Autorretratos contra la segregaci¨®n
?Qu¨¦ hacen los fot¨®grafos cuando no fotograf¨ªan a otros? ?Se autofotograf¨ªan o se refugian en el mirarse dentro? ?Se autoexploran? La fot¨®grafa sudafricana Zanele Muholi se ha hecho algunas de estas preguntas y ha puesto a brillar, desmesurada, su propia piel morena delante de la lente, para decir: "Somnyama Ngonyama" (¡°Hola, leona negra¡±, en zul¨²). Y lo dice muy seria
El mirador mirado sostiene su rol, pero no solo representa, tambi¨¦n expresa.
Zanele Muholi (Durban, 1972) se hab¨ªa ganado ya una buena reputaci¨®n como artista-activista LGTB, cofundadora de una red s¨®lida por la visibilidad llamada Inkanyiso, y responsable, entre otros premiados trabajos, de la serie Faces and Phases (2006-14). Ella confesaba que, cansada de tantas violaciones curativas y asesinatos contra gente de la comunidad homosexual en Sud¨¢frica, comenz¨® a documentar funerales. Y de la muerte naci¨® la idea del preg¨®n del amor, a trav¨¦s de la alegr¨ªa de las otras im¨¢genes: las de sus compa?eros y compa?eras surafricanos, ya no discriminados sino en sus espacios propios, cotidianos. De esa etapa de su obra hemos hablado alguna vez en Planeta Futuro.
En 2012, Muholi abri¨® este otro ciclo, del que da cuenta en su ¨²ltima exposici¨®n, Somnyama Ngonyama, que actualmente puede visitarse, en el marco del Festival Internacional de Fotograf¨ªa de Arl¨¦s (Francia), hasta el 25 de septiembre, en el Parc del Ateliers de la ciudad provenzal.
Hay un cambio en la direcci¨®n de la mirada porque ella ha decidido decir, en primera persona, el modo en que siente que los cuerpos negros han sido a tratados por los fot¨®grafos de todos los tiempos. Algo as¨ª como repensarse ¨¦tica y est¨¦ticamente, a partir de una serie de autorretratos hechos en diferentes continentes: ¡°En esta muestra me embarqu¨¦ en un viaje inc¨®modo de autodefinici¨®n, replanteando la cultura del selfie, la propia representaci¨®n y la propia expresi¨®n. Investigu¨¦ c¨®mo los fot¨®grafos ponen en cuesti¨®n el manejo del cuerpo como material o c¨®mo mezclarlo con objetos para estilizarlo (¡) Cre¨¦ materiales y us¨¦ objetos encontrados que representaran mi humor. Todos los materiales utilizados tienen sus funciones primarias. Mientras produc¨ªa el trabajo, puse el foco en los sentidos de manos que tocan y ojos que penetran¡±, sostiene.
El resultado posiblemente no nos acerque a la sensaci¨®n de manos que tocan, pero s¨ª a ojos, los suyos, que nos penetran. Nos interpela desde su negritud sudafricana, que no es cualquier negritud, porque en su mirada ¡ªy ella lo deja entrever en cuanto puede¡ª est¨¢n las huellas sobre carne fresca del Apartheid. Iris de segregaci¨®n de generaciones y generaciones.
Tenaz y desafiante, Muholi ¡ªque vive y trabaja en Johanesburgo¡ª elude el miedo de ser mujer, lesbiana y negra en el pa¨ªs al sur del continente que es todos los sures. Armada de escudos dom¨¦sticos a modo de accesorios de moda (pinzas de colgar la ropa, esponjas, bayetas, bancos de madera, cintas de reparaciones, paja o desechos de botes de aluminio), tiene el porte y el gesto adusto de una modelo de alta costura, e impone.
¡°Exagerando lo oscuro de mi piel estoy recuperando mi negritud, que siento que est¨¢ constantemente producida por el otro privilegiado. Mi realidad es que no tengo que hacer m¨ªmica, soy negra, como mis ancestros. Vivimos como negros los 365 d¨ªas del a?o y deber¨ªamos hablar sin miedo¡±, explica. Tambi¨¦n cuenta que en su familia no hay fotos de sus abuelos ni de sus bisabuelos. Borrando la estirpe deliberadamente, en Sud¨¢frica, no se hace otra cosa que remarcar la falta, y ese sentimiento de nostalgia es, seg¨²n Muholi, el que la ha acompa?ado durante toda su vida: ¡°Si hubiera podido conocer sus caras, una parte de m¨ª misma se sentir¨ªa menos vac¨ªa¡±.
MaID ha nombrado ella a algunos recorridos en busca de "relleno" para ese hueco. ¡®Maid¡¯ que, en ingl¨¦s, designa a la empleada dom¨¦stica, no es cualquier palabra: su madre trabaj¨® en casa de una familia blanca durante m¨¢s de cuatro d¨¦cadas. Para la Leona Negra, entonces, esa palabra encabeza el homenaje a estas mujeres que, en todo el mundo, trabajan con dignidad, ¡°a pesar del maltrato emocional, financiero y f¨ªsico que sufren¡±. De ah¨ª las coronas de estropajos de alumnio que ella misma porta, orgullosa, y desnuda?reina de las pinzas, como la llama la cr¨ªtica Neelika Jayawardane.
Pero MaID tambi¨¦n suena a ¡°mi identidad¡±, la que la Leona alfa (que tambi¨¦n est¨¢ dispuesta a asaltar el cielo del liderazgo comunitario) intenta desvelar, una vez pasados por el tamiz del humor y la reflexi¨®n todos los juicios ajenos, planos u hostiles. La misi¨®n es saltarse los complejos impuestos, aunque ya lleven siglos all¨ª instalados: ?por qu¨¦ habr¨ªa que tener el pelo liso? ?blanquearse la piel?
Su puesta en escena lleva el pretendido salvajismo africano al l¨ªmite del absurdo. Munida de la utiler¨ªa precisa, Muholi se burla de todos los lugares comunes con que los colonizadores y sus pueblos blancos han sellado su continente, a la vez que se toma muy seriamente la celebraci¨®n de los suyos (dec¨ªamos las empleadas dom¨¦sticas, tambi¨¦n los mineros). No hay foto sin lectura social, geopol¨ªtica, de g¨¦nero y de ¨¦poca en el interlineado.
A este lado de sus fotograf¨ªas, estos voyeurs (y voyeuses) que somos podemos dejarnos intimidar o sostenerle la mirada a la Leona y comprender esta causa com¨²n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.