Caminar con orgullo
Orgullosa, A?na Coscollola cuenta que Ma¡¯isah, el nombre del proyecto que coordina, significa en urdu ¡°caminar con orgullo¡±. En 2012 comenz¨® a trabajar con chicos paquistan¨ªes que llegaban al barrio de Bes¨°s de Barcelona por reagrupaci¨®n familiar y pronto se dio cuenta de que a las clases de catal¨¢n no acud¨ªa ninguna chica. Tras formular algunas preguntas, descubri¨® que muchas de ellas ten¨ªan prohibido mezclarse con ellos fuera del instituto. La mayor¨ªa de los padres y hermanos las llevan de casa al centro y las traen de vuelta. Por eso tard¨® muchos meses en conseguir formar un grupo de muchachas que, con la excusa de aprender la lengua, pudieran tambi¨¦n expresar sus inquietudes, deseos y miedos. ¡°La magia de nuestro espacio de encuentro es que se volvi¨® un lugar seguro donde pueden hablar con sinceridad¡±, declara.
Cuando surgi¨® la idea de hacer ejercicio ¨Cpese a que no pudieran practicarlo en el espacio p¨²blico, ni cerca de los chicos ni con ropa deportiva¨C se impuso el deporte nacional de Pakist¨¢n. Al primer entrenamiento de cr¨ªquet acudieron solo dos, con velo, inc¨®modas ante la mera posibilidad de correr: entrenaron caminando r¨¢pido. A los seis meses, cuando eran ya media docena de jugadoras, A?na las convenci¨® de que vinieran con leggings debajo del vestido. Al a?o aparecieron las primeras bambas. Ahora las 12 jugadoras hacen, sin ning¨²n problema, flexiones y abdominales.
¡°Tenemos mucha suerte de poder encontrarnos y hablar¡±, explica con su velo rosa Husna, que lleg¨® a Espa?a a los 2 a?os y ahora tiene 15. ¡°Fue gracias a mis hermanas peque?as que mi padre me llev¨® al casal, donde hice amigas espa?olas y marroqu¨ªes y empec¨¦ a jugar a f¨²tbol. Un d¨ªa me vieron y me invitaron a Ma¡¯isah¡±. Todas las actividades est¨¢n enfocadas hacia los mismos objetivos: fomentar la autoestima, favorecer la inclusi¨®n social y demostrarles que son capaces de hacer lo que se propongan. Todos los chicos musulmanes juegan en las calles de las ciudades paquistan¨ªes hasta que, a los 10 a?os, las ni?as empiezan a quedarse en casa, explica sin velo y con los labios pintados Zulaikha, que lleg¨® a Espa?a a los 9 a?os y ahora tiene 17: ¡°La mayor¨ªa no tiene tanta suerte como tengo yo, mis padres quieren que estudie medicina¡±. Este a?o ha comenzado a trabajar como monitora de ni?os del barrio, algunos de ellos todav¨ªa dolientes por haber abandonado recientemente su pa¨ªs. Ella se siente tanto de aqu¨ª como de all¨ª. ¡°Pero no quiero volver a vivir en Pakist¨¢n¡±.
Para recompensar todo ese esfuerzo, pronto el proyecto contar¨¢ con una exposici¨®n fotogr¨¢fica que dar¨¢ a conocer su singularidad y sus logros. Los retratos de las jugadoras del ¨²nico equipo femenino de cr¨ªquet de Espa?a ser¨¢n de cintura para arriba y algunas no aparecer¨¢n porque sus padres no lo han permitido. Ser¨¢ el premio simb¨®lico por todos estos a?os de duro entrenamiento sin que hayan jugado nunca contra nadie. O por haberlo hecho contra todos.
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