Los robots que aman a los ni?os con autismo
Iris es una ni?a muy peculiar. Con 5 a?os todav¨ªa no habla, m¨¢s all¨¢ de unas pocas palabras, y le cuesta relacionarse socialmente, incluso con las personas que le son m¨¢s queridas. Parece estar siempre ensimismada, encerrada en s¨ª misma, y, de hecho, le resulta pr¨¢cticamente imposible centrar su atenci¨®n en cualquier cosa que suceda a su alrededor, aunque sea un juego que habr¨ªa hecho las delicias de cualquier otro ni?o. Excepto cuando pinta.
Iris fue diagnosticada a los dos a?os con un trastorno neurol¨®gico del espectro autista (TEA), una enfermedad todav¨ªa mal comprendida que, entre otras cosas, cursa con alteraciones la interacci¨®n social y la comunicaci¨®n y un repertorio de comportamientos muy restringido y repetitivo. En algunos casos, como el de Iris, sin embargo, el autismo confiere a quien lo sufre unas capacidades extraordinarias en otras facetas de la vida.
En algunos casos, el autismo confiere a quien lo sufre unas capacidades extraordinarias en otras facetas de la vida
Iris tiene un talento excepcional para la pintura. En muy poco tiempo ha alcanzado una comprensi¨®n de los colores y sus interacciones en un lienzo que van mucho m¨¢s all¨¢ de los propios de un ni?o de su edad y, seg¨²n muchos cr¨ªticos de arte, recuerdan incluso al Monet m¨¢s maduro. Pero lo m¨¢s importante es que al pintar es capaz de centrar su atenci¨®n, incluso durante periodos continuados de m¨¢s de dos horas.
Suele argumentarse que estos ni?os con TEA (trastorno del espectro autista), artistas precoces y normalmente hiperrealistas, deben sus extraordinarias capacidades al hecho de que son incapaces de formar conceptos. Tienen una habilidad perceptiva inusual que les permite mirar a una escena compleja y segmentarla mentalmente en cada uno de sus componentes fundamentales. Este sesgo hacia el procesamiento local es propio de pr¨¢cticamente todos los ni?os diagnosticados con TEA, no solo de aquellos con altas capacidades art¨ªsticas, pero es extraordinariamente infrecuente en ni?os que siguen un curso normal de desarrollo. Y esta podr¨ªa ser una de las causas de su sintomatolog¨ªa; su incapacidad para abstraerse de los detalles les impedir¨ªa combinar informaci¨®n de manera abstracta, les impedir¨ªa pensar, en sentido convencional, y relacionarse con sus semejantes y el mundo en general.
Estos robots, al contrario que las personas, presentan patrones de comportamiento sencillos y f¨¢cilmente segregables
No existe, por ahora, un tratamiento que cure el autismo. Sin embargo, a Iris el arte le ha ayudado a progresar de una manera impensable hace tan solo unos meses. Pero Iris no es la norma. Muchos ni?os con TEA presentan una afectaci¨®n mayor y no presentan sus habilidades, ni inter¨¦s por el arte. Juan fue diagnosticado con TEA tambi¨¦n a los dos a?os y, como Iris, dejo de hablar, de jugar y de relacionarse. Sin la muleta del arte, Juan fue a peor y a los seis a?os se encontraba completamente encerrado en s¨ª mismo y hab¨ªa desarrollado una agresividad desmesurada. Hasta que su madre, ya desesperada, oy¨® hablar de una terapia con robots que era capaz de fomentar la creatividad, estimular las emociones y mejorar la comunicaci¨®n.
Estos robots, al contrario que las personas, presentan patrones de comportamiento sencillos y f¨¢cilmente segregables. Son capaces de hablar pero siguiendo discursos sencillos, realizan movimientos de cabeza e incluso presentan expresiones faciales pero f¨¢cilmente identificables individualmente, y los ni?os con TEA no tienen, aparentemente, ninguna dificultad para interaccionar con ellos. Despu¨¦s de un tiempo de terapia con el robot, Juan comenz¨® a salir de su aislamiento, interacciona con el robot toc¨¢ndolo, ri¨¦ndose y repitiendo sus palabras, y esta mejora se ha visto que transfiere a su vida cotidiana, mejorando su vocabulario y su relaci¨®n con los dem¨¢s.
Es posible que muy pronto la rob¨®tica sea una herramienta esencial para el aprendizaje y el desarrollo de los m¨¢s peque?os. No solo los robots so?ar¨¢n con ovejas el¨¦ctricas.
Manuel de Le¨®n (Instituto de Ciencias Matem¨¢ticas) y Luis M. Mart¨ªnez (Instituto de Neurociencias) son investigadores del CSIC. Ambos son tambi¨¦n codirectores de los CorBI International Courses, un programa de formaci¨®n de excelencia en biomedicina. En su primera edici¨®n reuni¨® a j¨®venes investigadores y cient¨ªficos de primera l¨ªnea internacional en A Coru?a, del 26 de julio al 5 de agosto de 2016.
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