El extra?o caso de los tiburones que aprendieron a vivir de los pescadores
En Pap¨²a, los tiburones ballena han modificado sus h¨¢bitos y se aprovechan de los humanos.
Despu¨¦s de varios d¨ªas de navegaci¨®n llegu¨¦ por fin al lugar tan especial que ven¨ªa persiguiendo en este viaje a Pap¨²a, en la isla de Nueva Guinea. Buscaba el extremo sur de la bah¨ªa de Cenderawasih, donde se produce uno de los mayores espect¨¢culos del mundo submarino: la concentraci¨®n de tiburones ballena que han aprendido a comer de las redes de los pescadores.
El tibur¨®n ballena es el pez m¨¢s grande de la tierra. Pertenece al superorden de los tiburones, aunque tiene dimensiones de cet¨¢ceo. Puede alcanzar hasta 16 metros de largo. Por fortuna no tiene dientes (?ser¨ªa el?Tyrannosaurus Rex de los mares!): se alimenta de plancton y card¨²menes de peque?os peces.
Por eso se le considera el gran viajero pel¨¢gico, un vagabundo del profundo azul que pasa la vida deambulando por los mares, abriendo su enorme boca para tragar toneladas de agua y filtrar el plancton que esta arrastra.
En todos los mares del mundo... menos en este punto concreto de Pap¨²a. Os lo explico.
Los pescadores pap¨²s de la bah¨ªa de Cenderawasih practican un original sistema de pesca desde bagangs, plataformas de madera flotantes parecidas a las bateas gallegas de mejillones, que anclan al fondo de la bah¨ªa, a unos sesenta metros de profundidad. Por la noche enciende potentes focos para atraer a las anchoas, que capturan con redes.
Los pescadores pasan aqu¨ª temporadas largas y no tienen sistemas de refrigeraci¨®n ni posibilidad de enviar las capturas a tierra. Cada cuatro o cinco d¨ªas llega una lento prahu indonesio de madera desde Nabire (5 horas de navegaci¨®n) con cajones con hielo para retirar las capturas. Mientras tanto las mantienen vivas dej¨¢ndolas en las redes sumergidas, hasta que llegue el siguiente prahu.
Sin que nadie sepa el porqu¨¦ ni cu¨¢ndo empez¨® el fen¨®meno, los tiburones ballena que frecuentaban esta bah¨ªa de Pap¨²a se acostumbraron a subir a superficie para succionar las redes de las bagangs y sacar el jugo del pescado e incluso comerse las anchoas que los pescadores usan de cebo para sacar con sedal otros peces m¨¢s grandes.
De modo inexplicable, un animal marino migratorio se convirti¨® en residente, al menos de forma temporal, y ya no viaja para comer plancton, sino que merodea por la bah¨ªa para subir hasta las bagangs para darse su atrac¨®n diario de pescado gratis.
Hemos podido bucear con ellos varios d¨ªas para rodar un documental y el espect¨¢culo ha sido sobrecogedor en cada inmersi¨®n. Una ma?ana, por ejemplo, tuvimos a cinco enormes tiburones ballena d¨®ciles como perrillos durante horas y horas, turn¨¢ndose de manera ordenada para obtener su raci¨®n de comida. Sub¨ªan, se pon¨ªan en vertical y sacaban su enorme cabeza para tragar. Quienes practican el submarinismo saben que ver un solo tibur¨®n ballena de refil¨®n es una gran suerte. Tener cinco a la vez nadando junto a ti durante horas.... es tan inusual como que te toque dos veces el Gordo de la loter¨ªa.
Fue como presenciar una coreograf¨ªa acu¨¢tica en primera fila del patio de butacas. Gigantes del mar que se mueven de forma gr¨¢cil y majestuosa. Monstruos poderosos pero inofensivos que jugueteaban con nosotros, se nos acercaban para observarnos con sus peque?os ojillos y pasaban el d¨ªa remoloneando entre las redes, no sabemos si en busca de comida o de entretenimiento. Para los pescadores era un improvisado pasatiempo que romp¨ªa el tedio de una vida dura a bordo de las bagangs; incluso se ba?aban e interactuaban con ellos
Una de las experiencias m¨¢s emocionantes de mi vida como submarinista.
Se sabe muy poco del tibur¨®n ballena en general, ya que pasa la mayor parte de su vida a profundidades inalcanzables para el ser humano. Y se sabe menos a¨²n del comportamiento de estos ejemplares de la bah¨ªa pap¨² de Cenderawasih.
Durante estos d¨ªas hemos aprendido algunas cosas. La primera: su comportamiento est¨¢ influido por la luna. Los d¨ªas de luna llena y los dos o tres siguientes, desaparecen. Lo hab¨ªamos le¨ªdo en alg¨²n informe y los propios pescadores de las bagangs nos los confirmaron: con luna llena, ¡°no sharks¡±. Pero adem¨¢s pudimos comprobarlo en carne propia porque llegamos a la zona donde es m¨¢s habitual observarlos, frente a las costas del distrito de Yaur, un d¨ªa despu¨¦s de la luna llena de febrero.
Esa jornada solo vimos dos ejemplares, uno de ellos juvenil. Y al d¨ªa siguiente, ni uno, y eso que recorrimos varias bagangs en su b¨²squeda. As¨ª que decidimos irnos a explorar otras zonas de la bah¨ªa y volver tres d¨ªas despu¨¦s.
Y en efecto, pasado el influjo de la luna llena, los tiburones ballena estaban de nuevo en su rutina diaria.
Deben tener algo de lic¨¢ntropos.
Este post fue publicado originalmente el 15 de febrero de 2012 y se repone ahora dentro de la campa?a de relatos de verano 2016.
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