¡®Verano azul¡¯ | La arena nos desaf¨ªa
Es precioso llevar a la ni?a a ver el mar por primera vez, pero una vez visto, tampoco hace falta quedarse, ?no?
No es postureo hipster, porque me ha pasado siempre, desde antes de que se inventaran los hipsters y el postureo: prefiero las vacaciones a lo peli de Woody Allen, visitando librer¨ªas y cines de otras ciudades, que vivir un Verano azul de playa masificada.
Y no quiero que los playeros se me enfaden. Para m¨ª, el problema no es la playa per se, sino todo lo que la rodea. El calor, la arena, la gente, la sal del agua¡
Todo eso ya me daba pereza antes de incluirle el suplemento de ¡°preocupaci¨®n por beb¨¦¡±.
Es precioso y novelesco lo de llevar a la ni?a a ver el mar por primera vez, pero una vez visto desde el paseo mar¨ªtimo, tampoco hace falta quedarse mucho, ?no?
Con nuestra hija, de entrada se ha agravado el principal inconveniente playero: el desplazamiento n¨®mada muy cargados. (El d¨ªa que tengamos teletransportaci¨®n a lo Star Trek ya hablaremos.) Al carrito y bolsas de ¡°por si acaso¡± se le suma la bolsa con toallas, la sombrilla, la neverita (no vaya a ser que la ni?a se nos deshidrate), los juguetes que la ni?a ha ido tirando¡ y por supuesto, la ni?a en brazos, para que no pise la arena caliente y cubierta de colillas.
Una vez instalado el campamento saharaui, debo confesar que la ni?a y mi mujer est¨¢n radiantes de felicidad. La peque?a aplaude emocionada y se arrastra por la arena haciendo un Desembarco de Normand¨ªa a su manera, mientras a su alrededor los t¨ªpicos ni?os insensatos y maleducados que juegan a f¨²tbol (a veces con sus padres irresponsables) chutan a matar.
Ya no s¨¦ si soy visionario, paranoico o simplemente primerizo: donde los dem¨¢s veis descanso al solete, yo veo peligros por doquier. Que la ni?a no se ahogue comiendo arena, que las medusas no la piquen a traici¨®n o que una toallita de las que los cerdos tiran al w¨¢ter le acabe en la cara como un alien, que una sombrilla no se escape volando y nos empale, que mientras vigilamos a la ni?a nadie nos robe la cartera prodigiosamente escondida en la zapatilla¡
Sobre todo, hay que defendernos del ¨²nico peligro real, poni¨¦ndole crema a la ni?a, por todos lados. Que no le pase como a Aquiles y justo vaya a pillar una insolaci¨®n en el trozo donde la aguantaba con la mano para que no se escapara.
(Por cierto, que tanto proteger a la ni?a, nos olvidamos de ponernos crema nosotros y acabamos como una parrillada viviente.)
Al menos, en la Costa Brava (quiz¨¢ en otros lugares tambi¨¦n, ya me contar¨¦is) hay zonas especiales para beb¨¦s, como un campamento de lactancia en sombra, con lavabo, neveras, tumbonas y cercado para que no se cuelen los b¨¢rbaros.
Y gratis.
Hombre, as¨ª ya me apetece m¨¢s.
Quiz¨¢ ahora en mi Facebook s¨ª que acabar¨¦is viendo la t¨ªpica foto de pies con una cantidad de arena soportable (y a lo lejos, bajo el sol, a mi mujer y a mi hija jug¨¢ndose la vida mientras juegan felices).
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