Pol¨ªticas de restas

Asisto con cierto estupor a la reuni¨®n de Merkel, Hollande y Renzi en la italiana isla de Ventotene, donde en 1941 Altiero Spinelli impuls¨® el manifiesto hom¨®nimo, que propon¨ªa la creaci¨®n de una Federaci¨®n Europea de Estados con el objetivo de mantener la paz y la unidad. Del mismo modo, contemplo con cierto grado de incredulidad las negociaciones de los equipos designados por el PP y Ciudadanos, al objeto de valorar la posibilidad de investir a Rajoy. Y en ambos casos la preocupaci¨®n es similar. Nos cuesta mucho sumar esfuerzos y relativamente poco retirarlos. Y es que a los l¨ªderes pol¨ªticos, nacionales y europeos, se les llena la boca de palabras como uni¨®n, coalici¨®n o pacto, pero anteponen sus intereses personales o de partido a los nacionales o europeos. Ser¨¢ dif¨ªcil avanzar en una Europa com¨²n tras el Brexit. Como lo ser¨¢ en una Espa?a que probablemente cuente con 170 diputados a favor de algo, para lo que se precisa alg¨²n apoyo m¨¢s. Por lo que cabe concluir que el mayor esfuerzo no debe centrarse en los que ya est¨¢n de acuerdo, sino en los que a¨²n no lo est¨¢n o han dejado de estarlo. Para Europa ya es tarde. Para Espa?a puede empezar a serlo.¡ª Luis Alberto Rodr¨ªguez Arroyo. Santo Tom¨¢s de las Ollas (Le¨®n).