Un programa de gobierno
Es dif¨ªcil cambiar la mentalidad de quien asocia la victoria a ocupar las instituciones
La situaci¨®n pol¨ªtica en la que estamos se debe, en gran medida, a que hemos le¨ªdo mal el momento presente. Nuestra democracia es corta en experiencias. Y es dif¨ªcil cambiar una mentalidad que interpreta la victoria electoral como una ocupaci¨®n partidista de las instituciones.
Que tras las elecciones del 20 de noviembre de 2015, y ante unos resultados que romp¨ªan el bipartidismo, se desembocase en unas nuevas elecciones entraba dentro de la normalidad democr¨¢tica. En la Constituci¨®n se previ¨® que despu¨¦s de dos meses de una investidura fallida se convocasen elecciones si nadie hab¨ªa sido capaz de ser investido presidente del Gobierno. Ante la falta de acuerdo de los representantes elegidos, entraba dentro de lo posible que se consultase al soberano para ver si unos nuevos resultados aclaraban el panorama para formar mayor¨ªas. Las elecciones han dado los resultados que han dado y con ¨¦stos hay que hacer pol¨ªtica con may¨²scula, no politiqueo de partido ni estrategias personales. Es cierto que la Constituci¨®n no impide que el Gobierno se mantenga en funciones ni que se pueda ir a unas terceras, cuartas, quintas... elecciones, pero no parece razonable, y la prolongaci¨®n de un Gobierno en funciones acarrea consecuencias negativas y paraliza pol¨ªticas a largo plazo necesarias.
Tener que decir lo evidente es s¨ªntoma de la falta de claridad de ideas en la que estamos ante la incertidumbre de la circunstancia actual. Las elecciones en una democracia parlamentaria sirven para formar el Parlamento, el cual se ocupa de legislar y de controlar al Gobierno. Adem¨¢s, en una democracia como la nuestra, corresponde a una parte de ese Parlamento, al Congreso, investir al presidente del Gobierno. Siendo importante nombrar un presidente que forme Gobierno, no lo es menos que ese Gobierno pueda gobernar. Un Parlamento que estuviese a todas horas entorpeciendo la labor de gobierno ser¨ªa absurdo y contraproducente para los intereses generales. Tambi¨¦n es absurdo permitir que se forme un Gobierno y luego imponerle desde el Congreso una legislaci¨®n contraria a su proyecto.
Los resultados electorales no han dado mayor¨ªa suficiente ni para formar Gobierno ni para gobernar a ninguna de las fuerzas pol¨ªticas. La lectura de estos resultados deber¨ªa llevarnos a pensar que nadie puede gobernar por s¨ª s¨®lo, aunque pudiera formar Gobierno, y por eso lo m¨¢s sensato ser¨ªa acordar un programa de gobierno, no s¨®lo una investidura. No tiene mucho sentido gobernar desde la oposici¨®n como plantea Albert Rivera y le propuso al secretario general del PSOE en un art¨ªculo reciente. Resulta incluso curioso que se proponga un pacto de oposici¨®n cuando se tiene capacidad para consensuar un programa de gobierno. Recordemos la frase del experimentado pol¨ªtico ?lvaro de Figueroa, conde de Romanones: ustedes hagan la ley, que yo har¨¦ el reglamento. Rivera quiere hacer lo contrario.
Nadie puede gobernar por s¨ª s¨®lo y por eso lo m¨¢s sensato ser¨ªa acordar un programa de gobierno, no s¨®lo una investidura
Los seis puntos que Ciudadanos ha pedido al PP que acepte para apoyar con un s¨ª la investidura de Rajoy, siendo acertados y me atrever¨ªa a afirmar que evidentes ante los casos alarmantes de corrupci¨®n del partido al que apoyar¨ªa, parecen s¨®lo una manera de justificar el cambio de posici¨®n: desde un no rotundo a favorecer un Gobierno de Rajoy a un voto afirmativo, previo paso por una abstenci¨®n t¨¦cnica. Apelar a la responsabilidad y al bien de Espa?a es correcto, pero habr¨ªa que definir ese ¡°bien¡± porque Espa?a no es un organismo con voluntad propia sino una sociedad diversa y compleja. Si de verdad se quiere ¡°regenerar¡± la pol¨ªtica ¨Ca m¨ª me gusta m¨¢s hablar de profundizar en la democracia¡ª se hace mucho mejor desde el Gobierno que desde la oposici¨®n.
El PSOE podr¨ªa formar parte de un acuerdo de gobierno si se atreviese a plantear un programa de reformas que, entre otras cosas, corrigiese las desigualdades sociales que han producido las pol¨ªticas del PP. El temor de Pedro S¨¢nchez a que le muevan la silla y a que Podemos quede como ¨²nica fuerza de oposici¨®n a la izquierda del Gobierno tiene razones justificadas, pero tambi¨¦n podr¨ªa plantearse las cosas de otra manera y, en esta circunstancia, el PSOE podr¨ªa demostrar que es un partido de Gobierno, no s¨®lo de oposici¨®n, que asume sus responsabilidades cuando el soberano no ha dado un mandato claro a nadie, es decir, esca?os suficientes. Los retos que tenemos por delante son may¨²sculos y hay que atreverse a construir los consensos necesarios desde los disensos normales en la vida pol¨ªtica. Es un momento clave para la redefinici¨®n del proyecto europeo hacia una federaci¨®n pol¨ªtica y necesitamos un Gobierno fuerte que haga o¨ªr su voz en las instituciones europeas. Es un momento clave para la reestructuraci¨®n del poder mundial en temas geopol¨ªticos, medioambientales, comerciales, energ¨¦ticos, etc., y necesitamos un Gobierno fuerte que haga o¨ªr su voz en las instituciones mundiales. Es un momento clave en la lucha contra el terrorismo, y necesitamos un Gobierno fuerte. Es un momento clave para la redefinici¨®n del marco territorial espa?ol ante el desaf¨ªo independentista catalanista, y necesitamos un Gobierno fuerte que sea capaz de plantear un proyecto ilusionante de pa¨ªs en el que se sientan integrados todos o, al menos, la mayor¨ªa de los ciudadanos espa?oles. Son algunos ejemplos de los retos que hay que afrontar.
El PSOE puede mantener su posici¨®n actual e impedir que se forme Gobierno, cediendo la iniciativa a Ciudadanos y a los partidos nacionalistas de derechas, como repiten sus l¨ªderes cual cantinela aprendida, pero si ese Gobierno no se forma, una vez que la esperada penitencia de Rajoy en una investidura fallida pase, el PSOE tendr¨¢ que replantear su postura. Si opta por intentar formar Gobierno, los aliados posibles ser¨¢n Podemos, con sus coaligados, y los nacionalistas. Algunos de ¨¦stos ya sabemos que est¨¢n proponiendo la ruptura del marco constitucional y de un pa¨ªs con largos siglos de historia com¨²n y m¨¢s de dos de soberan¨ªa popular. En este tema, los planteamientos de Podemos y sus coaligados son diversos cuando no, confusos o contradictorios. Muchos dirigentes de Podemos y sus coaligados han mostrado cu¨¢les son sus referentes ideol¨®gicos al felicitar de forma entusiasta al dictador Fidel Castro con motivo de su 90 cumplea?os, sinti¨¦ndose part¨ªcipes de su ¡°revoluci¨®n¡±. No creemos que el PSOE quiera ir por esa v¨ªa, aunque no conviene olvidar el fondo de justas exigencias sociales que hay detr¨¢s de los impresionantes resultados electorales de Podemos, expresi¨®n de la sincera explosi¨®n social de hartazgo y desilusi¨®n que supuso el 15M.
Hagamos otra lectura de los resultados electorales y consens¨²ese un programa de gobierno. ?Cu¨¢l? Definirlo toca a los que se presentaron a las elecciones y puedan sumar una mayor¨ªa parlamentaria.
Javier Zamora Bonilla es profesor de Historia del Pensamiento Pol¨ªtico en la Universidad Complutense de Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.