La nueva arquitectura del trabajo
EL CONSEJERO delegado ya no se sienta en un ostentoso despacho situado en lo m¨¢s alto de una impenetrable fortaleza. Ahora lo hace en un modesto escritorio blanco id¨¦ntico al que ocupa el ¨²ltimo subordinado en la jerarqu¨ªa corporativa. Su oficina apenas se distingue de las del resto de 6.000 trabajadores que acuden cada d¨ªa a la sede del BBVA en el barrio madrile?o de Las Tablas, futuro polo empresarial que empieza a dibujarse al norte de la ciudad. El grupo financiero invirti¨® seis a?os y 620 millones de euros en erigir este cuartel general que ocupa un terreno de seis hect¨¢reas y 114.000 metros cuadrados sobre rasante, divididos en siete edificios de tres plantas y una torre central en forma de disco que los propios empleados bautizaron como ¡°la Vela¡±.
En sus calles de adoqu¨ªn portugu¨¦s, inspiradas en la geometr¨ªa de los jardines ¨¢rabes, se suceden farolillos sevillanos, fuentes y bancos, ¨¢rboles y enredaderas. A primera vista, se asemeja a una ciudad en miniatura. El prestigioso estudio suizo de arquitectos Herzog & de Meuron se encarg¨® de convertirla en realidad. ¡°Est¨¢ pensada como un casco antiguo, como una ciudad ideal, casi como una utop¨ªa¡±, explica Jacques Herzog desde Basilea. ¡°Se fundamenta en una idea: la arquitectura y el urbanismo pueden mejorar las condiciones de vida y tambi¨¦n de trabajo, alej¨¢ndose de los bloques de torres sin car¨¢cter, sin valor y sin sentido que, por desgracia, siguen predominando¡±.
Los tan codiciados despachos brillan por su ausencia. Han cedido su lugar a un manto de espacios abiertos e intercomunicados, separados por peque?as salas de reuniones. En esta ma?ana, varios empleados trabajan en las mesas del jard¨ªn. Otros se permiten hacer una pausa en el gimnasio. Los horarios se han vuelto flexibles y el teletrabajo est¨¢ permitido. Si se sigue fichando, es ¡°por razones de seguridad y no de presencialidad¡±, asegura una responsable.
Aprovechando su mudanza a esta nueva sede, pensada para unificar la quincena de edificios que el BBVA pose¨ªa en la regi¨®n madrile?a, el grupo apost¨® por un giro en su cultura laboral. ¡°Se acab¨® aquello de ¡®mi silla, mi mesa y mi secretaria¡±, afirma la directora de la Ciudad BBVA, Gloria Lamas. ¡°Han desaparecido los s¨ªmbolos de jerarqu¨ªa y estatus. Ahora hay una serie de recursos que todos podemos utilizar¡±. Para preparar el traslado, visitaron las sedes de grupos farmac¨¦uticos en Suiza y de entidades financieras y tecnol¨®gicas en Estados Unidos. Y descubrieron un mundo nuevo. ¡°Cuando entramos en Bloomberg en Nueva York vimos a su fundador y propietario, Michael Bloomberg, en medio de las oficinas, sentado en una mesa normal y corriente junto al resto de trabajadores. Entendimos que deb¨ªamos adoptar ese modelo¡±, relata Bel¨¦n Piserra, directora de Inmuebles Corporativos del BBVA.
El considerado como primer edificio de oficinas moderno se erigi¨® en 1906 en Buffalo, Nueva York: fue el Larkin Building, obra de Frank Lloyd Wright. En ¨¦l, la supervisi¨®n, el control y la jerarqu¨ªa quedaban reflejados en un espacio abierto atravesado por hileras de escritorios. Posteriormente, en Europa surgir¨ªan corrientes alternativas, como la Burolandschaft, que propon¨ªa una organizaci¨®n m¨¢s org¨¢nica de los puestos de trabajo, pero han sido las empresas estadounidenses las que han marcado el paso de la evoluci¨®n de la oficina. En los setenta, nacieron en Silicon Valley los parques empresariales, que no tardar¨ªan en propagarse por el resto del mundo. Y en la misma zona geogr¨¢fica se defini¨® el modelo que tomar¨ªa el testigo: el campus corporativo, una especie de ciudad-jard¨ªn de edificios bajos, generalmente situada en la periferia de las grandes metr¨®polis.
Un grupo de j¨®venes sentados en c¨ªrculo y descalzos sobre la hierba comparten unas pizzas sin perder de vista la pantalla de sus port¨¢tiles. As¨ª es una reuni¨®n en Silicon Valley. Nos encontramos en pleno Googleplex, sede del gigante de Internet, un complejo de 190.000 metros cuadrados en Mountain View, en la localidad de Santa Clara. En la puerta de acceso a uno de los bloques, numerosos trabajadores esperan el autob¨²s para regresar a San Francisco o a otras ciudades del norte de California. La compa?¨ªa ha puesto a su disposici¨®n una flota de lujosos autocares dotados de wifi: los minutos que pasen en ellos tambi¨¦n contabilizar¨¢n como horas trabajadas.
Los campus de Silicon Valley fueron creados en los noventa por compa?¨ªas hoy extintas como 3Com, Sun Microsystems o Silicon Graphics. Ante el relativo aislamiento de este punto del valle, que hoy sigue concentrando poco m¨¢s que centros comerciales y concesionarios de autom¨®viles, esas empresas decidieron construir caf¨¦s, restaurantes, gimnasios y hasta campos de arena para que sus trabajadores pudieran jugar al v¨®ley-playa. Supuso el florecimiento de este nuevo modelo, donde la vida laboral ya no es incompatible con el ocio. ¡°Desde los primeros tiempos de Google, nuestro objetivo ha consistido en crear un lugar de trabajo que permita e inspire a nuestros empleados a ser todo lo felices, saludables y productivos que sea posible¡±, explica Drew Wenzel, especialista t¨¦cnico en el dise?o del nuevo campus. El pasado marzo, Google anunci¨® que erigir¨¢ un complejo de 55.000 metros cuadrados muy cerca del actual, ideado por otros dos ases de la arquitectura, el brit¨¢nico Thomas Heatherwick y el dan¨¦s Bjarke Ingels. ¡°Construir desde cero nos da la oportunidad de pensar de otra forma sobre el futuro de los lugares de trabajo. Y tenemos distintos principios en mente: priorizar la belleza y la simplicidad, la flexibilidad a corto y largo plazo, el uso eficiente de materiales, la salud de nuestros trabajadores y el acceso a la naturaleza¡±, explica Wenzel.
El de Google es solo uno de los numerosos proyectos arquitect¨®nicos que se desarrollan en este momento en Silicon Valley. Norman Foster tiene casi a punto el nuevo cuartel general de Apple, un anillo gigante de 260.000 metros cuadrados que albergar¨¢ a 12.000 trabajadores muy cerca de su actual sede en Cupertino. ¡°Es un edificio concebido para redefinir la noci¨®n de lugar creativo y sostenible. Desde los setenta, nos hemos comprometido en la b¨²squeda de oficinas m¨¢s flexibles y democr¨¢ticas¡±, afirma el arquitecto brit¨¢nico. ¡°Es imposible predecir el futuro, pero el desaf¨ªo consiste en crear lugares que sean lo suficientemente adaptables para incorporar maneras de trabajar a¨²n por imaginar y en construir edificios que puedan adoptar nuevas tecnolog¨ªas que vayan emergiendo¡±.
Mark Zuckerberg escogi¨® a Frank Gehry para la sede de Facebook ¨Cinaugurada en 2015 y que ahora afronta una ampliaci¨®n¨C. Dicen que cuando el arquitecto le pregunt¨® c¨®mo la visualizaba, Zuckerberg respondi¨®: ¡°Tener a todo el mundo en la misma habitaci¨®n¡±. Y as¨ª es: una inmensa estancia de 10 hect¨¢reas de extensi¨®n sin separaci¨®n espacial con techos vegetables. No por casualidad, los tres proyectos han sido comparados con un inesperado referente: la arquitectura ut¨®pica de los a?os sesenta, que buscaba soluciones para procurar una vida m¨¢s placentera ¨Cy m¨¢s respetuosa con el medio ambiente¨C y que tanto arraig¨® por estos lares. La sede de Google estar¨¢ cubierta de un dosel que recordar¨¢ a las burbujas del arquitecto Buckminster Fuller. El campus de Apple se sirve de la simbolog¨ªa del c¨ªrculo perfecto, anclado en el imaginario de la marca, pero tambi¨¦n en las colonias espaciales que ide¨® el f¨ªsico Gerard O¡¯Neill.
En la misma l¨ªnea, el cuartel general del BBVA busca hoy potenciar dos conceptos cada vez m¨¢s presentes en la nueva arquitectura del trabajo: la horizontalidad y la transparencia. ¡°Siempre hay pros y contras, pero la experiencia nos dice que ganan los pros. El 99% de los empleados est¨¢ mejor que antes¡±, asegura Piserra. ¡°Nuestro objetivo era eliminar barreras f¨ªsicas para potenciar la colaboraci¨®n y la intercomunicaci¨®n, que son una palanca para la innovaci¨®n y la creatividad¡±. Este grupo fue reconocido en 2015 como la mejor multinacional financiera en la que trabajar por la consultora Great Place to Work, cuenta con una plantilla de m¨¢s de 100.000 trabajadores distribuida en una treintena de pa¨ªses.
¡°La arquitectura no hace m¨¢s que reflejar d¨®nde nos encontramos como sociedad¡±, asegura el proyectista Jacques Herzog. ¡°Este modelo no es superior a los del pasado: solo ilustra lo que hoy consideramos que es la mejor opci¨®n¡±. Las sedes de nueva generaci¨®n borran la mayor¨ªa de distracciones de la vida urbana, pero conllevan el peligro del aislamiento. ¡°Para evitarlo, hay que proporcionarles servicios, llevar la ciudad al campus¡±, se?ala el arquitecto. La Ciudad BBVA cuenta con restaurantes y cafeter¨ªas, una guarder¨ªa biling¨¹e para 120 ni?os, un aparcamiento de 3.000 plazas, un centro deportivo con una piscina semiol¨ªmpica, otro de fisioterapia y rehabilitaci¨®n, un servicio m¨¦dico, un auditorio cultural, una tintorer¨ªa, una gestor¨ªa, una tienda de reparaci¨®n de calzado y arreglos de ropa y hasta un punto de recogida de El Corte Ingl¨¦s. ¡°No es equiparable al centro de Madrid, porque la zona todav¨ªa est¨¢ bastante desierta, pero en el futuro podr¨ªa cambiar¡±, cree Herzog. Seg¨²n Piserra, ese enclaustramiento en la periferia nunca fue un objetivo. ¡°No estamos m¨¢s aislados, sino m¨¢s concentrados. Tenemos autobuses cada 10 minutos desde el centro y dos paradas de metro pr¨®ximas¡±. Un grupo de trabajadores da una versi¨®n parecida. Ahora cruzan la ciudad en hora punta, pero coinciden: han ganado calidad de vida.
¡°se acab¨® aquello de ¡®mi silla, mi mesa y mi secretaria¡¯. Han desaparecido los s¨ªmbolos de jerarqu¨ªa y de estatus¡±.
Este nuevo modelo no est¨¢ exento de cr¨ªticas. ¡°Es menos innovador de lo que parece¡±, rebate Arturo Lahera S¨¢nchez, profesor de sociolog¨ªa del trabajo en la Universidad Complutense de Madrid. ¡°Recuerda a las ciudades-f¨¢brica y a las colonias industriales del siglo XIX, donde la empresa ofrec¨ªa vivienda a su mano de obra. As¨ª, el empresario la ten¨ªa controlada y le hac¨ªa pasar todo su tiempo inmersa en la cultura corporativa, lo que ten¨ªa consecuencias en t¨¦rminos de eficacia¡±. En los nuevos campus el control del trabajador tambi¨¦n se ejerce, pero de otra forma. ¡°La torre de vigilancia pan¨®ptica ya no es necesaria. Existen otros elementos, como la tecnolog¨ªa, que permiten saber d¨®nde est¨¢ el trabajador en todo momento. O bien el autocontrol del propio individuo, a quien se ha convertido en part¨ªcipe de los valores de la empresa¡±, sostiene Lahera. ¡°Es un modelo que funciona a la perfecci¨®n, siempre que todo el mundo cumpla con su cometido. Cuando las cosas no transcurren como espera la empresa, aparece r¨¢pidamente la disciplina. Si lo comparamos con la precariedad laboral de otros pa¨ªses u otras ¨¦pocas, el salto en las prestaciones y calidad de vida es muy considerable. Pero eso no significa que los objetivos de producci¨®n no sean intensos y que no se produzca un desgaste¡±.
Otra soci¨®loga del trabajo, la francesa Dani¨¨le Linhart, investigadora em¨¦rita del CNRS de Par¨ªs, lleva a?os estudiando la modernizaci¨®n de las empresas y el llamado ¡°management humanista¡±, que aspira a que el trabajador se sienta respetado a trav¨¦s de un organigrama menos jer¨¢rquico y de un novedoso sistema de ventajas materiales e inmateriales. ¡°Es una l¨®gica algo paternalista, seg¨²n la cual la empresa obsequia al trabajador con masajes, refrescos y chocolatinas gratis durante las horas del trabajo o con ayuda m¨¦dica para que deje de fumar. El empleador hace muchas concesiones, pero nunca respecto a la eficacia y los resultados¡±, insiste Linhart.
Los empleados de la nueva torre Bancomer, en el paseo de la Reforma de la Ciudad de M¨¦xico, se conceden un respiro en la ¡°zona de desahogo¡±, situada en una de las terrazas vegetales del edificio. Al otro lado, otro grupo hace cola en un Starbucks reservado a los trabajadores, junto a un restaurante Vips reci¨¦n inaugurado. Esta torre suma 235 metros de altura, 53 pisos y hasta un helipuerto, pero, incomprensiblemente, desde su interior se dir¨ªa que no es vertical sino horizontal. Los pilares brillan por su ausencia y el tr¨¢fico es fluido y circular. ¡°Es como un campus. No es plano, pero cuando est¨¢s dentro lo parece¡±, confirma Luis Ignacio Guti¨¦rrez, director de Inmuebles y Servicios de Bancomer, adquirida en el a?o 2000 por BBVA.
El traslado de 9.500 empleados a sus dos nuevas ubicaciones en la capital mexicana supuso la migraci¨®n de mayor envergadura en la historia latinoamericana, hasta el punto de que se la apod¨® Proyecto ?xodo. Por problemas del parque inmobiliario y las caracter¨ªsticas de la ciudad ¨C¡°grande, complicada y con deficiencia de transporte¡±, seg¨²n Guti¨¦rrez¨C, se opt¨® por el modelo cl¨¢sico de la torre, pero aplicando el dise?o de interiores y la din¨¢mica laboral de las sedes horizontales. El encargo recay¨® en dos estudios de post¨ªn: el que lidera el arquitecto brit¨¢nico Richard Rogers y el que dirigi¨® el mexicano Ricardo Legorreta hasta su muerte, en 2011.
Seg¨²n Rogers, los asentamientos del poder empresarial han cambiado radicalmente desde que, a finales de los setenta, ¨¦l proyectara la m¨ªtica sede londinense del mercado de seguros Lloyd¡¯s. ¡°Ahora las empresas compiten por seducir a su mano de obra. Necesitan tener contentos a sus empleados para que no se marchen¡±, explica desde su estudio en la City de Londres. ¡°Pese a los progresos tecnol¨®gicos, hemos entendido la importancia de trabajar cara a cara. Cuanto m¨¢s humano es el entorno, m¨¢s productivos somos¡±. Le secunda uno de sus socios, el arquitecto Ivan Harbour. ¡°En los ¨²ltimos a?os se ha producido una evoluci¨®n o, incluso, una revoluci¨®n. Pese a las promesas que nos hizo Internet, seguimos buscando a los dem¨¢s. Est¨¢ en nuestra naturaleza: necesitamos tener compa?eros y amigos con los que ir al pub los viernes por la noche¡±.
El arquitecto V¨ªctor Legorreta, hoy al frente del estudio que fund¨® su padre, coincide en que se ha producido un cambio abismal. ¡°La arquitectura ya no puede ser ni una fortaleza ni una pir¨¢mide. Han desaparecido los despachos y la sucesi¨®n de garitas que hab¨ªa que superar hasta llegar al director general. Ahora se parece a una comunidad¡±. Hace ya varios a?os, su estudio proyect¨® ocho edificios para Salesforce, compa?¨ªa de computaci¨®n en la nube situada en San Francisco. Y entendi¨® que las empresas californianas anticipaban otra forma de trabajar. No solo desaparec¨ªan las jerarqu¨ªas por la propia organizaci¨®n espacial, sino que adem¨¢s eran multiculturales, dependientes de las nuevas tecnolog¨ªas y respetuosas con el medio ambiente. ¡°Sus plantillas est¨¢n formadas por j¨®venes que buscan la creatividad y que ya no valoran solo sus sueldos. Ese es nuestro futuro¡±, concluye Legorreta.
El avance de esta nueva arquitectura del trabajo parece imparable. Seg¨²n un estudio reciente de la consultora inmobiliaria CBRE, con 220 expertos y l¨ªderes empresariales en Europa, Norteam¨¦rica y Asia, el 85% de los encuestados consider¨® que el bienestar en su puesto de trabajo era un factor clave. Las oficinas de nueva generaci¨®n retienen el talento. Y el 78% de los trabajadores j¨®venes cree que la felicidad es ¡°tan importante como el ¨¦xito econ¨®mico¡±, mientras que el 85% opina que, en las pr¨®ximas d¨¦cadas, seguir¨¢ difumin¨¢ndose ¡°la frontera entre la vida y el trabajo¡±. La inc¨®gnita sigue siendo qu¨¦ nos deparar¨¢ el futuro: ?una aproximaci¨®n emancipadora de estas dos esferas que, desde la Revoluci¨®n Industrial, parecen irreconciliables? ?O de una intrusi¨®n empresarial en la vida privada del trabajador para controlarlo mejor? La respuesta, pr¨®ximamente en su oficina.
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