La juez
El final de la actividad criminal se debi¨® a quienes resistieron c¨ªvicamente y a los que persiguieron y castigaron a los terroristas
?Por qu¨¦ ha cesado ETA en sus acciones violentas, aunque todav¨ªa remolonee en entregar las armas y admitir su disoluci¨®n? Algunos, interesadamente, tratan de vender esta renuncia forzosa como una madura decisi¨®n de los terroristas y sus servicios auxiliares a favor de las v¨ªas pol¨ªticas, cuyo normal ejercicio democr¨¢tico han impedido tantos a?os. Reconocen a petici¨®n de parte el da?o causado, en lo cual podemos creerles sin esfuerzo porque causarlo era precisamente el objetivo de sus fechor¨ªas. Pero no se arrepienten de ellas porque respondieron a una necesidad revolucionaria, seg¨²n su visi¨®n hist¨®rica de la Transici¨®n y la democracia espa?ola elogiada en su d¨ªa por Pablo Iglesias, que siguen manteniendo y pretenden convertir en cr¨®nica oficial de lo sucedido. Ahora toca continuar la guerra por otros medios seg¨²n ense?¨® el cl¨¢sico.
La verdad sin embargo es que el final de la actividad criminal se debi¨® a quienes resistieron c¨ªvicamente y a los que persiguieron y castigaron a los terroristas. Si todos hubi¨¦ramos sido como los predicadores del di¨¢logo, hoy Otegi estar¨ªa ya a punto de jubilarse como lehendakari en vez de aspirar al cargo. Para acabar con la violencia fue decisiva, junto a la actuaci¨®n de la Guardia Civil y otras fuerzas policiales, la de magistrados como la juez francesa Laurence Le Vert, que ahora se jubila tras veintis¨¦is a?os de lucha legal implacable contra ETA. Fue discreta en lo personal, lo contrario de una figura medi¨¢tica y glamurosa, pero supo m¨¢s que nadie del entramado de la banda que estudi¨® con severidad minuciosa. Sobre todo nunca se equivoc¨® sobre su verdadera cala?a, la de grupo mafioso que combat¨ªa contra las instituciones democr¨¢ticas, no una rom¨¢ntica guerrilla de liberaci¨®n. Ella s¨ª que ha sido una mujer de paz, que merece gratitud y homenaje.
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