", asegura.
"Yo ya hab¨ªa hecho mi propio proceso de desintoxicaci¨®n, eliminando todas las apps de redes sociales por un tiempo", explica Katie Scoggins, terapeuta de San Diego de 25 a?os. Acudi¨® a Camp Grounded con ganas de unas vacaciones divertidas y se encontr¨® con "la experiencia curativa m¨¢s intensa de mi vida". Lo de no poder usar el m¨®vil fue lo de menos. "Hab¨ªa tantas actividades y gente por conocer, que casi ni me acord¨¦ del tel¨¦fono". Solo en un par de ocasiones sinti¨® el impulso de buscar algo en Google. "Estamos tan acostumbrados a tenerlo en la palma de la mano que es realmente extra?o tener que intentar acordarte de algo por ti mismo", coincide Christopher Williamson, un profesor de inform¨¢tica de 46 a?os que particip¨® en Camp Grounded el oto?o pasado. "Como no hay relojes ni horarios, a veces es complicado organizarte", explica. Aunque no se considera adicto, ("soy una de esas personas que tarda un d¨ªa en contestar un mensaje de texto"), le apetec¨ªa estar rodeado de personas que estuvieran totalmente presentes. "No soporto la gente que es incapaz de tener una conversaci¨®n contigo sin mirar el m¨®vil. Tengo una hija de 15 a?os y a veces es muy frustrante competir con el aparato por su atenci¨®n".
VACACIONES SIN COBERTURA
Tanto ha aumentado la demanda de desconexi¨®n, y tan dif¨ªcil es poder hacerlo durante el d¨ªa a d¨ªa, que cada vez m¨¢s destinos vacacionales usan como reclamo no tener cobertura. Existen buscadores espec¨ªficos de lugares sin Internet, como digitaldetoxholidays.com. La oferta es amplia: desde aventuras en velero por la costa de Maine hasta caba?as en el desierto de Arizona. De establecimientos de cuidada arquitectura y oferta gastron¨®mica a retiros m¨¢s r¨²sticos y espirituales.
Digital Detox, que empez¨® con grupos de 10 personas, organiza ya campamentos en cuatro estados (California, Texas, Carolina del Norte, y Nueva York), con unos 300 participantes de media. Mark est¨¢ a punto de marcharse a uno de ellos; todos los a?os dedica unos d¨ªas a "desintoxicarse". Christopher piensa repetir. Ninguno pretende deshacerse definitivamente de sus smartphones, pero estas curas intermitentes les ayudan a llevarse mejor con ellos. "Realmente te animan a ser m¨¢s humano", reflexiona Katie, que ya va por su tercer campamento. Desconectar para reconectar: la gran paradoja de nuestro tiempo.
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