La regresi¨®n turca
Mustaf¨¢ Kemal Atat¨¹rk ha sido visto como un militar golpista y dictatorial, pero instaur¨® un r¨¦gimen republicano y laico con libertad religiosa, liber¨® a las mujeres y propici¨® un gran cambio de costumbres. Justo lo que ahora Erdogan intenta revertir
Espa?a es un pa¨ªs que a la vez que no olvida sus derrotas ¡ªla Invencible, Flandes, Trafalgar¡ª tiende a cuestionar sus victorias, como culpabiliz¨¢ndose de la violencia consustancial a toda conquista. Lo normal ¡ªa la vez que igualmente poco encomiable aunque s¨ª m¨¢s positivo¡ª en pa¨ªses que han alcanzado cierta relevancia hist¨®rica es exactamente lo contrario: exaltar las victorias que les son propias y oscurecer y hasta pasar por alto sus derrotas. Esto es lo habitual y lo que explica o est¨¢ en el fondo de la manifiesta inquina y ninguneo de un pa¨ªs determinado hacia otro o hacia alguno de sus m¨¢s destacados dirigentes. El caso turco, por ejemplo; la escasa simpat¨ªa de las en otro tiempo grandes potencias hacia la figura de Mustaf¨¢ Kemal. Un ejemplo que, dada la coyuntura en la que se encuentra el pa¨ªs as¨ª como su contexto tanto europeo como medio oriental, encierra toda una moraleja.
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Yo dir¨ªa que esa imagen negativa de Mustaf¨¢ Kemal, la de un militar golpista y peligrosamente revolucionario, obedece principalmente al ¨¦xito m¨¢s destacado de su historial militar: Gall¨ªpoli. Ah¨ª, en 1915, siendo el Imperio Otomano aliado de los Imperios Centrales, Mustaf¨¢ Kemal infligi¨® una de las derrotas m¨¢s espectaculares del conflicto al combinado de tropas inglesas, francesas, australianas y neozelandesas que, tras desembarcar en la pen¨ªnsula de Gall¨ªpoli, se propon¨ªan ocupar Estambul. Una batalla que se sald¨® con cientos de miles de bajas en cada bando y el reembarco o retirada de los asaltantes. Vamos, una derrota dif¨ªcil de disimular. De ah¨ª que, cuando finalizada la guerra y tras el Tratado de Versalles, Mustaf¨¢ Kemal se propuso acabar con la desp¨®tica y anacr¨®nica escenograf¨ªa imperial del pa¨ªs y convertir el territorio estrictamente turco en una rep¨²blica moderna y democr¨¢tica, el respaldo de los pa¨ªses occidentales fue pr¨¢cticamente nulo. De los restantes territorios que hab¨ªan configurado el Imperio, tanto en el norte de ?frica como en Oriente Pr¨®ximo, fueron Inglaterra y Francia y posteriormente la Italia de Mussolini quienes se encargaron del reparto de influencias.
El Imperio Otomano, en sus ¨²ltimos tiempos, no era, por supuesto, lo que hab¨ªa sido. Llevaba ya a?os siendo una instituci¨®n corrupta y decadente que, si en sus comienzos hab¨ªa llegado a sitiar Viena y hacer del Mediterr¨¢neo Oriental poco menos que un lago turco, por aquel entonces se limitaba ya a conservar en lo posible sus posesiones y a no tener problemas con sus vecinos. En lo que no hab¨ªa cambiado era en sus planteamientos tir¨¢nicos de la vida cotidiana, algo ya inaceptable para los llamados J¨®venes Turcos, cuyo l¨ªder no era otro que Mustaf¨¢ Kemal.
La imagen negativa de Kemal obedece a la derrota que infligi¨® a las tropas occidentales
Todo eso aconteci¨® hace ya alrededor de un siglo. Fue una ¨¦poca de grandes convulsiones pol¨ªticas que, acentuadas por la crisis econ¨®mica del 29, hab¨ªan de hacer del siglo XX uno de los m¨¢s tr¨¢gicos de la Historia. Guerras y revoluciones respecto a las cuales la Turqu¨ªa de Mustaf¨¢ Kemal permaneci¨® al margen. Si en pol¨ªtica exterior fue rigurosamente neutral, de puertas adentro convirti¨® su pa¨ªs en otro pa¨ªs. Instaur¨® un r¨¦gimen republicano y laico en el que se pod¨ªa ser musulm¨¢n, cristiano o ajeno a toda religi¨®n sin peligro alguno. Liber¨® a la mujer al implantar la igualdad de g¨¦nero; cambi¨® los h¨¢bitos y costumbres cotidianas y hasta la indumentaria; sustituy¨® el alfabeto ¨¢rabe por el latino y supo despertar en el ciudadano el orgullo de ser turco, algo que nada ten¨ªa que ver con el hecho de ser s¨²bdito de aquel Imperio que hab¨ªa arrastrado sus h¨¢bitos medievales hasta el siglo XX.
Sin embargo, la imagen que se impuso de su persona fue la de un militar golpista y dictatorial, peligrosamente comparable a quienes lideraban la Alemania nazi, la Italia fascista o la Rusia sovi¨¦tica. En agudo contraste, la imagen que por aquel entonces segu¨ªa predominando respecto al Imperio Otomano continuaba siendo de lo m¨¢s edulcorada, algo as¨ª como la de un maravilloso serrallo colmado de toda clase de refinamientos. Cuando lo cierto es que mientras las potencias occidentales se aplicaban a un reparto de influencias, Mustaf¨¢ Kemal, centr¨¢ndose en el territorio turco propiamente dicho, convirti¨® lo que hab¨ªa sido un imperio anacr¨®nico en una democracia moderna.
Con lo que volvemos al comienzo. ?Cu¨¢l es la raz¨®n de que la figura de Mustaf¨¢ Kemal, lejos de ser admirada, haya sido siempre como arrumbada desde un punto de vista hist¨®rico? Yo dir¨ªa que esa raz¨®n es Gall¨ªpoli, la derrota que infligi¨® a las tropas occidentales en la llamada Batalla de los Dardanelos.
Una cuesti¨®n que adquiere especial actualidad ahora que el Gobierno de Erdogan est¨¢ sumiendo al pa¨ªs en una deriva de sentido inverso al de las reformas instauradas por Kemal: islamizaci¨®n de la vida cotidiana, progresiva desigualdad de g¨¦nero, creciente autoritarismo, etc¨¦tera. Solo que, a ojos de las grandes potencias, pese a ser conscientes de tal deriva, conflictos como el de Oriente Pr¨®ximo o la crisis de refugiados convierten a Erdogan en un mal menor, y ¨¦l lo sabe. Con lo que la Turqu¨ªa que conocemos, un pa¨ªs excepcional que cuenta adem¨¢s con la probablemente mayor superposici¨®n de estratos culturales del mundo, pueda acabar convertida de nuevo en otra cosa.
El conflicto de Oriente Pr¨®ximo y la crisis de los refugiados convierten a Erdogan en el mal menor
Entre tanto, los pasos ya dados por Erdogan en este sentido y los que sin duda quisiera dar se topan con una compleja realidad circundante que le fuerza a adoptar posturas contradictorias. ?Cooperar con la Comunidad Europea en la crisis de los refugiados? ?Estrechar lazos con la Rusia de Vlad¨ªmir Putin? ?Intervenir m¨¢s a fondo en los conflictos militares de Oriente Pr¨®ximo? Y en caso afirmativo, ?hasta qu¨¦ punto y apoyando a qui¨¦n? ?Asociarse a quienes combaten al califato o a quienes se enfrentan a las fuerzas de El Asad y sus aliados iran¨ªes? ?Limitarse a golpear a las minor¨ªas kurdas propias y de otros pa¨ªses? Dif¨ªcil, muy dif¨ªcil, dar con la decisi¨®n acertada cuando la realidad circundante resulta casi inveros¨ªmil. Cuando se apunta, por ejemplo, a una posible alianza del Israel de Netanyahu con Arabia Saud¨ª y los Emiratos contra Ir¨¢n y las fuerzas de El Asad. Mustaf¨¢ Kemal lo hubiera tenido todo m¨¢s claro.
[Este art¨ªculo fue enviado el pasado 13 de julio, es decir, tres d¨ªas antes del presunto golpe de Estado contra Erdogan, pero por diversas circunstancias no fue publicado en aquel momento. ?Qu¨¦ ha ocurrido en Turqu¨ªa desde entonces? Una aceleraci¨®n espectacular del proceso aqu¨ª descrito. Tras la confusi¨®n inicial de ese presunto golpe obviamente propiciado por Erdogan, miles y miles de militares, jueces, profesores y periodistas son r¨¢pidamente detenidos. Erdogan responsabiliza a un dirigente isl¨¢mico refugiado en Estados Unidos y a los kurdos de lo sucedido. Pero los detenidos son dem¨®cratas y laicos, herederos directos de Mustaf¨¢ Kemal. Todo muy obvio pero, como siempre, Occidente mira para otro lado].
Luis Goytisolo es escritor.
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