El ladrillo amenaza la costa holandesa
Los ecologistas presionan para evitar que se relajen los planes de construir en la playa
El litoral holand¨¦s ha escapado por ahora a una burbuja inmobiliaria que amenazaba con trufarlo de viviendas de recreo, al haber sido rechazados los planes del Gobierno de levantar la actual prohibici¨®n de construir en la playa. Melanie Schultz, la ministra de Medio Ambiente, propuso relajar las normas ¡°para convertir la costa en un lugar atractivo y econ¨®micamente robusto todo el a?o¡±, y ha chocado contra el Congreso. Tambi¨¦n contra m¨¢s de 100.000 firmas recogidas por Natuurmonumenten, una asociaci¨®n cuyo largo nombre no precisa traducci¨®n. Financiada a medias por el Estado y por particulares, sus casi 750.000 socios le recordaron que hay 523 kil¨®metros de playas de libre acceso amenazadas por el ladrillo. En este caso, la madera de las edificaciones en litigio.
Son unas construcciones coquetas, plantadas algunas en la arena, o bien tras las hileras de dunas que forman una barrera natural contra posibles inundaciones. Unos bungal¨®s, casetas, parques recreativos de palafitos apoyados en pilares, chal¨¦s de un solo piso, y hasta c¨¢mpines permanentes, que sus promotores presentan como la respuesta a los cambios operados en el mercado vacacional.
A pesar de que Schultz retir¨® su plan, y las restricciones siguen en pie, el cat¨¢logo inmobiliario no cede. Por eso el movimiento ecologista aport¨® otros datos a la discusi¨®n: entre 2013 y 2019 puede haber hasta 7.000 nuevas casas veraniegas en la costa; en los tres ¨²ltimos a?os se han construido cerca de 1.700. Antes de su derrota, la ministra pensaba autorizar los primeros pabellones playeros permanentes para este mes de julio. A condici¨®n, por supuesto, de que no comprometieran la protecci¨®n del entorno ni la seguridad costera. Visto el malestar general, intentar¨¢ pactar con todos los implicados. Aunque el problema de fondo parece m¨¢s bien de coordinaci¨®n. El Estado protege la costa de las amenazas naturales, y las provincias y Ayuntamientos vigilan la calidad del espacio. En 2011, el tr¨ªo acord¨® contener la construcci¨®n. ?Por qu¨¦ siguen creciendo entonces estos proyectos recreativos?
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