Tiempo de acuerdos
Se abre el curso pol¨ªtico m¨¢s decisivo en una etapa llena de riesgos
La incertidumbre que a¨²n pesa sobre la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno abre un curso pol¨ªtico que empieza como termin¨® el anterior. Sin embargo, asistimos a un cierto cambio positivo de actitudes. Despu¨¦s de muchos a?os en los que la negociaci¨®n pol¨ªtica brill¨® por su ausencia, los partidos no tienen m¨¢s opci¨®n que retomar la v¨ªa del di¨¢logo como el ¨²nico m¨¦todo capaz de asegurar la gobernabilidad de Espa?a y eso, en s¨ª mismo, ya representa una novedad.
Editoriales anteriores
Deben perder toda esperanza los que crean que las conversaciones entre el Partido Popular y Ciudadanos son una concesi¨®n excepcional para salvar el trago de la investidura. No basta con designar un jefe del Ejecutivo y que este ponga en marcha un simulacro de Gobierno. Ejercer el poder necesita un m¨ªnimo de estabilidad y el di¨¢logo ser¨¢ indispensable cada vez que se plantee un proyecto para el que sea precisa la mayor¨ªa absoluta, como los Presupuestos o una ley org¨¢nica, u otro quorum a¨²n m¨¢s exigente. De ah¨ª que la idea del Congreso de los Diputados como ap¨¦ndice del Gobierno pase al ostracismo, en beneficio de un concepto de Gobierno parlamentario.
Que esto funcione depende del grado de responsabilidad de las principales fuerzas. La interinidad pol¨ªtica ha durado demasiado tiempo y los problemas no aguantan eternamente. Agotado por el pesimismo pol¨ªtico, puesto de relieve por m¨²ltiples encuestas ¡ªtras el profundo bache de confianza originado en los a?os de problemas econ¨®micos¡ª, este pa¨ªs necesita resolver la crisis institucional que padece. Y esto solo puede conseguirse a partir de la voluntad de los l¨ªderes.
Por fortuna, la provisionalidad pol¨ªtica no ha influido hasta ahora en los principales resultados econ¨®micos. No ha limitado el crecimiento y ha coexistido con una reducci¨®n de la prima de riesgo del Tesoro espa?ol. Los ¨²ltimos datos de contabilidad nacional han vuelto a sorprender favorablemente, con un crecimiento del 0,8% en el segundo trimestre del a?o, algo por encima de lo esperado, y una tasa interanual, del 3,2%, significativamente superior al promedio de la eurozona. La mejor de las contrapartidas que ha dejado la crisis es el aumento de la propensi¨®n exportadora de nuestras empresas, y los ingresos por turismo registrar¨¢n un a?o r¨¦cord.
Este pa¨ªs necesita resolver de una vez la crisis institucional que padece desde hace tiempo
Todo esto se debe en gran parte a las mejores condiciones de financiaci¨®n de la econom¨ªa. Las pol¨ªticas excepcionalmente expansivas del Banco Central Europeo nos resarcen de la incertidumbre interna. Pero su continuidad en modo alguno est¨¢ garantizada. Ser¨ªa un grave error confiar en que el aparente divorcio entre situaci¨®n econ¨®mica y deterioro pol¨ªtico no tenga costes. Todos los riesgos se?alados meses atr¨¢s para la estabilidad de Espa?a siguen estando ah¨ª, comenzando por el mal momento que vive Europa y la absoluta necesidad de volver activamente a ese escenario cuanto antes para no perder lo que nos resta de influencia.
Por ello hace falta disponer de un horizonte presupuestario que haga compatible el saneamiento de las finanzas p¨²blicas con el progreso econ¨®mico y del empleo, lo cual exige la suficiente estabilidad y fortaleza pol¨ªticas para hacer valer, ante las instituciones europeas, la necesidad de suavizar los ajustes necesarios en los pr¨®ximos a?os. Tambi¨¦n, que se restauren las dotaciones de capital humano y tecnol¨®gico, seriamente sacrificadas durante la gesti¨®n de la crisis, pero indispensables para asentar la econom¨ªa en la senda de modernizaci¨®n que necesita; y que se aborde la sostenibilidad del sistema de pensiones.
Para mantener la senda de crecimiento hace falta que existan estabilidad y fortaleza pol¨ªticas
Afirmar voluntades m¨¢s consensuales tambi¨¦n es importante en el plano interno, para no desaprovechar la oportunidad de acometer la regeneraci¨®n pol¨ªtica necesaria. A corto plazo est¨¢ convocada la sesi¨®n de investidura de Rajoy, quien deber¨ªa ser el primer interesado en no maltratar verbalmente a quien puede necesitar ¡ªayer llam¨® ¡°irresponsable¡± al PSOE por en¨¦sima vez¡ª y mostrar con m¨¢s claridad qu¨¦ es lo que est¨¢ dispuesto a hacer. Este debe ser el tiempo del di¨¢logo y de la b¨²squeda de acuerdos. Con un Parlamento constituido por minor¨ªas hay que hablar frecuentemente con otros, haciendo de las imposiciones de un solo partido un residuo del pasado y no la forma habitual de la toma de decisiones ni de poner en marcha proyectos pol¨ªticos.
En todo caso, un nuevo Gobierno habr¨¢ de enfrentarse a desaf¨ªos inmediatos, desde el freno tajante a la corrupci¨®n a la deriva secesionista de las autoridades de Catalu?a, manteniendo alta la unidad frente al terrorismo yihadista. Por eso la hip¨®tesis de invalidar en la pr¨¢ctica las elecciones del 26 de junio tiene que desaparecer de la agenda de unos partidos que deben trabajar por la normalizaci¨®n, antes de que la incuria pueda precipitarnos en una grotesca repetici¨®n de las elecciones por tercera vez en un a?o.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.