En vacaciones, ?nos llevamos o no la comida del ni?o?
Lo m¨¢s importante no es la rutina, sino comer todos juntos
Tener un beb¨¦ aunque sea de 40 meses, como se dice ahora, y pasar unos d¨ªas fuera de casa puede suponer para muchas familias una complicaci¨®n, sobre todo si es la primera vez. ?D¨®nde ir? ?Qu¨¦ llevar?
Los mayores, que ya pasamos por eso en su tiempo, recordaremos con una sonrisa ahora, pero no entonces, aquel momento de llenar la maleta para que la Renfe o Iberia nos admitiera y no nos exigiera un contenedor de mudanzas o llenar el maletero del 600, ?Uy que viejo! Perd¨®n, del R5. Todo un ejercicio de tetris para acomodar el mayor n¨²mero de cosas, que luego eran in¨²tiles, pero que a todas luces parec¨ªan a priori indispensables. La cuna de viaje, ropa para ba?o, ropa por si hace fr¨ªo, ropa por si llueve, esterilizador, cremas, juguetes para que no se sientan solos sin sus propiedades... En fin, media casa y si no se busca espacio en el techo del auto, cual magreb¨ª de vuelta a casa en tr¨¢nsito por la pen¨ªnsula.
Pero llegamos a una duda no resuelta y que todos los a?os hace correr r¨ªos de tinta en blogs, art¨ªculos e, incluso sesudos, estudios nutricionales: ?Nos llevamos o no la comida del ni?o?
La alimentaci¨®n durante las vacaciones hace que cada uno tenga sus recetas y se pueda leer de todo. Desde el que sugiere llevarse y meter en la maleta lo m¨¢ximo posible para que no var¨ªe lo m¨¢s m¨ªnimo su nutrici¨®n, hasta aquellos que no consideran un problema la situaci¨®n, siempre y cuando no se viaje a desiertos o zonas despobladas, ya encontrar¨¢n cualquier cosa por all¨ª.
Yo voy a tomar otra postura ya que si no, no tendr¨ªa sentido escribir esto.
Quitemos el grupo de lactantes menores de seis meses, ya que la madre lleva incorporada la leche y no ocupa o no deber¨ªa ocupar sitio en el maletero si las relaciones son buenas. Reservando este privilegiado grupo que lo tiene f¨¢cil y que por el contrario suele ser el m¨¢s cicatero a la hora de salir. El resto deber¨¢ valorar en un estudio previo ?d¨®nde vamos a viajar?
Si vamos a casa de los abuelos no hay problema, los ni?os vendr¨¢n con unos kilos de m¨¢s, ya se ocupar¨¢ la abuela. Ya que una vez tome las riendas de la cocina demostrar¨¢ que los cr¨ªos estaban muy flacos y confirmar¨¢ sus dudas sobre que su hija o su nuera lo est¨¦n haciendo bien. ?Nos debemos poner serios y evitar que esto suceda?
Por otro lado, si recalamos en esa playa atestada de personal, donde no puedes ni parar en el chiringuito siempre lleno y donde la comida, por llamarlo de alg¨²n modo, no suele estar todo lo decente que deber¨ªa, o donde predominan los sitios de comida r¨¢pida ya ubicuos en toda la geograf¨ªa patria. ?Podremos aguantar k¨¦tchup con comida durante este tiempo?
Y no digo nada si viajamos al extranjero, donde encontraremos comidas caras, diferentes, que a los ni?os no les gusta el exceso de queso franc¨¦s o el olor a curry londinense. Sitios, en los que, adem¨¢s, hay que comer r¨¢pido porque nos quedan muchas cosas por ver.
En fin, una complicaci¨®n ?sobreviviremos a unos d¨ªas fuera de casa?
Las sociedades m¨¢s primitivas invierten gran parte de su tiempo en la comida, buscar qu¨¦ comer puede ocupar mucho tiempo, hay que cazar o cultivar, luego cocinar y no se le da importancia a la calidad, lo que cuenta es que haya. Sociedades m¨¢s desarrolladas pasan la comida a un segundo plano, no interesa, lo importante es hacer cosas, ganar dinero, viajar, comprar. La alimentaci¨®n es un bien de consumo y no es importante, Se mete en la cesta del s¨²per y ya est¨¢. Si lo venden ya precocinado, la calidad sigue sin importar. Se supone que el gobierno se encarga, lo importante es el resto del d¨ªa, no se valora el momento de la comida.
Pero las sociedades posmodernas vuelven a invertir tiempo en la alimentaci¨®n, estudian diet¨¦tica, hay mucha informaci¨®n, surgen tendencias, vegetarianos, veganos y macrobi¨®ticos, celiacos, intolerantes y al¨¦rgicos entre otros. Hay que estudiarse las etiquetas de los productos y hasta las cartas de los restaurantes vienen con al¨¦rgenos y pronto con las calor¨ªas de cada plato. El nivel de conocimiento genera en la sociedad un nivel alto de exigencia, los padres deben hacerlo no solo bien, sino muy bien. Est¨¢ la informaci¨®n, Internet tiene miles de blogs y sites dedicados al tema como para obviarlos.
?Seremos capaces de hacerlo de 10 con nuestro hijo en temas alimentarios?
Llegados a este punto, tendremos que responder a las preguntas pendientes: ?Dejaremos a la abuela campar a sus anchas? La respuesta es s¨ª, sin dudar. Para el ni?o ser¨¢ una experiencia de sabores nuevos y disfrutar¨¢ de la comida en grupo. No estar¨¢ obligado a sentirse diferente comiendo a parte (aceptamos el t¨®pico de abuela de pueblo que cocina bien o que por lo menos cocina). Los ingredientes pasan a un segundo plano, en verano, por ejemplo, se come menos, se bebe m¨¢s, los alimentos no generan tanta energ¨ªa como deber¨¢ ser luego durante el invierno, nuestra ocupaci¨®n m¨¢s que en los ingredientes deber¨¢ centrarse en la actividad.
Un ni?o mayorcito puede repetir tres platos que le gustan, comer¨¢ algo nuevo, aprender¨¢ sabores nuevos y, sobre todo, luego har¨¢ m¨¢s ejercicio para quemar calor¨ªas. La obesidad infantil no se debe a la cantidad de comida ingerida, sino a la no consumida despu¨¦s, el sedentarismo y la falta de ejercicio son el gran problema. Es importante fomentar la visita a la familia para nuevos lazos entre primos, amigos, vecinos y, si el lugar lo permite m¨¢s calle y menos sill¨®n.
En la playa, en casa de la abuela o en el extranjero lo m¨¢s importante no es lo que comer, sino lo que evitar. Hay que huir los zumos preparados, las bebidas azucaradas, la comida basura, el k¨¦tchup, bollo que generan en los cr¨ªos un exceso de azucares que son muy dif¨ªciles de quemar y que pueden contribuir a la obesidad, no solo por el producto en s¨ª, sino por el aprendizaje que supone para ellos. Vale que en un sitio de playa es dif¨ªcil comer bien y sano y se termina en el kebab o el burger, pero el perjuicio para los peques es grande porque les estamos diciendo que cualquier cosa vale, que lo importante es el consumo de diversi¨®n sin m¨¢s y olvidamos que est¨¢n aprendiendo de todo lo que hacemos.
En vacaciones o de fin de semana, retomemos lo mejor de los que nos precedieron. No vamos a salir de caza como los primitivos, pero se puede hacer una batida exploratoria con los peques en busca de un buen sitio para comer. E inspeccionar con cuidado el s¨²per y que aprendan a cazar productos de calidad y a pescar preguntando al pescadero. Visitaremos la cocina de la abuela para ayudarla a preparar lo capturado y prepararemos manteles y ¨²tiles para disfrutar en grupo de la sabidur¨ªa de los ancianos del lugar, mientras devoramos y comentamos las an¨¦cdotas de la batida.
Los d¨ªas libres con ni?os son un gran momento para el aprendizaje en familia, es un gran momento para aprovechar y aprender a comer, sin rigideces de horarios, ni de costumbres. Lo importante no es la cantidad, no es la rutina, lo importante es llenar su disco duro mental con experiencias nuevas para el futuro.
Jes¨²s Mart¨ªnez es pediatra, autor del libro y del blog El m¨¦dico de mi hij@ y director m¨¦dico de Mamicenter. Si quieres hacerle alguna consulta, escribe a mamasypapas@elpais.es
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