Mortales
Lo caracter¨ªstico de quienes m¨¢s tememos es que aceptan con gozo su autoinmolaci¨®n
Lo ins¨®lito de los terroristas actuales no es la rareza brutal de sus dogmas. Si hay quien tiene a los toreros por asesinos en serie, tambi¨¦n puede haber convencidos de que quienes no rezan cinco veces al d¨ªa hacia la Meca merecen la decapitaci¨®n. Tampoco les distingue ser capaces de matar al pr¨®jimo: para ese empe?o nunca faltaron voluntarios en ninguna ¨¦poca ni pa¨ªs, sobre todo entre ¡°la juventud robusta y enga?ada¡± de Quevedo. Religiones, nacionalismos y otras ideolog¨ªas han sido m¨¢s el pretexto que la causa de masacres. Cualquiera puede asesinar por motivos personales, pero algunos nunca matar¨¢n por cuestiones abstractas, gracias a su escepticismo, a su equilibrio ps¨ªquico o por pereza. En cambio hay una muchachada a la que es m¨¢s f¨¢cil convencer para que mate que para la paz. Quieren sentirse puros por medio del exterminio de las impurezas ajenas. Carecen de otra vida que no sea arrebat¨¢rsela a los dem¨¢s.
Lo caracter¨ªstico de quienes m¨¢s tememos es que aceptan con gozo su autoinmolaci¨®n. Val¨¦ry dijo ¡°todos los enemigos son mortales¡± y eso es lo que nos permite disuadirlos. Pero ¨¦stos son inmortales hasta que efectivamente est¨¢n muertos. Las religiones se fundan en la promesa de una vida futura; el funcionamiento de las sociedades, en que la mayor¨ªa no la crea del todo. No es f¨¢cil socializar a quienes anhelan a toda costa las hur¨ªes del para¨ªso; a veces la ¨²nica defensa es mandarlos a reunirse con ellas cuanto antes. El yihadismo no es la ¨²nica religi¨®n actual que pide sacrificios humanos y suicidio: hay otra, el culto libre a las armas. Pero esta ¨²ltima sabemos que acabar¨¢ cuando llegue la cordura a los legisladores yanquis. Contra la otra, vigilancia y determinaci¨®n en lo p¨²blico y el imp¨ªo hedonismo en lo privado.
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