Primera p¨¢gina
JUSTO ANTES de su muerte, en 1984, Julio Cort¨¢zar quiso recuperar dos novelas de su prehistoria literaria: El examen y Divertimento. Hab¨ªan sido escritas en 1949 y 1950, respectivamente, pero no fueron publicadas hasta 1986. A Roberto Bola?o se le quedaron en el caj¨®n varios textos primerizos. En 2011 se lanz¨® Los sinsabores del verdadero polic¨ªa, una novela que hab¨ªa comenzado a escribir en los a?os ochenta, y a finales de 2016 lo har¨¢ El esp¨ªritu de la ciencia-ficci¨®n, fechada en 1984. Tambi¨¦n acaban de llegar a las librer¨ªas los Relatos tempranos, de Truman Capote, muerto hace m¨¢s de 30 a?os. Con voluntad expresa de los autores o sin ella, el mercado est¨¢ lleno de manuscritos inici¨¢ticos recuperados tard¨ªamente.
Algunos autores no destruyen nada. Conservan a¨²n los bocetos de novelas que esbozaron a los 16 a?os y que eran, en buena medida, ejercicios imitativos de los escritores a los que admiraban. Otros, en cambio, tienen siempre presta la hoguera para arrojar lo que no les convence. Ernesto S¨¢bato, c¨¦lebre por su autoexigencia, dec¨ªa que siempre hab¨ªa sido ¡°destructivo¡± consigo mismo. ¡°He quemado las tres cuartas partes de lo que he escrito¡±, aseguraba.
La editorial Turpial decidi¨® hace unos a?os crear una colecci¨®n llamada ?pera Prima, en la que tuvieran cabida obras primerizas de autores j¨®venes y, al mismo tiempo, textos in¨¦ditos y antiguos de otros consagrados. En esa colecci¨®n public¨® Lorenzo Silva Historia de una piltrafa, recopilaci¨®n de cuentos de su primera juventud. ¡°La valent¨ªa de Lorenzo nos sirvi¨® de enganche para otros compa?eros, pero no es tan f¨¢cil que un autor asentado quiera publicar una primera obra. La colecci¨®n genera entusiasmo casi en la misma medida que temor¡±, cuenta I?aki Mart¨ªnez, director editorial de Turpial.
Ricardo Men¨¦ndez Salm¨®n, ganador del ¨²ltimo Premio Biblioteca Breve de novela, ejemplifica ese dilema: ¡°Mientras estudiaba Filosof¨ªa escrib¨ª una novela titulada La reconstrucci¨®n. No la he vuelto a leer completa desde entonces. Antes de publicarla deber¨ªa hacerlo, para descubrir si mi prosa ha resistido m¨ªnimamente un viaje tan largo. Pero si fuera as¨ª, no tendr¨ªa ning¨²n reparo. Como muestra de los lugares y obsesiones de los que procede de forma seminal una escritura, seguramente sea impagable¡±.
Tambi¨¦n permanece in¨¦dita la primera novela de Eduardo Mendi?cutti, Tatuaje, con la que gan¨® en 1973 el famoso Premio S¨¦samo. ¡°Era muy loca: drogas, homosexualidad, nihilismo gaditano. La censura desaconsej¨® su lanzamiento y el editor se ech¨® atr¨¢s. Tard¨¦ mucho en reponerme del disgusto. Luego no he querido publicarla en serio, pero si se tratase de hacer bromas, tal vez me lo pensara¡±.
Nadie sabe si resulta positivo para la historia de la literatura ¨Cy para la reputaci¨®n de un autor¨C recobrar textos germinales, imperfectos. Algunos prefieren, muy al contrario, extirparlos de su bibliograf¨ªa: Rafael Chirbes, por ejemplo, prohibi¨® que se reeditara En la lucha final, su segunda novela. Como dijo Borges, ¡°que otros se jacten de las p¨¢ginas que han escrito; a m¨ª me enorgullecen las que he le¨ªdo¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.