?Es posible una nueva masculinidad en el Islam marroqu¨ª?
La incorporaci¨®n de las mujeres urbanas al mundo laboral y la extensi¨®n de los m¨¦todos contraceptivos redefinen los roles de g¨¦nero en una sociedad patriarcal, seg¨²n el soci¨®logo
¡°No eres un hombre¡± es el peor insulto que una mujer marroqu¨ª puede utilizar contra su marido o su hijo, incluso en situaciones con desconocidos en la v¨ªa p¨²blica. Tal es la virtud de lo viril que hasta las mujeres apelan a cuestionarla si quieren despreciar a alguien.
¡°El nacimiento de un var¨®n en una casa es una ocasi¨®n de satisfacci¨®n colectiva (¡) Porque en el sistema marroqu¨ª patrilineal de parentesco, el nacimiento de un var¨®n asegura la perpetuaci¨®n del linaje¡±. Esto escribi¨® Abdessamad Dialmy, profesor de Sociolog¨ªa de la Universidad Mohammed V de Rabat, en su libro Vers une nouvelle masculinit¨¦ au Maroc (hacia una nueva masculinidad en Marruecos), de 2009. El t¨ªtulo habla, justamente, de esa transici¨®n hacia el nuevo hombre que Dialmy intuye que est¨¢ naciendo en su pa¨ªs.
¡°La socializaci¨®n de un chico se hace en el sentido de una preparaci¨®n para el espacio p¨²blico, fundada en una virilidad f¨¢lica, agresiva y competitiva. Las fronteras sexuales son, por tanto, fronteras espaciales. A cada uno, su espacio propio: el espacio del hombre es el del trabajo remunerado, p¨²blico y pol¨ªtico¡±, aclara Dialmy.
Seg¨²n la visi¨®n tradicional, "la mujer es el espacio privado, la cocina, los hijos¡¡±, explica el soci¨®logo. Y la ¨²ltima frontera femenina que se permite a un var¨®n se erradica en la infancia. ¡°La circuncisi¨®n simboliza el paso del mundo de las mujeres al de los hombres. Se remueve el capuch¨®n h¨²medo que cubre (como un ¨²tero) el pene del hombre; se elimina la parte femenina del cuerpo del var¨®n. De golpe, el mundo femenino se transforma en lugar prohibido y, progresivamente, la mujer en objeto de deseo. Esa transformaci¨®n asegura a los padres el ¨¦xito de la socializaci¨®n¡±, escribe Dialmy. Esta heterosexualidad normalizadora ser¨¢ puesta a prueba a trav¨¦s de una actividad preconyugal menos prohibida que cualquier indicio de homosexualidad y durante los ritos de desfloraci¨®n, con el matrimonio.
En el teatro de la calle, solteros y casados deben dominar la situaci¨®n, carecer de dudas y debilidades: ¡°El simple hecho de manifestar p¨²blicamente signos de familiaridad o de afecto hacia su mujer le puede valer al hombre calificaciones peyorativas como afectuoso o tierno. El rajel (var¨®n) es un hombre duro (¡) El rajel no se deja guiar sexualmente por su esposa, ¨¦l es el maestro iniciador que debe controlar la sexualidad de la mujer¡±, se lee en el libro del soci¨®logo.
Por su parte, la conducta sexual de las mujeres determina el honor de la familia. El divorcio, por ejemplo, es un estigma para la mujer. ¡°En el imaginario popular, la mujer no es virgen, entonces puede hacer el amor con quien ella quiera¡±, explica. De ah¨ª la otra exigencia social que tambi¨¦n pesa sobre hermanos, esposos y padres, para que las mujeres de la familia cumplan lo que se espera de ellas en vistas de no deshonrar a todo el linaje. ¡°Hay t¨¦rminos en ¨¢rabe para referirse a la familia conyugal y a la familia grande, y en ambos casos est¨¢n emparentados etimol¨®gicamente con la palabra prisi¨®n¡±, abunda.
Del estudio en el que se basa el escrito de?Dialmy se desprende que los hombres j¨®venes no son necesariamente los m¨¢s abiertos. M¨¢s bien lo contrario. ¡°El pragmatismo moral est¨¢ m¨¢s extendido entre los hombres de experiencia¡±, como escribe el soci¨®logo Michel Bozon, en el pr¨®logo. En tanto, el apoyo a la poligamia est¨¢ en pleno declive y las relaciones entre hombres y mujeres, as¨ª como los privilegios masculinos, han comenzado a ser objeto de discusi¨®n.
¡°Reivindico la posibilidad de hacer otra lectura del Islam para Marruecos. Podr¨ªamos interpretar la sexualidad a trav¨¦s de un prisma m¨ªstico¡±, propone Dialmy.
El derecho a la sexualidad es un derecho humano Abdessamad Dialmy, soci¨®logo
Hay, seg¨²n el soci¨®logo, ¡°un origen socio-econ¨®mico en la legislaci¨®n isl¨¢mica patriarcal¡±. En este sentido, las dificultades financieras entre los j¨®venes y el avance de las mujeres en el ¨¢mbito profesional y en la gesti¨®n del presupuesto familiar quiz¨¢ constituyan el punto de partida de una redefinici¨®n de la identidad masculina. Tambi¨¦n el "hombre sentimental¡±, capaz de ser tierno y de ayudar a criar a sus hijos va en esa direcci¨®n: ¡°La masculinidad comienza a ser pensada menos como un don natural y m¨¢s como una relaci¨®n social din¨¢mica y evolutiva¡±.
¡°El sistema social no est¨¢ estructurado en torno a la libertad, pero esta se va tomando a cuentagotas, de manera progresiva¡±, reconoce Dialmy, optimista con la transici¨®n.
Pregunta. ?La sexualidad puede considerarse un derecho humano?
Respuesta. El derecho a la sexualidad es un derecho humano. En la Declaraci¨®n de 1948, se habla del derecho a disponer del propio cuerpo, lo que incluye la sexualidad. Es un derecho individual.
Desde hace ya unos diez a?os hablamos de la tercera generaci¨®n de Derechos Humanos. En primera instancia, est¨¢n los derechos pol¨ªticos y civiles, en segundo lugar, los sociales y econ¨®micos; los terceros son los derechos sexuales y reproductivos y la cuarta generaci¨®n de derechos son los ambientales.
P. ?C¨®mo puede interpretarse este derecho humano individual desde una sociedad musulmana?
R. Ese derecho sexual y reproductivo parte de una concepci¨®n humanista, en la que el hombre es el centro: no hay Dios que le diga qu¨¦ es lo que debe hacer. De hecho, los derechos humanos sexuales y reproductivos son objetados por todas las religiones. Las religiones (el cristianismo, el juda¨ªsmo o el Islam, que es la que me concierne) dicen que para tener un encuentro sexual hay que estar casado. El permiso al acto sexual se otorga solo de esa manera, especialmente a las chicas. Si la chica soltera tiene relaciones sexuales antes del matrimonio, esto significa que su padre, o el responsable, ha sido feminizado, porque no ha sido capaz de controlar el cuerpo de su hija. Mi hip¨®tesis es que la abstinencia era el ¨²nico m¨¦todo contraceptivo puro para que las mujeres no se quedaran embarazadas (el nacimiento de un ni?o ilegal hubiera creado la confusi¨®n entre los lazos y los bienes). En cambio, los hombres s¨ª han tenido el derecho a la sexualidad antes del matrimonio, con las concubinas (esclavas); o sea, mediante un acta de propiedad, la sexualidad era legal. Y los hijos que nac¨ªan eran hijos legales. Ellos pertenec¨ªan al padre, que les daba su nombre.
P. Sin embargo, en el Islam parece haber m¨¢s disposici¨®n a aceptar la dimensi¨®n placer que el catolicismo, al menos para los hombres¡
R. S¨ª, el Islam es m¨¢s abierto para los hombres, en general, y para las mujeres en tanto esposas. Hay una tradici¨®n que parte de dichos del Profeta: ¡°No caigas sobre tu esposa como un animal, hay que prepararla, con gentileza, perfumes, con caricias, besos¡±. Y desarrollando el arte de hacer el amor. Insist¨ªan sobre el derecho de la mujer al goce, porque cuando una mujer est¨¢ sexualmente satisfecha es fiel. Y cuando es fiel, el marido est¨¢ seguro de que ¨¦l es el padre de sus hijos. Dentro de ese contexto, todo est¨¢ permitido, salvo la sodom¨ªa, que est¨¢ prohibida.
P. ?Es una contradicci¨®n, justamente, que lo que est¨¢ prohibido es la pr¨¢ctica m¨¢s extendida entre las j¨®venes v¨ªrgenes del mundo arabo-musulm¨¢n para no da?ar el himen y para no quedar embarazadas?
R. Resulta bastante l¨®gico bajo el paradigma patriarcal. Eso lo trato en mi libro Jeunesse, Sida et Islam au Maroc (juventud, sida e Islam en Marruecos), del a?o 2000. Hablo de la sexualidad anal como paliativo. Si el himen no est¨¢ roto, la chica es virgen. El himen, en realidad, ha jugado el rol de barrera contraceptiva. Y; seg¨²n la ¨²ltima encuesta del Ministerio de Sanidad, en 2013, sobre los h¨¢bitos sexuales de los j¨®venes marroqu¨ªes, el 56% de los j¨®venes marroqu¨ªes de 15 a 24 a?os encuestados consideran habituales este tipo de pr¨¢cticas incompletas (sexo oral, de masturbaci¨®n mutua y anal, sin penetraci¨®n vaginal).
P. ?Cree que estas pr¨¢cticas redefinir¨¢n las relaciones y los permisos?
R. A partir de estos estudios he elaborado la teor¨ªa de la transici¨®n sexual para definir esta sexualidad que est¨¢ a mitad de camino entre el sexo total y la ausencia de sexo. Esta sexualidad no vaginal est¨¢ en una etapa de transici¨®n, en la que estamos en Marruecos. Y la homosexualidad tambi¨¦n est¨¢ en una etapa de transici¨®n: las pr¨¢cticas son cada vez m¨¢s visibles pero la identidad no es reconocida. Toda la sexualidad est¨¢ en fase de transici¨®n. Es decir, la norma sigue siendo la religiosa, pero la pr¨¢ctica se seculariza.
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