¡®Las normas de la casa de la sidra¡¯ | Directrices paternales

Gracias a estos Harry Paters dominicales, me han escrito decenas de primerizos felices de compartir conmigo su iniciaci¨®n paternal y sus momentos m¨¢s pat¨¦ticos. Muchos coincidimos en un mont¨®n de detallitos que nos ponen de los nervios, peores que la ley de Murphy.

As¨ª que aqu¨ª est¨¢n, reformulados como Las leyes del harrypaterismo

• Cuando hayas conseguido dormir al beb¨¦ y te desplaces por la casa con el sigilo de un maestro ninja con el m¨®vil en silencio, el diablo del Correo Comercial atacar¨¢ a traici¨®n con el timbre. O enviar¨¢ a un mensajero para otro vecino o a un guiri buscando un piso tur¨ªstico.
• Las visitas disfrutar¨¢n de tu beb¨¦ mientras est¨¦ tranquilo, hasta que lo despierten o lo exciten tanto que lo dejar¨¢n en modalidad Hulk y aprovechar¨¢n para esfumarse al momento. Por supuesto, comentando que el suyo s¨ª que se portaba bien porque segu¨ªa unas pautas.
• La basura y la papelera de pa?ales siempre estar¨¢n a rebosar justo cuando t¨² tengas en la mano el pa?al m¨¢s f¨¦tido.
• Toda la gente que espera el bus/metro y que te ha visto en la parada con el carrito bien visible (a¨²n no hay mantos elficos de invisibilidad para cochecitos), necesitar¨¢n entrar primero, como si fueran las rebajas del Corte Ingl¨¦s.
• Cuanto m¨¢s lleno vaya el bus y m¨¢s largo sea el trayecto, m¨¢s ganas de llorar tendr¨¢ la criatura. Y m¨¢s altos ser¨¢n los comentarios de ¡°estos padres de hoy no saben imponerse¡±.
• El autobusero siempre parar¨¢ delante de un ¨¢rbol, para que tengas que bajar el cochecito en ¨¢ngulos creativos.
• En el metro, los guiris, chavales pasotas y vagos en general renunciar¨¢n a las fabulosas y gratuitas escaleras mec¨¢nicas para provocar saturaci¨®n en el ascensor. Por supuesto, jam¨¢s te dejar¨¢n pasar antes con el carrito, y si pueden, machacar¨¢n el bot¨®n de cerrar las puertas para huir sin vosotros.
• Los buscadores de Pok¨¦mon Go, los amantes del WhatsApp y los cazadores de WiFi gratis avanzar¨¢n por la calle sin apartar la vista del m¨®vil y se convertir¨¢n en autos de choque humanos para tu cochecito.
• Todo desconocido que llame ¡°gorda¡± a tu criatura ser¨¢ mucho m¨¢s obeso que la media de la poblaci¨®n. Pero es de mala educaci¨®n contestar: ¡°?Pues anda que usted!¡±
• Cuando el beb¨¦ llore en el cochecito y t¨² lo cojas para calmarlo, aparecer¨¢ un coro griego que te escupir¨¢ con desprecio un ¡°as¨ª solo querr¨¢ brazos¡±. Y a veces rematar¨¢ con ¡°si llora es que tiene hambre¡±, como si t¨² no entendieras el idioma bebitero de tu criatura.
• Cuando m¨¢s cansado est¨¦s, m¨¢s escalones tendr¨¢n las tiendas donde tienes que ir.
• Cuando hayas escalado con el cochecito a pulso los escalones de la t¨ªpica tienda/franquicia, descubrir¨¢s que ten¨ªan otra entrada con rampa (eso s¨ª, muy escondida, para que no se gaste).
• El d¨ªa que m¨¢s lo necesites, tu parque infantil preferido habr¨¢ sido usado como pipic¨¢n o encuentro de botell¨®n la noche anterior. Si est¨¢ limpio, entonces le tocar¨¢ el sol de lleno.