El futuro inmediato
Un senegal¨¦s se asoma desde una atalaya a una playa del sur de Europa para saber mejor c¨®mo ganarse la vida
En esa atalaya est¨¢ Ndiaya, un gigante negro. ¡°Me llama Ndiaya, para qu¨¦ m¨¢s nombre¡±, le dijo a Paco Puentes, cuando lo retrat¨® as¨ª en Matalasca?as, Huelva, que es el sitio por el que ha llegado a Europa, desde Senegal.
Ndiaya, ¡°sin vuelo en el verso¡±, que dec¨ªa Pepe Hierro en uno de sus poemas. Vende baratijas playeras, y ah¨ª contempla su futuro inmediato: la gente que ha venido a la playa, ¨¦l ya los ha visto a todos, desde esa atalaya. Aqu¨ª escudri?a las posibilidades que tiene, en ese futuro inmediato, de ganarse la vida.
Tiene, le dice a Paco, otras preocupaciones, un futuro que quiz¨¢ no es pluscuamperfecto, pero que no es este. Este es un apeadero de la vida, como el de los pobres de Espa?a que se fueron a Cuba, a Venezuela, a Alemania. Vend¨ªan baratijas (su tiempo entonces eran baratijas de la ilusi¨®n) y buscaban en orillas as¨ª, de montes, de ciudades, de playas, la posibilidad de abrirse camino, que es como abrir en canal la vida. ?l, mirada negra sobre una playa del sur de Europa, trabaja mirando, tratando de ver huecos de necesidad y de ocio (gafas de sol, gorras, chanclas) en esos cuerpos que se desnudan, quietos, en ese horizonte de arena quemada.
Dice Paco Puentes, que firma esta instant¨¢nea del verano t¨®rrido, que es la vida del inmigrante senegal¨¦s vestido, lo ha visto vender, y luego lo ha visto subirse a esa loma, a la cual ¡°se asoma s¨®lo para mirar y dejar pasar el tiempo¡, tiene otro tipo de preocupaciones¡±. Entre ellas, vislumbrar el oto?o, el invierno, esa rueda del tiempo en la que no te garantizan ni la primavera.
Los ciudadanos que est¨¢n en la arena misma no sabr¨¢n nunca, quiz¨¢, qui¨¦n es ese compatriota de Sedar Senghor, el poeta que ve¨ªa en todo hombre una biblioteca. No sabr¨¢n qui¨¦n es ¨¦l, pero Ndiaya, desde esa loma, s¨ª sabe qu¨¦ es el futuro inmediato, esta loma en Matalasca?as. ?Y el futuro perfecto? Como le dec¨ªa un ni?o colombiano triste a un periodista que le preguntaba por lo que iba a venir en su pueblo pobre: ¡°?El futuro? El futuro es lo que todav¨ªa no hay¡±.
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