Goleadores sin dios
![Un seguidor de la selecci¨®n islandesa durante un partido de la Eurocopa, celebrada entre los meses de junio y julio de este a?o.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ZGVGF2V6ZRLLIGVFSLVPKGOCIA.jpg?auth=0ba56c9cd4b90a29fd8997485fa16e9d1f6e5c9699b842829ea006d798181e9e&width=414)
Hac¨ªan goles inesperados y sin embargo no hac¨ªan, como tantos otros goleadores, esos gestos que claman al cielo: despu¨¦s de cada gol no miraban hacia arriba como si arriba hubiera algo que mirar. Los islandeses, que propinaron a los ingleses su Brexit m¨¢s inesperado ¨Cde la ¨²ltima Eurocopa¨C, fueron la sensaci¨®n del campeonato, y ninguno pens¨® que lo eran porque alg¨²n dios lo hubiera decidido. Los j¨®venes de Islandia no creen esas cosas. Ellos creen que, cuando hacen o no hacen algo, son suyos los m¨¦ritos, las culpas, las responsabilidades.
Las cifras de las encuestas m¨¢s recientes son precisas: ning¨²n island¨¦s de menos de 25 a?os ¨Cel 0,0 por ciento¨C cree que un dios haya creado la Tierra o sus habitantes. En Estados Unidos, por ejemplo, una encuesta de Gallup dice que el 28 por ciento de los j¨®venes cree que ¡°Dios cre¨® al hombre hace menos de 10.000 a?os¡±.
Los islandeses no, aunque su Estado sostiene a la Iglesia luterana y cada ciudadano debe pagar casi 80 euros al a?o de contribuci¨®n fiscal forzosa al culto que prefiera. Por eso, en los ¨²ltimos a?os, creci¨® incontenible el zu¨ªsmo, una nueva religi¨®n que adora a un antiguo, olvidad¨ªsimo dios sumerio de cuerpo de ¨¢guila y cabeza de le¨®n, Zu, y asegura, junto con la protecci¨®n del raro bicho, la devoluci¨®n de los 80 euros.
Islandia es el pa¨ªs-pa¨ªs ¨Cni para¨ªso fiscal ni religioso¨C menos poblado de Europa: son 330.000 habitantes. Vive de la pesca, el aluminio, la producci¨®n de software y biotecnolog¨ªa; el turismo tambi¨¦n es importante: cada a?o, Islandia recibe el triple de su poblaci¨®n en visitantes extranjeros. El pa¨ªs est¨¢ entre los primeros en desarrollo humano y es el menos desigual del mundo seg¨²n el ¨ªndice de Gini. Tiene m¨¢s escritores y lectores que cualquier otro: uno de cada diez isle?os ha escrito o escribir¨¢ un libro.
El cristianismo luterano termin¨® de imponerse en el siglo XVI, con la decapitaci¨®n del ¨²ltimo obispo cat¨®lico; fue obligatorio hasta fines del XIX ¨Ccuando se decret¨® la libertad de cultos. Ahora la Iglesia luterana sigue siendo mantenida por el Estado pero la educaci¨®n es laica: nadie ense?a a los ni?os islandeses que hubo un dios que hizo la Tierra y sus habitantes en seis d¨ªas hace unos miles de a?os. Y ninguno de ellos, entonces, se lanza a esas raras piruetas dial¨¦cticas que practican con tanta pericia los cristianos: creer en un dios cuya palabra oficial aparece en un libro que dice tantas cosas que no pueden creer.
Los j¨®venes islandeses se deshicieron de esas supersticiones por el m¨¦todo menos supersticioso: estudiando. Si la tendencia se mantiene, en unas d¨¦cadas ser¨¢n la primera sociedad en muchos siglos que no necesitar¨¢ contarse cuentos de reyes y magos y v¨ªrgenes pariendo y muertos que no mueren y h¨¢gase la luz. Si acaso, nos mostrar¨¢n c¨®mo es vivir sin esos fantasmas: ser¨¢ un estudio fascinante sobre nuestra cultura. Alg¨²n chusco lo llamar¨ªa una premonici¨®n.
Aunque, por ahora, a nadie le importe demasiado: el dato, como tantos, qued¨® sepultado bajo la catarata cotidiana. Nuestra especialidad, en este mundo recargado de novedades nimias, es pensar que la historia siempre es otra cosa. O, peor: confundir la historia con la actualidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.