Fiebre, dolor de cabeza, mareo... ?No ser¨¢ un golpe de calor?
Dejar un rato al ni?o en el coche en verano es suficiente para que el cuerpo se sobrecaliente
La evoluci¨®n del ser humano desde los neandertales hasta hoy nos depara y nos deparar¨¢ grandes beneficios. Si bien nuestro cerebro es algo m¨¢s peque?o que el de aquel, est¨¢ m¨¢s desarrollado y entrenado para las actividades de nuestra ¨¦poca: ya no hay que cazar mamuts, ni dinosaurios (ya s¨¦ que no coincidieron en el tiempo, pero perm¨ªtanme la licencia) as¨ª que ni la fuerza ni las habilidades de supervivencia son tan necesarias.
Quiz¨¢s esto nos haya hecho mucho m¨¢s tecnol¨®gicos, m¨¢s listos, m¨¢s desarrollados. Pero algo hemos tenido que perder a cambio, algo de lo que ellos s¨ª dispon¨ªan. Veamos:
Es muy probable que la caza, su medio de vida, les hiciera n¨®madas, buscando por olfato o por huellas en suelo y arboleda cualquier cosa que pudiera ser abatible y cocinada. Ahora el tama?o de lo abatido tiene que ser reducido para que quepa en el microondas.
El hecho de buscar nuevos territorios les har¨ªa buscar lugares m¨¢s placenteros, ya s¨¦ que todav¨ªa no hab¨ªa empezado el cambio clim¨¢tico, pero alguna glaciaci¨®n o periodo intermedio les tocar¨ªa. Lo que es seguro es que no ir¨ªan en agosto desde Atapuerca a Gand¨ªa, Benidorm o cualquier otra playa de levante. M¨¢s bien los cavern¨ªcolas espa?oles buscar¨ªan en el norte al oso gallego para las chuletas o al pterod¨¢ctilo asturiano por comer algo parecido a las alitas de pollo.
A ning¨²n hombre primitivo se le ocurr¨ªa correr sin sentido de un sitio a otro y menos durante la can¨ªcula, no usaban calzoncillos, ni exist¨ªa Decathlon para comprar ropa deportiva, no hab¨ªa runners, reposaban, pintaban las paredes, contaban historias y esperaban la puesta de sol para salir sin morir abrasados. Cazaban al alba como Trillo reconquistaba Perejil.
Evidentemente, en aquel entonces no hab¨ªa Internet ni diario EL PA?S por lo que no pod¨ªan estar informados del tiempo que iba a hacer, ni de los avisos de la AEMET de los que ahora nosotros dependemos; luego ya hemos perdido algo, esa capacidad innata para predecir el fr¨ªo o del calor, instinto que hac¨ªa que protegieran correctamente a sus beb¨¦s poni¨¦ndolos a la sombra en el interior de la caverna y no los vistieran en el verano primitivo con pieles de Zara o El Corte Ingl¨¦s.
Nosotros evidentemente hemos perdido esas capacidades, por eso nos vamos a las playas del sur o de Levante, nos metemos en apartamentos sin aire acondicionado orientados a Poniente, jugamos en la playa a mediod¨ªa con los cr¨ªos mientras se recalienta el arroz en la paella del chiringuito, aguantamos atascos entre Torrevieja y sus alrededores, mosquitos tigre, medusas y vendedores de alfombras en la playa. Pap¨¢s y singles vigor¨¦xicos corren por el paseo a pleno sol, los mayores de 40 huyen de s¨ª mismos ataviados con su cinta en el pelo y su marcapasos marcando el b¨ªceps.
Por haber perdido y olvidado ese instinto b¨¢sico, ten¨¦is que aguantar mi art¨ªculo recordando que existe una enfermedad, un accidente, derivado de esta incongruencia, el golpe de calor. Es cuando el cuerpo se sobrecalienta por encima de los 40 grados y pierde la capacidad para autoenfriarse. No puede sudar y el cerebro se recalienta sufriendo e incluso coci¨¦ndose hasta la muerte. No olvid¨¦is que el cerebro est¨¢ encerrado dentro del cr¨¢neo y funciona como una olla a presi¨®n.
Un rato que dejemos al cr¨ªo dentro del coche en el aparcamiento, ¡°si solo he ido a pagar el ticket¡±, un tiempo de parque, unas carreras de esas que les gusta a los peques movi¨¦ndose de un lado para otro como pollo sin cabeza mientras t¨² sigues una l¨ªnea recta, atravesar una rotonda andando de esas que tanto les gusta ahora a los alcaldes o una plaza adornada con farolas o estatuas modernistas de hierro, muy bonitas o no, pero que no dan sombra. Son situaciones que en estos d¨ªas pueden hacer que nuestros hijos sufran una sensaci¨®n desagradable, con temperatura alta, fiebre, dolor de cabeza, piel seca sin sudor, mareos o delirios e incluso pueden aparecer convulsi¨®n y colapso.
Estos d¨ªas se ve con frecuencia en la consulta a ni?os con fiebre, dolor de cabeza y mareo. Son los primeros s¨ªntomas, el ni?o ha estado en su campamento urbano demasiado tiempo al sol o en la piscina demasiado tiempo jugando fuera porque ten¨ªa que esperar a hacer la digesti¨®n (no, no hace falta, leed mi art¨ªculo anterior). No es un virus, no es que haya cogido fr¨ªo, todo lo contrario, es un golpe de calor, como todo golpe los hay tipo bofetada y tipo pu?etazo; en este caso, si solo es una bofetada, lo solucionaremos bajando la temperatura del cr¨ªo y dando abundantes l¨ªquidos.
En los casos m¨¢s importantes es fundamental bajar r¨¢pidamente la temperatura en las primeras horas tras sufrir los s¨ªntomas, e incluso si el ni?o no se encuentra bien llamar al 112.
Para la pr¨®xima vez ir¨¢ con su gorra del Atleti que son las mejores, camiseta de Peppa Pig, beber¨¢ agua y se mantendr¨¢ en el interior de la caverna durante las horas centrales del d¨ªa como hac¨ªa su abuelo, el primitivo.
Jes¨²s Mart¨ªnez es pediatra, autor del libro y del blog El m¨¦dico de mi hij@ y director m¨¦dico de Mamicenter.
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