Techo, energ¨ªa sostenible y participaci¨®n para una ciudad ¨¦tica
Los expertos apuestan por un urbanismo que garantice el acceso a una vivienda asequible, de calidad y con un bajo consumo energ¨¦tico
Comuna de Lo Espejo, Santiago de Chile. Se trata de uno de los sectores m¨¢s densos de la capital del pa¨ªs latinoamericano: cerca de 16.000 habitantes por kil¨®metro cuadrado ¨Ccasi el doble de la comuna de Santiago¨C. Asimismo, la pobreza y los asentamientos informales son un problema habitual. Desde hace cinco a?os, sin embargo, 125 familias han cambiado la vivienda autoconstruida por un piso social. Un proyecto, organizado por la ONG Un Techo para Chile y el Gobierno chileno, con una caracter¨ªstica especial: la calidad de las viviendas es superior al est¨¢ndar que requiere la normativa. Estas cuentan, por ejemplo, con aislamiento reforzado en las paredes, placas solares t¨¦rmicas o luces fluorescentes. La situaci¨®n de los nuevos inquilinos ha cambiado radicalmente: el estigma de vivir en una chabola ya es un recuerdo. Los ni?os pueden traer a sus amistades a casa, porque esta no es distinta de la de otros chicos.
Ralph Horne, director del Programa de Ciudades del Pacto Mundial de Naciones Unidas, conoce los retos que las ciudades afrontan para garantizar una vivienda asequible a sus ciudadanos. Y pone Lo Espejo como un ejemplo a seguir: las urbes deben ¡°resistir la tentaci¨®n de construir viviendas sociales de peor calidad que las de un alojamiento convencional¡±, aunque la urgencia de reducir los asentamientos informales indique lo contrario. A su vez, estos inmuebles tienen que estar mezclados con otros, sea en barrios de clase media o pudientes, para evitar la ¡°segregaci¨®n espacial y la aparici¨®n de zonas marginadas¡±. Esta es una de las ideas del Foro de Ciudades ?ticas celebrado en Barcelona. En el encuentro, organizado por el Real Instituto de Tecnolog¨ªa de Melbourne (RMIT, en ingl¨¦s), los expertos han apostado para lo que definen como una ciudad ¨¦tica: una comunidad que garantice el acceso a una vivienda asequible y de calidad; a la vez que promueve la eficiencia energ¨¦tica en los hogares y el uso de energ¨ªas renovables y una pol¨ªtica urbana participativa. Recomendaciones que se incluir¨¢n en la conferencia de ONU Habitat sobre desarrollo urbano sostenible: Habitat III.
La urbanizaci¨®n de la humanidad es un hecho. Y a¨²n m¨¢s en el futuro, sobre todo en los pa¨ªses en desarrollo. Seg¨²n la OCDE, para 2050 cerca del 70% de la poblaci¨®n mundial vivir¨¢ en ciudades. Comunidades, por ahora, altamente dependientes de los combustibles f¨®siles, hasta el punto de representar el 75% de las emisiones de di¨®xido de carbono y m¨¢s del 60% del consumo de energ¨ªa planetario. ?C¨®mo liberar a estas comunidades de la dependencia de los combustibles f¨®siles? Se trata de un reto que las pol¨ªticas de urbanismo y vivienda pueden ayudar a resolver. Para empezar, Horne apunta a la calidad de la vivienda social: ¡°Un inmueble peor dise?ado a la larga sale m¨¢s caro¡±. Pues no est¨¢ igual de preparado para hacer frente a los cambios de temperatura, indica.
La transici¨®n hacia una sociedad que no dependa consumo de combustibles f¨®siles ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil si las ciudades garantizan un hogar digno a sus ciudadanos
Un camino que Am¨¦rica Latina ya est¨¢ empezando a seguir. Al ejemplo chileno, el director del Programa de Ciudades a?ade el de Brasil, que cuenta con normativas de eficiencia energ¨¦tica para el mercado de la vivienda ¡°adaptadas a las ¨¢reas clim¨¢ticas del pa¨ªs¡±. En muchos casos, sin embargo, el reto no estar¨¢ tanto en la nueva edificaci¨®n ¨Cconstruida bajo el marco normativo actual¨C como en la adaptaci¨®n de los inmuebles ya existentes. ¡°En algunos casos la adaptaci¨®n ser¨¢ posible, pero en otros no¡±, advierte. Su esperanza es que la tecnolog¨ªa ayude a superar esta brecha: ¡°En los pr¨®ximos a?os veremos viviendas de cero emisiones, gracias a la energ¨ªa fotovoltaica [de autoconsumo] y la introducci¨®n de bater¨ªas para guardar la energ¨ªa producida. Al menos en las zonas soleadas¡±.
Hacer valer la normativa a favor de la eficiencia energ¨¦tica ¨Co la introducci¨®n, por ejemplo, de paneles solares en los immuebles¨C supondr¨¢ otro reto. ¡°La falta de cumplimiento¡± es un problema general en buena parte del sur global, avisa Horne. A ello hay que a?adir los escasos esfuerzos de la Administraci¨®n por liderar la transici¨®n energ¨¦tica en otras regiones del mundo, como Europa del Este. Sergio Tirado, investigador del centro para el an¨¢lisis urbano de RMIT Europa, apunta a dos dificultades: infraestructuras de la ¨¦poca de la Uni¨®n Sovi¨¦tica dif¨ªciles de reformar, y administraciones poco deseosas de poner en marcha reformas a favor de la transici¨®n energ¨¦tica. La sociedad civil, mientras tanto, parece poco propensa a los cambios. En todo caso, la poblaci¨®n parece recurrir a soluciones tradicionales ante unos precios de la energ¨ªa desbocados y una elevada tasa de pobreza energ¨¦tica: ¡°Con el aumento de los precios del gas, la poblaci¨®n en Hungr¨ªa est¨¢ pasando a la madera¡±.
Acercar la producci¨®n y distribuci¨®n de energ¨ªa al nivel de la ciudad tambi¨¦n puede ayudar a facilitar la transici¨®n energ¨¦tica. Esta es la opini¨®n de Maria Campuzano, portavoz de la Alianza contra la Pobreza Energ¨¦tica, plataforma de ¨¢mbito estatal contra el corte de agua y energ¨ªa en los hogares. Campuzano aboga por la puesta en marcha en Espa?a de ¡°empresas municipales con capacidad para gestionar su propia energ¨ªa¡±. Hacerlo requerir¨ªa un cambio en la legislaci¨®n. De cambiar la normativa, sin embargo, ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil para los municipios apostar para la producci¨®n en casa de energ¨ªas renovables, asegura.
La transici¨®n hacia una sociedad que no dependa consumo de combustibles f¨®siles ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil si las ciudades garantizan un hogar digno a sus ciudadanos, en el que los cambios de temperatura no hagan estragos. Parte de la tarea pasa por conectar a la ciudad a los m¨¢s de 800 millones de personas que viven en los barrios marginales de las grandes urbes. Un proceso que, seg¨²n Zaida Mux¨ª, directora de Urbanismo, Medio ambiente y Ecolog¨ªa Urbana del Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet, ser¨¢ ¡°arduo, de mil pasos¡±. Habr¨¢ que rehabilitar viviendas, y remplazar aquellas que no puedan ser preservadas. Casos como Medell¨ªn indican el camino a seguir: ¡°hacer calles, llevar infraestructuras que no ten¨ªan, dar legalidad a la tenencia del sitio¡±. Tambi¨¦n habr¨¢ que traer ¡°servicios duraderos¡±, al estilo de las bibliotecas-viveros de empresas de la ciudad colombiana. Y poner en marcha ¡°elementos tractores del resto de la ciudad¡±, equipamientos y edificios que el resto de la urbe necesita para su funcionamiento diario.
All¨ª donde existe un mercado de la vivienda formal, la pol¨ªtica de vivienda es una pieza fundamental del camino hacia una ciudad ¨¦tica. Sin embargo, la Administraci¨®n p¨²blica no siempre est¨¢ dispuesta a construir vivienda p¨²blica ¨Co no dispone de los recursos necesarios¨C , y la tendencia del mercado immobiliario a la especulaci¨®n priva a buena parte de la poblaci¨®n del acceso a la vivienda, en Espa?a y el mundo. Para hacer frente a este reto, Julie Lawson, investigadora del RMIT, propone poner en marcha ¡°instituciones de intermediaci¨®n como cooperativas de vivienda¡±, que agreguen dinero p¨²blico y aportaciones privadas. Estas organizaciones, que se financiar¨ªan a trav¨¦s de bonos a largo plazo, deber¨ªan ayudar a construir inmuebles, sin la tendencia del sector a especular. En Espa?a, la tarea da para una ¡°carta a los Reyes Magos¡±, explica Mux¨ª: ¡°El marco legal respecto a la propiedad y la tenencia tendr¨ªa que ser m¨¢s amplio. En Viena, los pa¨ªses escandinavos u Holanda, se mezclan producci¨®n pura del Estado, soluciones mixtas, privadas, y cooperativas de producci¨®n. Una vez construida la vivienda, cada uno de los propietarios es individual, y sale m¨¢s barato¡±.
Tener en cuenta la igualdad de g¨¦nero conlleva repensar, de abajo a arriba, el funcionamiento de la ciudad
La participaci¨®n de la comunidad tambi¨¦n es parte esencial del camino hacia una ciudad ¨¦tica. El papel de la gente fue clave en la transformaci¨®n de Medell¨ªn, y tambi¨¦n lo puede ser en otras urbes. ¡°Son los ciudadanos quienes conocen mejor cu¨¢les son sus necesidades¡±, sostiene Gregorio Planchuelo, director general de Participaci¨®n Ciudadana del Ayuntamiento de Madrid. La ciudad ha puesto en marcha sus primeros presupuestos participativos, en los que m¨¢s de 45.000 habitantes han decidido el destino de 60 millones de euros. Para Planchuelo, una de las ventajas de estos proyectos es que permiten al Ayuntamiento saber qu¨¦ es lo que ciudadan¨ªa necesita a nivel local. En un barrio, una calle o incluso un equipamiento municipal. Los ejemplos, de lo m¨¢s variados ¨Cdesde poner farolas en una calle hasta poner enchufes en una biblioteca¨C lo atestiguan.
Del mismo modo que una ciudad ¨¦tica debe contar con la voluntad de la poblaci¨®n, la igualdad de g¨¦nero debe formar parte de su d¨ªa a d¨ªa. Las mujeres, recuerda Mux¨ª, ¡°viven m¨¢s a?os, con menos salud y dinero, por su vida laboral¡±. En consecuencia, hay que repensar la vida urbana de abajo a arriba. Asegurando que los servicios vitales para el d¨ªa a d¨ªa est¨¦n cerca de casa. Teniendo en cuenta que algunos medios de transporte no son igual de accesibles, para hombres y mujeres: ¡°La movilidad en bicicleta es masculina. Un hombre con 70 a?os est¨¢ mejor que una mujer de la misma edad, por la osteoporosis¡±.
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