Mire al pajarito... y c¨®mprelo
El tr¨¢fico de animales en Indonesia amenaza la fauna de uno de los pa¨ªses con mayor biodiversidad del mundo. Destaca el comercio de aves, arraigado en la cultura del pa¨ªs como s¨ªmbolo de estatus e identidad
¡°?From America, from America!¡±. Es todo lo que acierta a decir en ingl¨¦s. Despu¨¦s retira la tela harapienta que cubre la jaula y deja al descubierto un tej¨®n nervioso que apenas cabe en la misma. Misiri, el vendedor, sonr¨ªe mientras fuma por encima del animal. ¡°From America¡± [De Am¨¦rica], repite una vez m¨¢s. Cuesta 50 millones de rupias, casi 3.500 euros, y es el producto estrella de su tienda. Mucho m¨¢s caro que el mono blanco tit¨ª, de Kalimant¨¢n, que hace muecas y se agita en la jaula contigua y vale menos de 70 euros. O que las peque?as ardillas de Pap¨²a. O que las lechuzas, los macacos o las cr¨ªas de pit¨®n. O que la iguana, tambi¨¦n de Kalimant¨¢n, que vende por 10 euros. O que los murci¨¦lagos de Java, peque?os como ratones alados, o esos m¨¢s grandes y negros tambi¨¦n de Kalimant¨¢n, 30 euros cada uno, y que por se?as Misiri, mientras escupe ahora el humo hacia los quir¨®pteros, cuenta que se comen para curar el asma.
El mercado de animales de Pramuka, en Yakarta, Indonesia, es el mayor del pa¨ªs. Un edificio de cuatro plantas con suelo de azulejos blancos y marrones e hilo musical de piar estridente en el que desde hace ya m¨¢s de 40 a?os cohabitan centenares de animales con decenas de compradores y un pu?ado de vendedores variopintos. Desde Misiri, que enlaza cigarrillos mientras muestra a los extranjeros su zoo particular, hasta la pareja de domadores de palomas que se lanza los p¨¢jaros de un extremo a otro del pasillo para ense?arlos a obedecer. Un laberinto de jaulas y pilares en el que los comerciantes aguardan a la entrada de sus angostos locales posados en banquetas o en el suelo en equilibrios imposibles y similares a las de los p¨¢jaros que venden.
Porque el de Pramuka es, sobre todo, un mercado de aves. Hasta 19.000 ejemplares de 206 especies diferentes, una quinta parte de ellas end¨¦micas en el pa¨ªs, seg¨²n el completo estudio que el a?o pasado realiz¨® la organizaci¨®n Traffic. ¡°La magnitud del comercio ilegal e insostenible de aves lo ha convertido claramente en un problema de conservaci¨®n en Indonesia, sobre todo tras haberse comprobado que el pa¨ªs posee tambi¨¦n el mayor n¨²mero de especies amenazadas de Asia adem¨¢s de las end¨¦micas que solo se encuentran ya aqu¨ª¡±, explica Chris Sthepherd, director regional de esta organizaci¨®n que combate el tr¨¢fico de animales.
Un viejo proverbio javan¨¦s dice que todo hombre de ¨¦xito debe, a lo largo de su vida, poseer cinco cosas: una esposa, un kris (una daga tradicional), una casa, un caballo (trad¨²zcanlo hoy por un veh¨ªculo) y un p¨¢jaro. Es parte de la cultura de la isla principal del pa¨ªs y, por exportaci¨®n, tambi¨¦n de otras de este enorme archipi¨¦lago, poseer un p¨¢jaro. Un s¨ªmbolo de estatus para las familias: la especie que uno posea (y exhiba) lo situar¨¢ en la jerarqu¨ªa social. As¨ª se ve en Pramuka. Los canarios o los colibr¨ªs, numerosos, hacinados en jaulas, pueden comprarse por menos de siete euros. El peque?o murai medan de Sumatra, de pecho amarillo y larga cola, sube hasta los 140. Hoy son, junto a los divertidos agaporni, los ¡°p¨¢jaros del amor¡±, como los llaman porque necesitan vivir en pareja y que importan desde Taiw¨¢n, los favoritos de los indonesios. En la primera planta de Pramuka, media docena de hombres se arremolina esta ma?ana ante el cargamento de mir¨¢is reci¨¦n llegado mientras el due?o, pura rutina, ajeno a los mirones, los clasifica soplando entre las plumas y las patas para identificar si es macho o hembra y saber si tiene huevos o los ha puesto ya.
Muchos de esos orangutanes se quedan como mascotas en las casas y cuando crecen son vendidos por menos de 70 euros Cassie Freund, directora del programa de conservaci¨®n Gunung Palung
Esta moda cr¨®nica y ancestral de los p¨¢jaros est¨¢ esquilmando el archipi¨¦lago. Pero al comercio nacional se suma adem¨¢s el internacional con la terrible premisa de que cuanto mayor sea el peligro de extinci¨®n de una especie, cuantos menos ejemplares queden, m¨¢s se pagar¨¢ por ellos. De hecho, fue este comercio internacional el que el a?o pasado, por primera vez, azuz¨® las conciencias de los indonesios cuando la polic¨ªa arrest¨® a un hombre con dos docenas de aves vivas metidas en botellas de pl¨¢stico. Todas, especies protegidas. Y la mitad, cacat¨²as sulf¨²reas, en grave peligro de extinci¨®n, que no sobrevivieron. La noticia provoc¨® que muchos indonesios entregasen las cacat¨²as que ten¨ªan en sus casas y que incluso se lanzara una campa?a en internet que capt¨® casi 300.000 firmas, para presionar al Gobierno a cambiar las leyes y habilitar refugios para los p¨¢jaros rescatados.
La realidad de Indonesia, uno de los pa¨ªses con mayor biodiversidad del mundo, pero con amplios porcentajes de sus especies de mam¨ªferos y p¨¢jaros amenazados, es que estos delitos apenas se persiguen. Seg¨²n denuncia la organizaci¨®n Profauna, el pa¨ªs no solo pierde cerca de 600 millones de euros por este tipo de comercio ilegal, sino que es pr¨¢cticamente inexistente el procesamiento de los criminales y las penas impuestas, demasiado leves. Seg¨²n los datos de la organizaci¨®n, durante el ¨²ltimo a?o solo ha habido nueve condenas en los m¨¢s de 120 casos conocidos y registrados. ¡°El Gobierno hace poco porque argumenta que tiene otras prioridades. Y el trabajo de las organizaciones conservacionistas no est¨¢ siempre bien visto porque la gente dice que los extranjeros no entendemos su cultura¡±, se lamenta Cassie Freund, directora del programa de conservaci¨®n Gunung Palung en Kalimant¨¢n, la parte que corresponde a Indonesia de la isla de Borneo.
El perfil de los traficantes cambia seg¨²n con qu¨¦ animal trabajen y tambi¨¦n, geogr¨¢ficamente, dependiendo de la isla. En Sumatra son grupos organizados con trabajadores locales los que vac¨ªan la isla de aves o de pangolines, el animal m¨¢s vendido, un mam¨ªfero casi desconocido pero al borde de la extinci¨®n porque su carne es una delicatessen en China. El c¨¢lao de yelmo, una llamativa ave de tres kilos de peso con una cabeza protuberante codiciada tambi¨¦n en China como el marfil, y el tigre, son las otras dos especies casi extinguidas ya por los furtivos.
En Kalimant¨¢n, sin embargo, el perfil var¨ªa seg¨²n el animal. Los furtivos de p¨¢jaros y pangolines operan de forma similar a Sumatra, vendiendo despu¨¦s sus capturas a los comerciantes que los llevar¨¢n hasta mercados como el de Pramuka y a pa¨ªses vecinos como China, Hong Kong o Taiw¨¢n. Son cazadores locales, como esos que cada vez se ven m¨¢s en esta isla, seg¨²n denuncian los bi¨®logos extranjeros que trabajan en la zona, que se adentran en el bosque de turbera con palos y pegamento para atrapar a las especies m¨¢s protegidas y cotizadas.
En el mercado de Pramuka se han vendido unas 19.000 ejemplares de 206 especies diferentes
Pero tambi¨¦n est¨¢n los oportunistas, como sucede cuando se trata de orangutanes. Habitantes locales que se encuentran con uno de estos primates en zonas deforestadas o aislados en alguna de las plantaciones de palma que durante las ¨²ltimas dos d¨¦cadas han alterado dr¨¢sticamente el paisaje de Borneo. ¡°Muchos de esos orangutanes se quedan en el comercio local, como mascotas en las casas, y cuando crecen son vendidos por menos de 70 euros¡±, explica Freund. Hoy quedan cerca de 60.000 ejemplares de este gran simio en Borneo, el ¨²nico lugar del mundo, con Sumatra, donde existe.
Por ¨²ltimo, destaca el caso de los gecos. El Gobierno autoriza la cr¨ªa y comercio internacional de este lagarto nocturno demandado como mascota y como ingrediente para elaborar algunas medicinas tradicionales en la regi¨®n. Pero los supuestos criadores, como desvela otra investigaci¨®n de Traffic, optan por la f¨®rmula m¨¢s barata de capturarlos en su h¨¢bitat, lo que est¨¢ diezmando su poblaci¨®n.
¡°Al menos, seg¨²n sube el nivel de ingresos y de educaci¨®n, hay cada vez un movimiento mayor, aunque muy lento, de cambio. Recientemente hemos conocido la buena noticia de que el gobierno estudia endurecer la ley de conservaci¨®n que no se ha tocado desde 1990¡±, afirma Freund. Desde Traffic, por su parte, destacan la dificultad por conocer el volumen real que supone este mercado y su evoluci¨®n. ¡°Por un lado, ahora hay m¨¢s grupos trabajando para concienciar y eso hace que parezca que ha crecido. Pero al mismo tiempo sabemos que la crisis de la gripe aviar provoc¨® cierta reducci¨®n¡±, explica Shepherd. En Pramuka, mientras tanto, el negocio y la rutina contin¨²an ajenos a todo. Incluso a la presencia hoy de dos extranjeros curiosos. ¡°From America, from America¡±, se sigue escuchando de fondo a Misiri publicitando su tej¨®n, como si el visitante se marchase aun indeciso aun por adquirirlo.
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