'Quiero ser', el nuevo programa de Sara Carbonero (sin Sara Carbonero)
El programa 'de moda' refleja a una juventud que ha tomado como modelo a los tronistas de 'Mujeres y hombres y viceversa' y cuya ¨²nica aspiraci¨®n es conseguir fama en las redes sociales
Decir que 'Quiero ser', el nuevo programa de Sara Carbonero, es el equivalente a afirmar que el ¨¦xito de 'MasterChef' descansa sobre el buen hacer de Eva Gonz¨¢lez es una exageraci¨®n de tal calibre que deber¨ªa estar tipificada como delito en el C¨®digo penal. ?Y puede que incluso nos quedemos cortos! Los que anoche corrieron a sentarse delante del televisor para asistir a la esperada vuelta de la presentadora fuera de la secci¨®n de deportes -s¨ª, nos conformamos con poqu¨ªsimo-, se encontraron con una decepci¨®n may¨²scula. ?Pero si no sale m¨¢s de tres minutos! As¨ª es, queridos tentacioners. El papel de la presentadora en 'Quiero ser' es tan irrelevante que podr¨ªa haberlo grabado desde Portugal y sin tener que quitarse el pijama -?Alguien sabe d¨®nde se puede conseguir un trabajo as¨ª? Es para un amigo-. Vamos, un chollazo en toda regla.
'Quiero ser' es el reflejo de como la juventud ha tomado como modelo a los tronistas de 'Mujeres y hombres y viceversa'
Pero no piensen que entender el funcionamiento del programa es tan sencillo. ?De qu¨¦ va 'Quiero ser'? Pues, b¨¢sicamente, de hacerse famoso en televisi¨®n y acumular seguidores en las redes sociales. La excusa, esta vez, es la moda. O lo que la sociedad ha entendido que significa la moda. Es decir, ponerse trapitos comprados en cadenas low cost, hacerse cuatro fotos resultonas en Instagram y esperar a que las marcas nos regalen productos y nos inviten a eventos donde poder comer canap¨¦s gratis. De eso va 'Quiero ser'. De subirse al carro de los chollazos -como el de Sara Carbonero- y hacer de eso su modo de vida. Para ello, han seleccionado a seis j¨®venes que viven 'la moda' muy intensamente y les han proporcionado tres coaches que les ense?ar¨¢n todos los trucos para convertirse en acomodados influencers. Sea eso lo que sea.
En el casting encontramos a una fan¨¢tica de Primark, una marisabidilla que dice haber hecho trescientos cursos sobre moda, un chico muy orgulloso de venir 'desde abajo', una que habla muy r¨¢pido, otra que se cree muy segura y una aspirante a modelo, todos con un objetivo com¨²n: querer ser famoso de la forma m¨¢s r¨¢pida posible. Seis pobres incautos que consideran que trabajar en moda consiste en ir de compras -con la tarjeta de otro- y atusarse el pelo hasta que las extensiones parezcan naturales. Y lo peor de todo, lejos de transmitirles que la vida real no es as¨ª -se supone que estamos en un talent de moda-, les fomentan la parte m¨¢s superficial del asunto. ?Quer¨¦is trabajar en moda? Pues vamos a elegir unos pantalones y a ponernos monos, que es lo ¨²nico que cuenta.
Sara Carbonero es tan irrelevante que podr¨ªa haberlo grabado desde Portugal y sin quitarse el pijama
'Quiero ser' funciona como fiel reflejo de la juventud actual, de esos millennials que tanto nos empe?amos en analizar -con la paradoja de que lo escribimos para que lo lean los que ya sobrepasan la treintena-. Una juventud que quiere ser popular en YouTube porque sabe que ah¨ª se gana dinero, que presume de 'ir siempre de frente' y 'decir las verdades a la cara' sin darse cuenta de que se trata de pura mala educaci¨®n y que cree que ha nacido con el derecho intr¨ªnseco a vivir c¨®modamente sin demasiado esfuerzo. Una juventud que ha tomado como modelo a los tronistas de 'Mujeres y hombres y viceversa' y venera cada paso que da Ylenia 'Gand¨ªa Shore'. Y tampoco podemos castigarles por ello, cuando cualquiera de sus referentes gana m¨¢s dinero una noche en una discoteca que sus padres trabajando todo el mes. Triste pero real.
La democratizaci¨®n de la fama es algo contra lo que ya no podemos luchar. No hace falta ni pasar por 'Gran Hermano' para conseguirlo. Basta con hacerse fotos sin demasiada ropa -y sudar la gota gorda en el gimnasio- para comenzar a recibir zapatillas y bolsos de regalo. Nunca poner morritos hab¨ªa tenido tantas recompensas. Y si cualquier hijo de vecino con cierto grado de madurez se ve tentado a entregarse al negocio del postureo -qu¨¦ palabra ya tan viejuna-, imaginen un adolescente. De todo eso va 'Quiero ser'. De c¨®mo la juventud ha absorbido el boom de las redes sociales y se ha entregado al lujo de trapillo. Y de c¨®mo los dem¨¢s no hemos hecho nada para evitarlo.
Seis pobres incautos que consideran que trabajar en moda consiste en ir de compras con la tarjeta de otro
Ahora, tampoco crean que el programa se esfuerza mucho en disimular sus objetivos. De hecho, lo de la moda no es m¨¢s que una excusa -un tanto peregrina-. En la primera entrega, a los participantes les han llevado a correr al parque, porque, ya se sabe, eso es vital para el negocio, les han dado unos masajes en los pies, que, bueno, relajan mucho, y les han dicho que se desmaquillasen. Todo pruebas tremendamente complicadas y que les muestran el d¨ªa a d¨ªa de cualquier profesional del sector. Y no contentos con eso, nos han dado una improvisada clase de nutrici¨®n explic¨¢ndonos que, si comes mucha ensalada, se te puede caer el pelo (sic). ?Si es que nos ganamos a pulso que cualquier asociaci¨®n se manifieste a las puertas del estudio pidiendo su retirada urgente!
Quitando la cacareada presencia de Sara Carbonero -a a?os luz del talento y la entrega de Luj¨¢n Arg¨¹elles-, nada diferencia a 'Quiero ser' de otros muchos productos de Mediaset. Y puede que eso juegue a su favor, pero no en el prime time de Telecinco. Pensar que por contar con Sara Carbonero el formato va a funcionar en esa franja horaria resulta igual de iluso que creer que el reclamo de Alba Carrillo era suficiente para salvar la vuelta de 'Hable con ellas'. 'Quiero ser' es un espacio m¨¢s propio de Cuatro, o incluso de Divinity, donde la audiencia permite un mayor margen de maniobra. Todav¨ªa estamos a tiempo de solucionar el entuerto. Y, ya puestos, de cambiar a la presentadora. ?Es mucho pedir alguien con sangre en las venas? Por preguntar que no quede.
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