Varada como una ballena
Una plataforma petrol¨ªfera de 1.700 toneladas vaga a la deriva y encalla en las costas escocesas
La naturaleza se toma sus venganzas, y a veces con cierta iron¨ªa. Desgraciadamente, no son inhabituales las im¨¢genes de vertidos en los mares, cuyo detritus oleaginoso arrastra el viento y las olas hasta la costa pringando cuanto tocan a su paso: aguas, aves, rocas, arena, corales... Muchos de esos escapes se producen en plataformas petrol¨ªferas que est¨¢n en medio del mar. Pero esta vez la tormenta ha arrastrado a la propia plataforma cuando navegaba para ser reparada, y manten¨ªa inertes los aguijones con los que perfora el fondo marino en busca de petr¨®leo.
La plataforma petrol¨ªfera de la empresa Transocean Winner sali¨® de Noruega el domingo e iba camino de Malta arrastrada por un remolcador cuando una fuerte tormenta la sorprendi¨® en pleno oc¨¦ano, en la zona de las islas H¨¦bridas Occidentales, en la madrugada del martes. El vendaval rompi¨® las cadenas que la un¨ªan al buque y la inmensa mole de 17.000 toneladas qued¨® a la deriva, a merced del viento.
La tempestad la arrastr¨® hacia las costas escocesas hasta hacerla encallar en la playa de Dalmore, donde qued¨® varada como el esqueleto herrumbroso de una enorme ballena, azotada por las aguas y las miradas de los curiosos. El servicio de guardacostas de la ciudad de Stornoway, ubicada en la isla de Lewis, se apresur¨® a asegurar que la plataforma estaba desocupada y que la mole no representaba riesgo para la vida y la salud de la gente. Acto seguido, bloque¨® el acceso a la playa por ¡°razones de seguridad¡±.
El vertido de combustible tambi¨¦n fue ¡°menor¡±. Apenas llevaba unas 280 toneladas de diesel a bordo cuando la tormenta la liber¨® de la atadura del remolcador. El problema lo tienen ahora los ingenieros, ya que no resulta nada f¨¢cil descoserla de la playa donde est¨¢ varada y volverla a poner flotando en el agua. Como esos cet¨¢ceos que pierden la orientaci¨®n y mueren irremisiblemente en las playas pese al esfuerzo de los ba?istas por devolverlos al mar, la plataforma espera, ante la mirada de los lugare?os y las c¨¢maras de sus m¨®viles, que alguien la ponga de nuevo a recuperar su rumbo.
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