Un negocio con ayuda emocional
Curadas de Espanto vende productos para enfermas de c¨¢ncer y ofrece apoyo a sus clientas
La Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) prev¨¦ un aumento del 70% en nuevos casos de c¨¢ncer para las pr¨®ximas dos d¨¦cadas. Se calcula que en 2020 se diagnosticar¨¢n 246.000 en Espa?a, de los cuales casi 98.000 afectar¨¢n a mujeres, el 39%. ¡°Cuando te dicen: lo siento, tienes c¨¢ncer, empieza la romer¨ªa¡±, cuenta Marina Sanz, copropietaria de una tienda de productos especializados para mujeres con c¨¢ncer. A Sanz la noticia le lleg¨® en el 2010. Tras superar un tumor de mama se dio cuenta de que exist¨ªa una necesidad que no estaba cubierta: ¡°Tienes que ir de un lugar a otro para conseguir cada producto¡±, explica.
De ah¨ª naci¨® Curadas de Espanto, la empresa que fund¨® con su socia Chiqui Dom¨ªnguez. La inversi¨®n inicial fue alta para ellas, ya que los materiales especializados son caros. ¡°Una peluca de pelo natural cuesta en torno a 1.000 euros y no podemos tener solo dos¡±, dice Dom¨ªnguez. Recibieron la ayuda de la C¨¢mara de Comercio y del Instituto de la Mujer, pero para empezar solo un banco confi¨® en el proyecto.
La evoluci¨®n ha sido muy positiva. Las dos empresarias sevillanas han conseguido un volumen de negocio de 100.000 euros en su primer a?o. A partir del sexto mes, ya comenzaron a tener beneficios y esperan crecer en torno a un 20% anual. La Junta de Andaluc¨ªa les ha concedido el premio de comercio interior y est¨¢n acordando la expansi¨®n del modelo de negocio a dos ciudades espa?olas.
Pero las empresarias no quieren limitarse a vender. Proporcionan una red de apoyo emocional y profesional a sus clientas. La tienda ofrece cursos de formaci¨®n y charlas de profesionales acerca de la enfermedad. Su iniciativa ha calado, y han conseguido que distintas entidades y comerciantes locales las apoyen.
La tienda es grande, abierta y luminosa. Los establecimientos discretos, oscuros y casi clandestinos de pelucas parecen haber quedado atr¨¢s. ¡°No somos un espacio para mujeres enfermas. Aqu¨ª no hay mujeres enfermas. Aqu¨ª hay mujeres que tienen una enfermedad puntual¡±, sentencia Dom¨ªnguez.
Pelucas, ropa interior adaptada y maquillajes se combinan con cursos y talleres con la misma tem¨¢tica. En las perchas cuelgan pantalones coloridos y estampados. Sanz explica, por ejemplo, que los pantalones deben ser el¨¢sticos porque con el tratamiento de cortisona el cuerpo se hincha. ¡°Nuestras mujeres [como las empresarias llaman a sus clientas] no tienen por qu¨¦ ir en ch¨¢ndal, pueden sentirse guapas¡±. Aquellas que han padecido c¨¢ncer de colon necesitan un peque?o compartimento en la ropa interior para meter la bolsa, y en la tienda encuentran tanto ropa interior como ba?adores. Los productos son elegidos por sus due?as con el criterio de proximidad. ¡°Primero buscamos proveedores en Andaluc¨ªa, luego en el resto de Espa?a y luego en Europa¡±, cuenta Dom¨ªnguez. Colaboran con artesanas y dise?adoras de Sevilla, que realizan prendas adaptadas al proceso del tratamiento oncol¨®gico. Aunque no siempre encuentran en el ¨¢mbito local lo que necesitan, por lo que acuden a fabricantes en Pamplona, Vitoria, La Rioja, Barcelona, Alicante, M¨¢laga, C¨¢ceres y Sabadell.
La empat¨ªa es clave en un negocio como este. Tambi¨¦n lo es la experiencia. Sanz comenz¨® su carrera profesional trabajando en un ambulatorio y continu¨® como docente en ense?anza secundaria. ¡°Cuando una mujer se est¨¢ dando quimioterapia, est¨¢ llena de t¨®xicos¡±, explica, ¡°y es por eso por lo que el maquillaje que ofrecemos es natural, para no perjudicar m¨¢s la piel¡±. Chiqui Dom¨ªnguez, economista, enfoc¨® su trayectoria al mundo comercial como gestora de cuentas en distintas empresas y profesora de Direcci¨®n de ventas en ESIC. Ella, al contrario que su socia, nunca padeci¨® c¨¢ncer, pero tiene esclerosis m¨²ltiple, lo que la ayuda a comprender las emociones detr¨¢s de la enfermedad. Cuenta que la peluca es un elemento fundamental en el proceso de asimilaci¨®n de la nueva situaci¨®n: ¡°Al prob¨¢rsela, la mujer se enfrenta a la realidad y se da cuenta de que se le va a caer el pelo¡±.
¡°El hecho de que personajes p¨²blicos hayan visibilizado su dolencia ha reforzado la idea del negocio¡±, dice Sanz. Concha Velasco, Bimba Bos¨¦, Lamari de Chambao y muchas otras mujeres han roto el tab¨² y han hablado abiertamente del c¨¢ncer. La actriz Shannen Doherty comparti¨® con sus 252.000 seguidores de Instagram el momento en el que se rap¨® la cabeza el pasado julio. Uno de los objetivos de Curadas de Espanto es naturalizar la enfermedad. ¡°Una vez, una mujer decidi¨® quitarse la peluca en una charla, y eso es normalizar el c¨¢ncer¡±, explica Dom¨ªnguez.
Resistencia masculina
¡°Los hombres no acuden directamente a nosotras¡±, comenta Dom¨ªnguez. En la tienda hay productos para ellos, pero seg¨²n las empresarias, afrontan la enfermedad de otra manera. Presentan inicialmente m¨¢s resistencia a reconocer la enfermedad frente a los dem¨¢s. En su aspecto f¨ªsico, necesitan menos productos que las mujeres. Y cuando demandan un art¨ªculo, son las mujeres las que acuden a la tienda a comprarlo.
El camino hacia la construcci¨®n del negocio no ha sido f¨¢cil para estas empresarias sevillanas, que lamentan la lentitud administrativa a la hora de conseguir los permisos necesarios para abrir. Aunque se?alan que el principal escollo es la financiaci¨®n y reclaman de las entidades p¨²blicas m¨¢s respaldo a los emprendedores.
Por el momento no apuestan decididamente por Internet. ¡°Se aleja de nuestra l¨ªnea de trabajo, ya que la cercan¨ªa y el trato personal son los imperativos que nos mueven a abrir nuestras puertas cada d¨ªa¡±. Sin embargo muchos de sus pedidos se env¨ªan a hospitales y a domicilios de aquellas personas que no se pueden desplazar. Incluso reciben encargos de otros pa¨ªses a trav¨¦s de su p¨¢gina web.
En una esquina de la tienda dos tazas de t¨¦ reposan sobre una mesilla. ¡°Aqu¨ª se llora, se r¨ªe y se habla de infinidad de temas¡±, dice Sanz. En este espacio, ¡°sus mujeres¡± encuentran dos c¨®mplices. Chiqui y Marina est¨¢n curadas de espanto.
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