Mucha tonter¨ªa
Telecinco ha estrenado ¡®Quiero ser¡¯, un programa en el que un pu?ado de chicas y el gay reglamentario compiten a ver qui¨¦n es m¨¢s ¡®influencer¡¯
Voy para vieja. En nada cumplo una cifra redonda de a?os y, aunque se supone que tendr¨ªa que montar el fiest¨®n del siglo para celebrarlo, solo espero que la desmemoria y la desbandada general de vacaciones aparten de m¨ª ese c¨¢liz. En eso, aparte de en la ca¨ªda libre de estr¨®genos, se nota que voy para abajo. Ahora los j¨®venes festejan a muerte sus cumplea?os. La efem¨¦ride empieza a las 00.00 horas del d¨ªa de autos y no acaba hasta que se haya ejecutado el ¨²ltimo punto del programa de actos. La celebraci¨®n de la vida var¨ªa seg¨²n la bolsa del homenajeado. Pero no es raro el alquiler de limusinas, los saltos en paraca¨ªdas, los fuegos artificiales o, el ¨²ltimo grito, la reserva de un avi¨®n para copular en el aire, juro que tengo el anuncio en mi correo. Nada raro para una generaci¨®n que aprende a divertirse con los youtubers, a vestirse con el Instagram de los famosos y a amar con las estrellas del porno en l¨ªnea. Cierta juventud para la que todo tiene que ser ideal, perfecto, mentira. Y, si no, ni es aut¨¦ntico ni es nada.
Telecinco ha estrenado Quiero ser, un programa en el que un pu?ado de chicas y el gay reglamentario compiten a ver qui¨¦n es m¨¢s influencer. El verano pasado, por razones equis ¡ªquien est¨¦ libre de vanidad que tire el primer espejo¡ª, coincid¨ª con una de las profesoras del concurso, una tal Dulceida. Una chica bajita, vistosa como hay millones. El planazo, sufragado por una firma de lujo, consist¨ªa en ver una regata a bordo de un catamar¨¢n a todo trapo. Dulceida ni comi¨®, ni bebi¨®, ni se dign¨® dirigirle la palabra a nadie. Se limit¨® a hacerle escorzos a un siervo, perd¨®n, asistente, que la acribillaba a fotos para publicarlas en su blog e instruir a la plebe. Ese es el nivelazo. Claro que Nintendo acaba de doblar su valor en Bolsa a cuenta de un juego consistente en cazar monigotes con el m¨®vil. Deseng¨¢?ate, Arqu¨ªmedes. Ni el amor, ni el sexo, ni ninguna otra palanca. La tonter¨ªa mueve el mundo.
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